La mañana del 17 de julio de
2006, el periódico El País amanecía con una
esquela a media página. Recordaba al pamplonés Virgilio Leret Ruiz, fallecido
setenta años antes, y la había pagado su hija, Carlota Leret O"Neill. Este
gesto comenzó la llamada "guerra de las esquelas" en la que familiares
de víctimas de la Guerra Civil española quisieron honrar a sus desaparecidos.
Rescató también del olvido a
su protagonista y fue el germen del documental: Virgilio
Leret, El Caballero del Azul, dirigido por el pamplonés Mikel
Donazar Jaunsaras.
En sus 34 años de vida, Leret fue capitán del ejército del aire español e ingeniero mecánico, patentó uno de los primeros motores de reacción, fue escritor y formó una familia junto a su mujer, la periodista y escritora adelantada a su tiempo Carlota O"Neill. Su prometedor futuro se frustró abruptamente cuando le fusilaron en Melilla en los albores de la guerra civil. "Cuando me llegó la esquela de Carlota vi que era un pamplonés, el inventor del motor a turbo-reacción, ¡y era un perfecto desconocido! (...). Es un personaje de lujo que seduce", señala el director del documental, el pamplonés Mikel Donazar.
En sus 34 años de vida, Leret fue capitán del ejército del aire español e ingeniero mecánico, patentó uno de los primeros motores de reacción, fue escritor y formó una familia junto a su mujer, la periodista y escritora adelantada a su tiempo Carlota O"Neill. Su prometedor futuro se frustró abruptamente cuando le fusilaron en Melilla en los albores de la guerra civil. "Cuando me llegó la esquela de Carlota vi que era un pamplonés, el inventor del motor a turbo-reacción, ¡y era un perfecto desconocido! (...). Es un personaje de lujo que seduce", señala el director del documental, el pamplonés Mikel Donazar.
A la
caza del saltamontes.
La
calle Eslava vio nacer a Virgilio Leret el 23 de agosto de 1902. Era hijo del
coronel Carlos Leret, un veterano de la guerra de Cuba, y el tercero de ocho
hermanos. Estudia en los Hermanos Maristas e ingresa en la Academia de
Infantería de Toledo a los quince años. Sobre su vinculación con Navarra, su
hija Carlota recuerda que "cuando tenía diez o doce años era un niño
solitario que se iba a pasear con la txapela puesta. Le gustaba cazar
saltamontes pero no los mataba, era enemigo de la pena de muerte. Se los ponía
en la cabeza debajo de la txapela, y cuando había sentido durante un rato su
contacto los dejaba escapar".
A los 25 años, Leret es capitán
e ingeniero mecánico electricista. Participa en la guerra de Marruecos, donde
aprende el árabe y el francés, y hasta toca el violín. Cuando le destinan a
Madrid surge el flechazo con la escritora y periodista madrileña Carlota
O"Neill, con la que tuvo a Carlota y Mariela. La familia de Virgilio nunca
aceptó su relación con una mujer tan moderna y adelantada a su época. "Mi
madre no entró en casa de mis abuelos hasta que no se casó, y a nosotras no nos
querían nada porque éramos el fruto de un amor que ellos no aprobaban",
relata Carlota en el documental.
Las inquietudes de Virgilio
le llevaron a publicar un par de libros bajo el pseudónimo de "El
Caballero del Azul". "Eran del estilo de El
Principitode Saint-Exupery, que todavía no se había publicado.
Evoca la aviación como un apoyo importante para el desarrollo de la humanidad,
es un visionario", opina Donazar. Su pasión por el vuelo le llevó a
diseñar los planos del motor turbocompresor a reacción durante una estancia en
la cárcel de Ceuta (le acusaron de sedición)y presentó la patente en julio de
1935. "Su motor estaba a la altura de los desarrollados por el inglés
Frank Whittle y el alemán Hans Von O"Hain, que sí llegaron a volar",
apunta el director del documental.
En junio de 1936 destinan a
Leret a Melilla, donde se traslada con su familia y se alojan en un barco. Le
nombran capitán jefe de la Escuadrilla de Hidros de El Atalayón, y es ahí donde
vive el comienzo de la guerra civil española. El 17 de julio empieza la
sublevación militar; Leret defiende su base y, tras ser detenido, es fusilado
junto a dos de sus oficiales.
