Desde que el alba quiso ser
alba, toda eres
madre. Quiso la luna
profundamente llena.
En tu dolor lunar he visto dos
mujeres,
y un removido abismo bajo una
luz serena.
¡Qué olor de madreselva
desgarrada y hendida!
¡Qué exaltación de labios y
honduras generosas!
Bajo las huecas ropas aleteó la
vida,
y sintieron vivas bruscamente
las cosas.
Eres más clara. Eres más
tierna. Eres más suave.
Ardes y te consumes con más
recogimiento.
El nuevo amor te inspira la
levedad del ave
y ocupa los caminos pausados de
tu aliento.
Ríe, porque eres una madre con
luna. Así lo expresa
tu palidez rendida de recorrer
lo rojo;
y ese cerezo exhausto que en tu
corazón pesa,
y el ascua repentina que te
agiganta el ojo.
Ríe, que todo ríe: que todo es
madre leve.
Profundidad del mundo sobre el
que te has quedado sumiéndote y
ahondándote mientras la luna
mueve,
igual que tú, su hermosa cabeza
hacia otro lado.
Nunca tan parecida tu frente al
primer cielo.
Todo lo abres, todo lo alegras,
madre, aurora.
Vienen rodando el hijo y el
sol. Arcos de anhelo
te impulsan. Eres madre.
Sonríe. Ríe. Llora.
Miguel Hernández, Poemas últimos
Bellísimo poema del gran Miguel Hernández.
ResponderEliminarHermoso...!!