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Después
de una huelga de casi dos meses, su fervor antifascista les anima a blindar
camiones en dos horas, acudir a los puestos de lucha y salir a pescar para
atender a las necesidades urgentes.
Cada día que pasa salen a la luz nuevos episodios, por humildes más destacables, de esta comunión de lucha ciudadana contra la revolución militar. Episodios callados, humildes, de gentes que nunca pensaron, al ofrecer su esfuerzo, en si habría de ser conocido o sí les podría reportar algún mérito para hacerlo valer más adelante.
Quizá haya de hacerse a su tiempo la historia de estos esfuerzos menudos, por anónimos más estimables; y entonces, será ocasión de rendir justicia a unos bravos y sufridos trabajadores, que en situación excepcional, como ningunos otros en Guipúzcoa, han sabido dar de lado sus preocupaciones y desesperada posición económica para derrochar su entusiasmo en pro de la causa de la Justicia y legalidad republicanas.
Nos referimos a los pescadores de Trincherpe. De populoso barrio pasaitarra salieron los primeros camiones blindados que circularon por las carreteras próximas a la capital. Camiones de una construcción improvisada y rudimentaria en grado sumo, pero que, poco a poco, según avanzaban las horas, eran superados constantemente hasta acusar un plausible mejoramiento duplicador de su eficacia ofensiva y defensiva.
Salud, camarada
No son los actuales momentos para perder el tiempo. Cada uno ha de permanecer en su puesto y rendir una misión rápida y eficiente.
Por eso, cuando expusímos nuestro deseo de acudir a Trincherpe para hacer una información sobre la aportación valiosísima de la gente pescadora a la causa republicana, pronto se puso un coche a nuestra disposición para facilitarnos la labor informativa.
La marcha no ofrece novedad hasta Ategorrieta. Al llegar al reloj, los milicianos de guardia obligan a detener el coche. Ha de mostrarse el permiso de circulación fechado en el día. Se hace.
Poco más adelante, en la clínica de San Ignacio, nueva detención.
El guardia popular hace una señal de amistad por la ventanilla y deja pase franco diciendo:
—Salud, camarada.
Otra parada obligatoria en el alto de Vinagre.
Nuevo frenazo en la bifurcación de Bidebieta y todavía otro en el camino del Tiro Nacional.
Entusiasmo común
Nos detenemos en "Avance Marino", organización afecta a la C.N.T. y que agrupa a unos mil obreros que viven de la industria del mar y sus derivados. Estos hombres, juntamente con unos setecientos que pertenecen al Sindicato La Unión, dependiente de la U.G.T., y unos cuatrocientos de Solidarios Vascos, están en huelga desde el día 5 de junio. La famosa huelga de Pasajes. Tal vez, si la memoria de ustedes es fuerte, recuerden su iniciación. Y las noticias de los primeros días: La huelga de Pasajes sigue en el mismo estado. En el mismo estado que hoy, al cabo casi de dos meses de estar amarrados los barcos.
Pues bien, esta gente, con la bolsa exhausta al cabo de una lucha tan prolongada, privados de lo más indispensable para su subsistencia, no han titubeado un momento cuando hubo necesidad de aportar el esfuerzo común.
El primer camión que se blindó en Trincherpe fué uno de Lerchundi que llegó a Pasajes con ganado. En cuanto lo descargó, los pescadores pusieron manos a la obra y en el taller de Torrea y Vergara, le colocaron unas chapas de la forma más rudimentaria, sin que en el trabajo intervinieran apenas metalúrgicos avezados en la faena.
Siguió a este coche un camión de la Compañía de Maderas, blindado en Casa Lasa, también por maquinistas, fogoneros, pescadores y algún que otro obrero del hierro.
En pocas horas se habilitaron seis camiones más a los que siguieron otros, que todo hemos visto circular por las calles y cubrir puestos de vanguardia donde era necesaria su presencia.
Ahora, ya prácticos en esta especialidad, se procede al blindaje de un camión de nueve toneladas destinado a la artillería y al que se han colocado chapas dobles, previamente probadas con disparos de diferentes calibres. Un trabajo concienzudo y de eficacia, que hace sonreír a los que recuerdan cómo salió del taller el primer camión. Si bien ha de consignarse en justicia el tiempo empleado en hacerlo. Dos horas que, dada la nerviosidad y alarma de los primeros instantes, parecieron dos siglos a los que pugnaban por montar en el coche y salir en él a defender la República ofrendando su vida si era necesario.
Entusiasmo
Esta sufrida gente de mar ha sido la primera que se ha puesto en plan de lucha. Acudieron a la capital en cuanto tuvieron noticia de que su presencia era necesaria. Hicieron otros trabajos de metalurgia a los que no se habían dedicado nunca. Y ahora tienen varios cientos de compañeros con las columnas que operan en las zonas guipuzcoanas de lucha.
