Lo Último

3387. Primero de Mayo




I

No hay descanso ni paz en esta tierra, 
ni en esta marga calle señalada, 
en estos corazones. 
A vosotros, canteros y pastores, 
obreros de Paris, de Londres y del mundo:
¡No hay descanso ni paz en esta tierra!

II

Hombres, trabajadores lo mismo que vosotros, 
con yuntas de bueyes iguales que los vuestros. 
Con tornos parecidos también de polvo y de romero, 
por el mismo cielo común y parecidas fábricas, 
caminan y trabajan infatigablemente. 

III

Sombres, trabajadores lo mismo que vosotros, 
con hijos tan hermosos 
y sábanas tan pobres en lechos parecidos, 
y tierno pan, tan oloroso como el vuestro, 
pelean y triunfan al pie de los olivos, 
en los trigales rubios, 
sobre la nieve vieja que duerme entre los pinos. 
Bajo un cielo varón, hombres varones, 
fuertes y alegres como lo sois vosotros, 
dejan en el olvido 
el incendio de sus dormitorios y abuelos mutilados. 
¡No hay descanso ni pan en esta tierra 
que paro siempre ha de llamarse España!
Porque somos, hemos de ser, las únicos propietarios del día,
dueños de las ciudades y verdaderos amos de los campos.

IV

Los hombres de las minas. 
Los que trabajan en ganados y montas. 
Los que hacen el pan y los que lo cultivan. 
Los poetas, herreros, leñadores, 
el nombre guardan, y la sangre del pueblo 
en la quemada tierra de las avanzadillas,
en los talleres

V

¡No hay descanso ni pan en esta tierra!
Solo hay flores que viven en tinajas quemadas. 
Castas que terminó la Artillería. 
Hombres que no descansan, 
despiertos siempre, como están los castaños 
hasta que la victoria da los frutos.


Madrid, primero de Mayo de 1937

Lorenzo Varela






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