Armas y material incautados a los rebeldes en el Cuartel de la Montaña. Madrid, 20 de julio de 1936 |
Recordad bien: era julio
y era noche de verano.
Por las calles, asfaltadas
de golfas y de noctámbulos,
iban y venían hombres
con los trajes de
trabajo,
hechas fiebre las
miradas,
hechos carrera los pasos.
¿Hacia dónde tan de tarde
van los que madrugan tanto?
Recordad bien: era julio...
y era noche de verano.
Por la Corredera Baja,
Tudescos y el
Desengaño,
a la calle de La Luna,
do estaban los sindicatos,
con violencia de torrente
caminaba río humano.
¡Armas!, pedían, nerviosos.
¡Armas!, pedían airados.
¡Armas!, para sujetar
a los canallas del fascio.
Como no les daban armas,
a la lucha se lanzaron,
la mitad medio desnudos,
la mitad medio descalzos,
y al amanecer el día
comenzaron el asalto.
¡El Cuartel de la Montaña
se entregó a los Sindicatos!
Recordad bien. Era julio
y era noche de verano.
Luchaban los hombre libres.
Los hombres libres ganaron.
Antonio Agraz
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