"La guerra civil
española no comenzó el 18 de julio, sino el 17 a las 17 horas. Mi madre, mi
hermana y yo fuimos testigos de los primeros tiros que incendiaron el mundo
(...). Mi madre rescató la figura de mi padre en su libro Una
mujer en la guerra de España, y todo lo que cuenta está
documentado. Describe, como se decía entonces, que el 23 de julio del 36
hicieron un consejo de guerra a mi padre y lo fusilaron ese día, pero es una
fábula, lo fusilaron al amanecer del 18", sostiene Carlota.
Más
dolor.
El drama no terminó ahí.
Pocos días después, Carlota O"Neill fue detenida por exaltar los ideales
republicanos y pasó cinco años en la cárcel. Sus hijas Mariela y Carlota fueron
internadas en un colegio de huérfanas militares de Aranjuez, y cuando la
familia se reunió se exiliaron en Venezuela. Mucho antes incluso de poner su
esquela, Carlota Leret quería resarcir las figuras de sus padres, sumidos en el
olvido. "Quiero hablar de testimonios históricos, se ha contado la
historia a la mitad, al estilo del vencedor, y España necesita conocer las dos
versiones", opina. Todavía tiene una deuda pendiente, encontrar los restos
de su padre. "Lo último que me queda es tener un informe militar de dónde
están sus restos. Me consta que está escrito en un expediente número 9, pero ha
desaparecido", concluye la hija del que podría ser considerado la primera
víctima de la guerra civil.
http://www.diariodenavarra.es/
"España aún no está curada de la
Guerra Civil"
"Los años que tengo no se los digo a nadie.
Permíteme esa coquetería. Pon que son casi 100...".
No son casi 100, pero sí son muchos más de los que dan
a entender las inapreciables arrugas de su rostro o el pantalón de cuero con el
que Carlota Leret, hija del aviador Virgilio Leret (Pamplona, 1902), inventor
del motor de reacción, acude a la entrevista. Acaba de llegar de Caracas, donde
vive desde que se exilió con su madre en 1941, para asistir hoy al estreno del
documental Virgilio Leret, El caballero azul, dirigido por
Mikel Donazar y patrocinado por AENA.
"Yo era una niña, pero lo recuerdo perfectamente.
Era el 17 de julio de 1936, el día que empezó la Guerra Civil, el día que se
oyeron los primeros tiros del fascismo que iban a incendiar Europa, el día que
vi a mi padre por última vez". Virgilio Leret era entonces jefe de la zona
oriental de las Fuerzas Aéreas en África y estaba destinado en la base de
Hidros de El Atalayon (Melilla). "Mi madre, mi hermana y yo estábamos en
la base porque habíamos ido a veranear a Melilla con un barco que teníamos.
Empezaron a sonar las sirenas y mi padre nos llevó al barco. No hubo besos, ni
despedidas. Recuerdo a mi madre asomada en la cubierta viendo cómo él se
alejaba y a mi padre gritándole que se metiera dentro mientras se oían
tiros". Virgilio Leret regresó a su puesto para defender la base hasta que
se acabó la munición, relata Carlota. No le volvieron a ver.
"Mi padre es el primer fusilado de la Guerra
Civil", asegura Carlota. "El primer militar asesinado por cumplir con
su deber", le presentaba el cineasta Pedro Almodóvar en un documental
estrenado en junio del año pasado para denunciar la muerte impune de 15
víctimas del franquismo. Carlota ha encontrado documentación que prueba que su
padre fue pasado por las armas al amanecer del 18 de julio.
"Hace seis meses me llamó la poetisa Angelina Gatell, que había estado
casada con un soldado de la base de Hydros. Me contó que al llegar a la base el
18 de julio, su marido se encontró, temblando, a uno de sus compañeros que le
dijo llorando: '¡Hemos matado al capitán Leret!'. Mi padre fue fusilado por sus
propios soldados. Los rebeldes les habían obligado a hacerlo como una forma de
sembrar el terror".
Tiene tanto que contar que apenas prueba bocado.