Por otra parte, dos parejas de pesca salen a la mar con objeto de procurar pescado para los hospitales de sangre y enfermos, así como para los compañeros que lo necesiten.
Otros dos turnos de treinta hombres trabajan en los barcos de la "Pysbe" descargando el bacalao almacenado en las bodegas y que por la huelga de esta factoría no pudo ser descargado a tiempo. Bacalao necesario para el abastecimiento de la provincia.
Así son estos pescadores. Dos meses de huelga no han agotado sus energías, sino que, al contrario, sacando fuerzas en momentos que otros ya hubieran perdido toda vitalidad, contribuyen con una voluntad sin límites y un entusiasmo que algún día habrá de tenerse en cuenta a esta vibrante defensa del régimen y de las conquistas proletarias contra sus enemigos de siempre.
Soldados en filas
Cuando nos facilitan estos datos en la Secretaría de Avance Marino, interrumpe nuestra conversación la llegada de dos hombres. Vienen con evidentes muestras de fatiga y traen cada uno un fusil. Sin apenas cambiar más que el saludo, entran en materia con parquedad de frase:
—Estamos luchando unos cuarenta hombres en las proximidades del cementerio de Rentería y venimos por municiones.
Mientras varios compañeros salen por ella, otros dan unas friegas en la pierna a uno de los llegados, que se queja de agudos dolores.
Pronto traen dos sacos. Los milicianos, después de despedirse de sus compañeros, marchan nuevamente.
—¿Qué peso tienen esos sacos?—preguntamos.
—Irán unos cincuenta kilos. Pero si necesitasen muchísimos más los tendrían al momento.
Final
La información está hecha. El teléfono de Avance Marino, como el de todas las organizaciones durante estos días de movimiento intenso, no cesa de funcionar.
Avance Marino, La Unión y Solidarios Vascos, han rivalizado en cuantos trabajos y funciones les encomiendan, o de propia iniciativa emprenden para aplastar la intentona fascista.
Hemos visto de cerca su altísima moral y su elevado espíritu de sacrificio después de lo castigado de su economía doméstica. Si se les hurga un poco, quizá musiten una leve queja por el abandono en que les tiene la capital.
Por el contrario, creemos que ni la capital ni la provincia pueden tener queja de los pescadores de Trincherpe.
Frente Popular, 1 de Agosto de 1936
Cada día que pasa salen a la luz nuevos episodios, por humildes más destacables, de esta comunión de lucha ciudadana contra la revolución militar. Episodios callados, humildes, de gentes que nunca pensaron, al ofrecer su esfuerzo, en si habría de ser conocido o sí les podría reportar algún mérito para hacerlo valer más adelante.
Quizá haya de hacerse a su tiempo la historia de estos esfuerzos menudos, por anónimos más estimables; y entonces, será ocasión de rendir justicia a unos bravos y sufridos trabajadores, que en situación excepcional, como ningunos otros en Guipúzcoa, han sabido dar de lado sus preocupaciones y desesperada posición económica para derrochar su entusiasmo en pro de la causa de la Justicia y legalidad republicanas.
Nos referimos a los pescadores de Trincherpe. De populoso barrio pasaitarra salieron los primeros camiones blindados que circularon por las carreteras próximas a la capital. Camiones de una construcción improvisada y rudimentaria en grado sumo, pero que, poco a poco, según avanzaban las horas, eran superados constantemente hasta acusar un plausible mejoramiento duplicador de su eficacia ofensiva y defensiva.
Salud, camarada
No son los actuales momentos para perder el tiempo. Cada uno ha de permanecer en su puesto y rendir una misión rápida y eficiente.
Por eso, cuando expusímos nuestro deseo de acudir a Trincherpe para hacer una información sobre la aportación valiosísima de la gente pescadora a la causa republicana, pronto se puso un coche a nuestra disposición para facilitarnos la labor informativa.
La marcha no ofrece novedad hasta Ategorrieta. Al llegar al reloj, los milicianos de guardia obligan a detener el coche. Ha de mostrarse el permiso de circulación fechado en el día. Se hace.
Poco más adelante, en la clínica de San Ignacio, nueva detención.
El guardia popular hace una señal de amistad por la ventanilla y deja pase franco diciendo:
—Salud, camarada.
Otra parada obligatoria en el alto de Vinagre.
Nuevo frenazo en la bifurcación de Bidebieta y todavía otro en el camino del Tiro Nacional.
