Excmo.
Sr.
En
estos momentos de creciente confusión política, los que suscriben, creen su
deber dirigirse públicamente a V.E. para tratar de contribuir, intentando un
diálogo nacional, a la necesaria orientación de todos: gobernantes y
gobernados.
Partiendo
de la declaración oficial en la que, el nuevo Gobierno, después de proclamar su
propósito de vitalizar el orden institucional configurado por la Ley Orgánica
del Estado, hizo hincapié en que España pertenece al mundo occidental, estiman
conveniente expresar su convencimiento de que esta segunda afirmación nada
significaría si el propósito vitalizador anunciado al principio no se tradujese
en una política plenamente acorde con todo aquello que la condición occidental
de España implica y requiere.
Creen
sinceramente que no deberían producirse hechos como el Referéndum de 1966,
celebrado sin que los discrepantes pudieran razonar públicamente sus puntos de
vista –aunque así se solicitó por escrito al Gobierno de entonces–, o como la
reciente designación de sucesor del Jefe del Estado, en que se ha querido
establecer una fórmula jurídico-política sin apoyo en la realidad histórica y
sin un genuino refrendo democrático.
Para
que no se desvanezca el sentido que las manifestaciones del nuevo Gobierno
parecen tener, convendrá que se promueva por él, desde ahora y resueltamente,
una clara e inequívoca evolución orientadora a reducir, lo antes posible, las
distancias que separan a España del mundo a que pertenece, no sólo en el orden
económico y social, sino también en el político. Su acción vitalizadora debería
traducirse en una rápida adaptación de nuestra vida nacional a los principios e
instituciones del actual Derecho público europeo, a las Declaraciones y
resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas, y a la doctrina de la Iglesia
Católica que, según el artículo 2.º de la Ley de Principios del Movimiento
Nacional, debe inspirar nuestra legislación.
Por
todo ello y para que se dé principio a esa adaptación, los abajo firmantes
piden a V. E. y al Gobierno en pleno:
1.º
Que, mediante las disposiciones legales que correspondan, se reconozca y
respete el derecho de los trabajadores a crear un sindicalismo plenamente
autónomo y representativo en todos los niveles, y el de los empresarios a
fundar sus asociaciones con igual libertad; tal como lo vienen reclamando los
interesados, como es básico en el sindicalismo y el pluralismo político
democráticos, y conforme ha sido recomendado, tanto por la O.I.T. en su
reciente informe –emitido a instancia del Gobierno anterior–, como por el
Episcopado español en sus declaraciones formuladas al respecto.
2.º
Que, del mismo modo, se reconozca y respete el derecho de asociación política
que, en el Mundo occidental se traduce en la existencia de diversos partidos
políticos y en su legalización mediante normas que eviten su proliferación
inoperante. En consecuencia, debería devolverse y no ser promulgado el Proyecto
de Estatuto de Asociaciones elaborado por el Consejo Nacional del Movimiento
–ya que dichas entidades, tal como el Proyecto las estructura, constituirían un
ineficaz remedo de los partidos políticos–, y dictarse las consiguientes
disposiciones legales que regulen el funcionamiento de éstos con respeto del
auténtico derecho de asociación política.
3.º
Que para contribuir a la verdadera pacificación nacional, se conceda una amplia
amnistía para los condenados o inculpados por motivos sociales y políticos.
4.º
Que, hecho realidad lo hasta aquí interesado, se revise democráticamente el
Plan de Desarrollo Económico y Social, con intervención de esas entidades
representativas de los trabajadores, de los empresarios y de la opinión pública
en general.
5.º
Que el propósito, anunciado por el Gobierno, de inspirar sus relaciones con la
Iglesia «en el doble aspecto de independencia recíproca y positiva cooperación
al servicio del pueblo español», se lleve a la práctica lo antes posible con la
reforma del actual Concordato.
6.º
Que en cumplimiento de la «política de información diáfana» que el nuevo
Gobierno «piensa practicar con el fin de que la opinión pública pueda juzgar de
su gestión y manifestar sus puntos de vista», se facilite –por de pronto de
hecho y después por Ley–, como en las democracias occidentales, la labor de los
representantes de la prensa y demás medios de difusión, para que ellos puedan
informar directa y completamente acerca de cuantos asuntos, relacionados con la
gobernación del país, interesan a todos los españoles –como los que se tramitan
y discuten en el Palacio de las Cortes por las diversas Comisiones, sin
exceptuar la creada para el caso Matesa–, y se den las necesarias instrucciones
a fin de que el presente escrito y sus firmas sean leídos en la TV. y Radio
Nacional.
Los
españoles tenemos derecho a la consideración que implican estas pocas
peticiones. Ningún mal congénito nos incapacita para participar auténticamente
en el gobierno de la cosa pública, como lo hacen otros pueblos europeos ni más
ni menos violentos que nosotros.