"No me interesa nada la comida. Nunca me ha interesado. Como por
obligación", asegura ante una ensalada de chipirones en un restaurante que
ha elegido solo porque está a dos pasos de su casa española. "¡Apenas
hemos hablado del motor de reacción y es lo más importante!", recuerda de
repente, desembarazándose de nuevo del tenedor. "Es una historia casi
mágica".
"En 1935, un año antes de que estallara la
guerra, mi padre había inventado el motor turbocompresor a reacción. Mi madre
[la escritora de origen mexicano Carlota O'Neill], a la que metieron en la
cárcel después de matar a mi padre por 'influir grandemente en la conducta de
su esposo', según el consejo de guerra, logró sacar del penal los planos del
invento envueltos en ropa sucia. Los padres de una compañera de la cárcel los
guardaron hasta que ella salió, en 1941. Cuando estuvo libre, mi madre cogió
los planos, se los envolvió al cuerpo y se los ofreció a la Embajada británica
porque creía que aquel motor podía ayudar a los aliados contra Hitler, pero no hicieron
nada", lamenta.
Carlota lleva más de 10 años dedicada a recuperar la
memoria de su padre. "Si hubiera sido fascista, Virgilio Leret tendría una
calle, una plaza, saldría en los libros de texto, le habrían hecho homenajes.
Pero como era republicano, nadie sabe que fue un héroe. Me indigna que cuando
hablo de estas cosas la gente me diga enseguida que no remueva, que estoy
fomentando el odio. España aún no está curada de la Guerra Civil. No ha hecho
justicia con su pasado. Y hablar de estas cosas no es abrir heridas, sino precisamente
cerrarlas".
Natalia Junquera / El País
A veces leemos un periódico de pasada, en diagonal. Igual leemos un artículo absurdo, que no deja huella, o una noticia que lo único que consigue es ponernos de mal humor. Y lo que dejaría huella no lo leemos, ya sea porque ese día no hemos comprado el periódico, ya sea porque ese día no hemos tenido tiempo de comprarlo, o porque un mal titular ha hecho que leyéramos sin el merecido interés algo que vale la pena, que te reconcilia con el mundo.
ResponderEliminarLeí sobre la guerra de las esquelas pero conseguía ponerme tan triste y enfadado que no lo leí todo. Desconocía esta historia. Y es de esas cosas por las que te alegras de leer blogs: porque de esta forma lo has recuperado.
"Si hubiera sido fascista, Virgilio Leret tendría una calle, una plaza, saldría en los libros de texto, le habrían hecho homenajes. Pero como era republicano, nadie sabe que fue un héroe. Me indigna que cuando hablo de estas cosas la gente me diga enseguida que no remueva, que estoy fomentando el odio. España aún no está curada de la Guerra Civil. Y hablar de estas cosas no es abrir heridas, sino precisamente cerrarlas".
ResponderEliminarMucha gente , también dice :"Déjalos descansar en paz"....para evadir el tema.
Nuestra MEMORIA es la que no descansa en paz.
Exacto, Carmnela, tú lo has dicho: la que no descansa en paz es nuestra memoria.
ResponderEliminarAdemás, Eastriver, muy mal hecho: yo, vea lo que vea... Al revés: lo que hace es interesarme aún más. Y aunque lo crea aburrido, SIEMPRE lo leo. Es la única forma de informarte del asunto casi de primera mano y andar orientado cuando hables del tema, además de aprovechar el tiempo usado en abrir el mensaje, ver el título y demás. ;-)
Salud y que sobrevivamos al Cuatrienio Negro que nos espera. :-)
El "flechazo" surge en Barcelona. La verdad es que el documental cuenta mentiras y falsedades tanto de Virgilio como de toda la familia.
ResponderEliminarLo curioso también es que no quiera decir cuanta edad tiene. Para que os hagáis a la idea tenía 7 años en 1937... ¿Cuánto se acordará de lo que pasó? Por lo que sabemos, sólo se acordaba de las manos de su padre...
Mientras, los testimonios de los hermanos de Virgilio han sido olvidados en la Memoria colectiva. Dichos testimonios, a diferencia de los de su esposa, sí que cuentan la verdad y están corroborados por un montón de documentos.
¿Por qué entonces se escucha a este personaje? No lo sabemos, lo único que sabemos es que las mentiras de esta señora saldrán a la luz.
http://www.lerethispania.blogspot.com.es/