Entusiasmo común
Nos detenemos en "Avance Marino", organización afecta a la C.N.T. y que agrupa a unos mil obreros que viven de la industria del mar y sus derivados. Estos hombres, juntamente con unos setecientos que pertenecen al Sindicato La Unión, dependiente de la U.G.T., y unos cuatrocientos de Solidarios Vascos, están en huelga desde el día 5 de junio. La famosa huelga de Pasajes. Tal vez, si la memoria de ustedes es fuerte, recuerden su iniciación. Y las noticias de los primeros días: La huelga de Pasajes sigue en el mismo estado. En el mismo estado que hoy, al cabo casi de dos meses de estar amarrados los barcos.
Pues bien, esta gente, con la bolsa exhausta al cabo de una lucha tan prolongada, privados de lo más indispensable para su subsistencia, no han titubeado un momento cuando hubo necesidad de aportar el esfuerzo común.
El primer camión que se blindó en Trincherpe fué uno de Lerchundi que llegó a Pasajes con ganado. En cuanto lo descargó, los pescadores pusieron manos a la obra y en el taller de Torrea y Vergara, le colocaron unas chapas de la forma más rudimentaria, sin que en el trabajo intervinieran apenas metalúrgicos avezados en la faena.
Siguió a este coche un camión de la Compañía de Maderas, blindado en Casa Lasa, también por maquinistas, fogoneros, pescadores y algún que otro obrero del hierro.
En pocas horas se habilitaron seis camiones más a los que siguieron otros, que todo hemos visto circular por las calles y cubrir puestos de vanguardia donde era necesaria su presencia.
Ahora, ya prácticos en esta especialidad, se procede al blindaje de un camión de nueve toneladas destinado a la artillería y al que se han colocado chapas dobles, previamente probadas con disparos de diferentes calibres. Un trabajo concienzudo y de eficacia, que hace sonreír a los que recuerdan cómo salió del taller el primer camión. Si bien ha de consignarse en justicia el tiempo empleado en hacerlo. Dos horas que, dada la nerviosidad y alarma de los primeros instantes, parecieron dos siglos a los que pugnaban por montar en el coche y salir en él a defender la República ofrendando su vida si era necesario.
Entusiasmo
Esta sufrida gente de mar ha sido la primera que se ha puesto en plan de lucha. Acudieron a la capital en cuanto tuvieron noticia de que su presencia era necesaria. Hicieron otros trabajos de metalurgia a los que no se habían dedicado nunca. Y ahora tienen varios cientos de compañeros con las columnas que operan en las zonas guipuzcoanas de lucha.
Por otra parte, dos parejas de pesca salen a la mar con objeto de procurar pescado para los hospitales de sangre y enfermos, así como para los compañeros que lo necesiten.
Otros dos turnos de treinta hombres trabajan en los barcos de la "Pysbe" descargando el bacalao almacenado en las bodegas y que por la huelga de esta factoría no pudo ser descargado a tiempo. Bacalao necesario para el abastecimiento de la provincia.
Así son estos pescadores. Dos meses de huelga no han agotado sus energías, sino que, al contrario, sacando fuerzas en momentos que otros ya hubieran perdido toda vitalidad, contribuyen con una voluntad sin límites y un entusiasmo que algún día habrá de tenerse en cuenta a esta vibrante defensa del régimen y de las conquistas proletarias contra sus enemigos de siempre.
Soldados en filas
Cuando nos facilitan estos datos en la Secretaría de Avance Marino, interrumpe nuestra conversación la llegada de dos hombres. Vienen con evidentes muestras de fatiga y traen cada uno un fusil. Sin apenas cambiar más que el saludo, entran en materia con parquedad de frase:
—Estamos luchando unos cuarenta hombres en las proximidades del cementerio de Rentería y venimos por municiones.
Mientras varios compañeros salen por ella, otros dan unas friegas en la pierna a uno de los llegados, que se queja de agudos dolores.
Pronto traen dos sacos. Los milicianos, después de despedirse de sus compañeros, marchan nuevamente.
—¿Qué peso tienen esos sacos?—preguntamos.
—Irán unos cincuenta kilos. Pero si necesitasen muchísimos más los tendrían al momento.
Final
La información está hecha. El teléfono de Avance Marino, como el de todas las organizaciones durante estos días de movimiento intenso, no cesa de funcionar.
Avance Marino, La Unión y Solidarios Vascos, han rivalizado en cuantos trabajos y funciones les encomiendan, o de propia iniciativa emprenden para aplastar la intentona fascista.
Hemos visto de cerca su altísima moral y su elevado espíritu de sacrificio después de lo castigado de su economía doméstica. Si se les hurga un poco, quizá musiten una leve queja por el abandono en que les tiene la capital.
Por el contrario, creemos que ni la capital ni la provincia pueden tener queja de los pescadores de Trincherpe.
Frente Popular, 1 de Agosto de 1936
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