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2568. El último discurso de Cayetano Redondo

Cayetano Redondo en Mundo Gráfico, 9 diciembre 1936 - AGA 


Cayetano Redondo Aceña, nombrado alcalde de Madrid el 8 de noviembre de 1936, tras la fuga de Pedro Rico a Valencia, ocupó el cargo hasta abril de 1937 y más tarde actuó como Comisario del IX Cuerpo del Ejército.

Tras más de año encarcelado en las prisiones de Baza, Jaén y Madrid, fue fusilado en el muro del Cementerio de la Almudena el 21 de mayo de 1940.  Su cuerpo, enterrado en una fosa común fue posteriormente trasladado y enterrado con el de José Gómez Osorio, el último Gobernador Civil de Madrid durante la República.

Transcribimos su último discurso pronunciado en Jaén el 10 de marzo de 1939 y publicado en el diario Sur cuatro días después.



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Camaradas combatientes:


En estas horas de crisis de la guerra, que deben ser de reflexión para todos los españoles, porque de nuestra conducta depende en gran parte el fallo que va a dictar el mundo civilizado ante el desenlace de la inmensa conmoción que ha sembrado de ruinas y de cadáveres las tierras de nuestra desdichada y querida España, quiero dirigiros unas palabras para fijar al actitud del Comisariado de este Cuerpo de Ejército, plenamente identificado con el mando militar, que ostenta nuestro camarada el Coronel Menoyo.

Frente a la actitud, a nuestro juicio equivocada, de los que ocupaban el poder presididos por el doctor Negrín, cuando ya no existía ni sombra de aquel Gobierno y estaban preparados los aviones y los barcos en que se disponían a alejarse de España los que obedecían tan sólo las órdenes de un poder extranjero y dictatorial, se hicieron cargo del poder legítimo de la República unos verdaderos patriotas, españoles ejemplares, que representan lo más noble y puro de nuestro Ejército, como el Coronel Casado y el General Miaja, maestros y guías del proletariado español; como nuestro ilustre camarada Julián Besteiro; luchadores íntegros del movimiento libertario y Jefes prestigiosos de nuestro Ejército Popular, entre los que se destaca el compañero Cipriano Mera, y representantes dignísimos del Frente Popular, con la sola excepción de los dirigentes del Partido Comunista.

Deshecho y desprestigiado el Gobierno del doctor Negrín, que no acertaba a vivir sino en un ambiente enrarecido por ilusiones engañosas, la verdad, por fin, se ha abierto paso y ha triunfado, como siempre, de la mentira.

Rechazamos toda tutela extranjera, llámese de Hitler, de Mussolini o de Stalin. Somos y queremos ser nada más, y nada menos, que españoles. Importa mucho a todos que haya paz y trabajo en España, que triunfen y preponderen las ideas de justicia, democracia, libertad y respeto a todos los ideales políticos y religiosos de los españoles. Que desarmemos los odios y limpiemos nuestros espíritus de todo afán envenenado de rencor y de venganza.

Ser hombre de ideales jamás puede ser un delito, sino un motivo de estimación y de respeto para todo aquel que sepa estimar y respetar los ideales de sus adversarios.

Os pedimos, camaradas combatientes, serenidad, disciplina y confianza en el Consejo Nacional de Defensa. Si la paz se concertase porque a uno y a otro lado de las trincheras se sintiera y amase a España por encima de todas las cosas, esta paz, la nuestra, la paz que busca el Consejo Nacional de Defensa, sería una paz digna y honrosa para todos los españoles.

Os pedimos también, camaradas, respeto para muchos y buenos compañeros que luchan a nuestro lado desde el principio de la guerra y que, aun llevando el mismo carnet, nada tienen que ver con los dirigentes que han huido al extranjero.

Ahora más que nunca necesitamos estar unidos todos los españoles que amamos a la República y a España.

Que nadie, entre nosotros, pueda sentir temor por su vida, aunque milite en el partido donde han surgido los chispazos de rebelión contra el Consejo Nacional de Defensa, que es ahora la suprema y legítima autoridad de la República. Seamos respetuosos y tolerantes con todos los compañeros y formemos un bloque indestructible de leales a la República, hasta lograr que el mundo reconozca la justicia de nuestra causa y podamos arrojar de España a los invasores extranjeros que se esfuerzan por convertir nuestra patria en una colonia sometida al fascismo alemán e italiano.

Son los Comisarios quienes en estos momentos decisivos tienen que desplegar la mayor actividad y entusiasmo en la tarea de infundir las virtudes de disciplina y confianza hacia el Consejo Nacional de Defensa y de mantener relaciones de fraternidad y respeto entre todos los combatientes del Ejército Popular, cualquiera que sea su ideología sindical o política, siempre que continúen siendo defensores leales de la República.

Camaradas: todos unidos para luchar frente al enemigo extranjero hasta lograr la Independencia de nuestra Patria

¡Viva la República! ¡Viva España!










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