Una
trágica guerra entre hermanos no justifica que, al cabo de treinta años, tras
la reconstrucción material y el desarrollo subsiguiente, sigamos siendo
tratados políticamente como menores de edad.
La
democracia será en España, como en los pueblos de nuestro Continente que la
practican, el factor decisivo para el control de los actos de los gobernantes,
el progreso y la estabilidad del país. Y además nos abrirá las puertas a una
progresiva integración en la Comunidad europea.
Quienes
firman este escrito, proclaman ante V.E. su resuelta voluntad de cooperación a
cuanto verdaderamente conduzca a la pacífica convivencia democrática de los
españoles.
23 de diciembre de 1969
Publicado en Ibérica por la libertad, 15 de enero de 1970
Relación de firmantes
Mariano
Aguilar Navarro
José
Alonso Pérez
Luis
Altable
Pedro
Altares
Oscar
Alzaga
José
Domingo de Arana
Miguel
Areilza
Germán
de Argumosa
Juan
Artal
Fernando
Baeza
Juan
María Bandrés Molet
Jesús
Barros de Lis
Fernando
de Belda
Oscar
Bernat
Miguel
Boyer
Pedro
Calvo Hernando
Jacinto
Candelas
Pablo Cantó
Gregorio
Carrión
José
Federico Carvajal
Pablo
Castellano
José
María Castillo
Miguel
Cid Cebrián
Eduardo
Cierco
Francisco
Cobos
Rafael
Conte
Carlos
Corbacho
Antonio
Córdoba
José
Cortés
Jaime
Cortezo
Ramón
Cheves
Fernando Chueca
José
Doldán
José
Luis de Echegaray
Javier
Echeverría Arrue
Ramón
de Eguía
Juan
M. Encio Cortazar
Luis
Esteban Goicoechea
Jesús
Fernández Puelles
Armando
Fluviá Escorsa
Francisco
Francisco Prunes
Donato
Fuejo
M.ª
Cruz Galparsoro Ormazábal
José
Gallo Pérez
Paulino
Garagorri
Eduardo
García Enterría
Jaime
García de Vinuesa
Luis
Gómez Llorent
Juan
González Cebrián
Fernando
González-Doria
Matías
González-García
José
María González Torga
Ángel
Gracia Oliveros
Eduardo
Gualba
Rafael
Herrera
Manuel
Iglesias
Isidro
Infant.
Manuel
Jiménez de Parga
Juan
Manuel Kindelan
Enrique
Lafuente Ferrari
Pedro Laín
Entralgo
Marcelino
Lobato
José Luis López
Aranguren
Ángel
López-Montero Juárez
Leopoldo
Lovelace Romero
Francisco
Lozano Ramírez
Pablo
Lucas Verdú
Francisco
de Luis
Joaquín
Maldonado
José
Antonio Maravall
Juan
Marco
Julián Marías
Santos
Martín de Diego
Emilio
Meneses de Orozco
Carlos
Mestre
José
Luis Milá Sagnier
Jaime
Miralles
Juan
Mollá
Pedro
Montserrat Costa
Roberto
Moroder
Raúl
Morodo
Carlos
Moya
José
Ignacio Mújica Brunat
José
Mújica Mújica
Javier Muguerza
Mariano
Muñoz Ramallo
Pedro
Muñoz Seca
Enrique
Nacher
Ángel
Nombela
Emilio
Novoa
Juan
B. Ortega
Guillermo
Pabón
Santos
de Pagadigorría
Eduardo
Pardo Reina
Gregorio
Peces-Barba Martínez
Ángel
Pérez Carballo
Alfonso
Pérez Moral
Mariano
de Pineda y Díaz-Agero
Vicente
de Piniés
Leonardo
Prieto Castro
Carlos
Revilla
José
Manuel Rey Pichel
José
María Riaza Ballesteros
Tomás
Richart
Juan
Antonio Riviero
Mariano
Robles
Jesús
Rodríguez Conde
Luis
Rosales
Enrique Ruiz
García
Joaquín
Ruiz-Giménez
Juan
Salabert
José
Antonio San Martín Páramo
Joaquín
Satrústegui
Eduardo
Soler Fisac
Ángel
Sopeña Ibáñez
Ramón
Tamames
Enrique Tierno
Galván
Leopoldo
Torres Boursault
José
Tortosa Calbis
Rodrigo
Uría
Joaquín
Van den Brule
José
María Vázquez
Fernando
Vicente Aroche
José
Vidal-Beneyto
Manuel
Villar Arregui
Antonio
Villar Masso
José
María Villar Romero
Julián
Zabala
Pedro
Zarco
Carlos
Zayas
Juan
Antonio Zulueta
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