Manuel Navarro
Ballesteros, periodista, director de Frente Rojo y de Mundo Obrero, fue fusilado
el 1 de mayo de 1940 en las tapias del cementerio de La Almudena de Madrid.
Los periódicos de la
zona invadida han publicado algunos comentarios a la constitución de un llamado
Gobierno franquista. Es muy interesante conocer lo que se les ha ocurrido a
estos mercenarios de la pluma en tan señalada ocasión.
HERALDO DE ARAGÓN, ha escrito
estas significativas palabras: “Si la opinión pública hubiera sido consultada
para la constitución del Gobierno, si se hubiera utilizado un método tan
inoportuno, es posible que no hubiera salido ningún Gabinete”.
¡Son sabios los plumíferos de
ZARAGOZA! Se los puede llamar traidores, criados de los invasores,
profesionales de la baja alabanza a todas las tiranías, etc, etc. Pero en este
caso hay que reconocer que son sinceros.
¿Consultar al pueblo para formar
un Gobierno? Eso no sería simplemente inoportuno, sino estúpido y, sobre todo,
suicida. ¿Qué iba a decir lo que ellos llaman la opinión? ¿Qué iban a decir los
trabajadores perseguidos, condenados al hambre, aherrojados, apaleados por la
Guardia Civil y tratados a puntapiés por Italianos y Alemanes? ¿Qué iban a
decir esas mujeres enlutadas que pueblan la zona fascista? ¿Qué iban a decir
las viudas de los fusilados, las madres de los asesinados en montón, las
hermanas, hermanos y padres de los muertos por los asesinos de FALANGE,
Requetés, Regulares y otros extranjeros? ¿Qué dirían los modestos productores,
sobre los que recaen las cargas de una guerra contra la patria, de una guerra
de ITALIA y ALEMANIA contra ESPAÑA? ¿Qué dirían los campesinos esquilmados,
robados por toda clase de aventureros, sangrados a impuestos, cercenados por el
vendaval de la guerra que ellos han generado?
Naturalmente. No hay por qué caer
en ese absurdo de la democracia, no hay por qué consultar al pueblo. De eso
saben mucho los amos de FRANCO. MUSSOLINI en ITALIA y HITLER en ALEMANIA no
consultan con la opinión, no cuentan con el pueblo. Si acaso se acuerdan de él,
es para exprimirlo como un limón, para matarle sus mejores hijos, para
encarcelarlo, torturarlo y aumentar su hambre de pan y de justicia. Allí, en el
otro lado, no se consulta al pueblo. Y de ello se alaban.
En cambio, nosotros, en la ESPAÑA
leal, no tenemos porque temer a la opinión del pueblo. Su contacto nos da
fuerza. Su voz nos anima a proseguir la lucha hasta la victoria de la causa
sagrada que defendemos. La República democrática es, ante todo y sobre todo, un
régimen popular. Aquí con nosotros está el pueblo. Allí con ellos, está un
grupo de verdugos y traidores, y por encima de ellos, Italianos y Alemanes.
Nosotros, nuestro Gobierno,
nuestro régimen si consulta al pueblo. Y de ello se enorgullece. Hacer lo
contrario de lo que los fascistas hacen es en este caso lo justo.
Pero aún cuando no ha sido
consultada la opinión para formar ese Gobierno de asesinos, los periódicos
fascistas recogen a su manera el descontento de esa opinión. El citado diario
Aragonés escribe: “Apenas fue publicada la lista del nuevo Gobierno, cuando el
inmenso ejército de los descontentos comenzó su trabajo de disgregación.” Se
reconoce que existe un inmenso ejército de descontentos. No está mal que ellos
lo digan. Otro diario faccioso ha descubierto la piedra filosofal para acallar
a los descontentos. “UNIDAD” de SAN SEBASTIÁN, ha dicho: “En tanto que nosotros
no hayamos alcanzado nuestros objetivos…, SILENCIO COMPLETO.” Ya tienen la
fórmula. Silencio. Silencio completo.
No es preciso explicar por qué
quieren ellos el silencio. Les molesta el ruido de las protestas.
Nosotros, propagamos nuestras
ideas, exponemos al aire de una crítica justa nuestros procedimientos.
Propagamos la bondad de nuestra causa. Porque no tenemos miedo a los
descontentos, toda vez que los únicos descontentos de la ESPAÑA leal no pueden
ser otros que los aliados del enemigo. El silencio que nos aísla del pueblo no
nos conviene.
Manuel Navarro Ballesteros
El Sol, 15 de marzo de 1938
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