Soldados lavando ropa en un frente de Valencia en 1937 |
Para el hombre
saludable y sin vicios, el trabajo es una fiesta. Los huesos gozan girando
sobre sus goznes y la carne con fuerza, y la piel, se dilata hermosa en los
movimientos de la faena. Aquel que no trabaja no sabe lo que es el descanso
puro. Aquel que rehúye el contacto de la herramienta no ve lucir sus manos en
la luz. Los dedos dedos y amarillentos del ocio me repugnan, y procuro eclipsarlos
con una manifestación de dedos hechos al trato de las barbecheras. Cuerpos armoniosos
como árboles son los cuerpos trabajadores. No existe más hermosa fiesta de sangre
y armonía que la del trabajo.
En mayo ocupa el
trabajo su mediodía. Por eso los jornaleros aprovechan su fecha primera
para festejarle. El azadón pone más hiriente su quijada y canta con más
pasión el yunque. Los aposentos donde el hombre y la mujer acostumbran a amarse son
casi fragorosos. El amor también es trabajo. Mayo es un taller de mujeres y hombres,
raíces y animales que resuenan de un modo musical amando y trabajando. La mujer
anhela durante este mes, como nunca, ser madre y la tierra es doblemente materna.
A las puertas de mayo hay una escritura luminosa que dice: FECUNDIDAD.
Todo, unido al
estruendo de la guerra, hace de este mayo una sonora esfera, espumosa de
venas, balas, flores. España aparece bajo un brillo ansioso de laboriosidad. Se
presiente la voz de la cigarra. Da la viña su primer perfume y enlaza frenéticamente
sus brotes con unas y otras. Este mayo hispano es como una explosión de
huertos, fusiles y vientres floridos.
Dicen que la
mala hierba no muere jamás: lo creo. Pero se la puede aplastar, que no
retoñe, que no crezca. Los malos jaramagos que se apoderan de los trigos, los tizones
mezquinos, son extirpados por los escardadores, y las espigas llegan hasta donde
merecen llegar.
Siempre han
abundado en mayo las pendencias y las violentas muertes. Este mayo, mientras
la pólvora exige fuego con más ansia que en los demás meses, va, tal vez,
a decidir la victoria del pueblo, que lucha como las espigas paneras contra el fascismo
de malos jaramagos y tizones.
Miguel Hernández
Frente Sur
(Jaén), 18 de abril de 1937
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