Desde las once de la mañana hasta la una y media de la tarde estuvo en su despacho oficial el Jefe del Gobierno. Recibió varias visitas, entre ellas, la del ministro de Agricultura.
A la salida le preguntamos qué noticias tenía sobre los sucesos de Asturias. El señor Lerroux nos dijo:
- Pues en Asturias hay lo siguiente: que ha entrado el general López Ochoa, instalándose en el cuartel de Infantería, desde el que dirigía las operaciones. Hay también que la aviación ha bombardeado fuertemente la fábrica de armas, que se halla en poder de los rebeldes. Igualmente puedo decirles que dicho general ha ordenado a la aviación que vuelva a bombardear la fábrica para dar el asalto, que ya se habrá realizado o estará realizándose en estos momentos. Por reconocimientos practicados por la aviación se ha observado que en caminos, veredas y vericuetos hay un constante desfile de fugitivos.
Le preguntamos si eran ciertos los rumores acerca de las ferocidades cometidas por los revoltosos en la zona minera.
- De momento -contestó el Sr. Lerroux- resulta prematuro afirmar tal cosa, porque, en contraposición con esos rumores, puedo decirle que en la parte oriental asturiana han sido respetadas las vidas de los sacerdotes, e incluso a los veraneantes que retrasaron su regreso no se les ha hecho otro daño que el de incautárseles los automóviles, pero respetando sus personas.
Aprovecho el momento para decirles -añadió el Presidente del Congreso- que se han tergiversado mis palabras de ayer acerca de que no estábamos en momentos de alegría, cuando se me preguntó si hoy se celebrarían actos con motivo de la Fiesta de la Raza. Se ha creído que lo decía porque estábamos en vísperas de algo trágico. Pero no es así; lo decía porque estando actuando los Tribunales, es de suponer que haya penas gravísimas que ya aconsejan la suspensión de aquellos actos, pero de ninguna manera pude decirlo porque pueda rebrotar la rebeldía.
El general Franco dice que puede darse por dominada la sedición en Asturias.
Tuvimos ocasión de hablar ayer a mediodía con el general Franco, colaborador eficacísimo del Ministro de la Guerra en todas las operaciones llevadas a efecto en la zona asturiana.
Por la alegría que rebosaba el rostro del ilustre general comprendimos que era cierta la noticia de la entrada de nuestras tropas en Oviedo, los demás objetivos a cubrir irán cayendo sucesivamente, con la ejemplaridad y eficacia del ocupado hoy. Puede, pues, darse por resuelto -terminó diciendo el general Franco- este episodio de la rebelión de Asturias.
El ministro de la Guerra confirma la noticia.
A las tres de la tarde fuimos recibidos por el Ministro de la Guerra, quien nos hizo las siguientes manifestaciones:
-Alrededor de las doce de la mañana de hoy hemos ocupado Oviedo. A la lección ejemplar de castigo efectuada sobre los sediciosos, vendrá la acción judicial. Hoy se han celebrado en Gijón treinta consejos de guerra sumarísimos.
No recibo enhorabuenas mientras quede en la zona minera y en toda España un solo rebelde por desarmar. La labor de las tropas ha sido brillantísima. Los soldados han mostrado un gran espíritu de disciplina y, sobre todo, un afán de vencer, debido a lo cual todas las resistencias, por empeñadas que hayan sido, han logrado ser vencidas.
Lo que queda por sofocar es ya obra de menor esfuerzo, y espero que en breves días toda la zona asturiana quede completamente pacificada.
La aviación, sobre la zona rebelde. Proclamas a los sediciosos.
Esta mañana salieron de esta base aérea (León) doce escuadrillas de aviones, a los que se unieron varios aparatos venidos de Madrid, tomando todos ellos rumbo a Oviedo, sobre cuya zona rebelde efectuarán en la mañana de hoy una acción enérgica para limpieza de enemigos en las inmediaciones del monte Naranco, donde la aviación señaló ayer algunas concentraciones de sediciosos, advertidos de la llegada de nuestras tropas.
Los aviones han salido ayer y hoy con víveres y municiones, que arrojaron sobre las columnas, descendiendo a poca altura para que no se destrozaran al tomar tierra.
Otros aviones lanzaron ayer sobre la zona minera y la ciudad de Mieres las siguientes proclamas: "Rebeldes de Asturias, rendíos. Es la única manera de salvar vuestras vidas: la rendición sin condiciones, la entrega de las armas antes de veinticuatro horas. España entera, con todas sus fuerzas, ya contra vosotros, dispuesta a aplastaros sin piedad, como justo castigo a vuestra criminal locura. La Generalidad de Cataluña se rindió a las tropas españolas en la madrugada del domingo. Companys y sus cómplices esperan en la cárcel el fallo de la Justicia. No queda una huelga en toda España. Estáis solos y váis a ser las víctimas de la revolución vencida y fracasada. El daño que os han hecho los bombardeos y las armas de las tropas son nada más que un triste aviso del que recibiréis implacablemente si antes de ponerse el sol no habéis depuesto la rebeldía y entregado las armas. Después iremos contra vosotros hasta destruiros sin tregua ni perdón. ¡Rendíos al Gobierno de España! ¡Viva la República!
Tras un impetuoso avance, entran nuestras tropas en Oviedo. La primera noticia
Por los aviadores que acaban de bombardear las inmediaciones de Oviedo sabemos que las tropas del general López Ochoa han entrado victoriosamente en la ciudad de Oviedo, desalojándola del enemigo, que huye a la desbandada.
Detalles de la operación.
Posteriormente hemos conocido los siguientes detalles de la brillantísima operación realizada por nuestras tropas. La columna del general López Ochoa inició esta mañana el avance, desarrollando una intensa preparación con el fuego de la artillería y de la aviación sobre objetivos de antemano determinados, en los cuales se había señalado la presencia de grandes núcleos de rebeldes.
A las nueve de la mañana se lanzaron al asalto por las laderas del monte Naranco en dirección al nuevo Hospital, que desalojaron de rebeldes. La marcha de estas tropas fue seguida de cerca por las demás unidades y fueron estableciéndose en posiciones sucesivas, colocando ametralladoras en los puntos más dominantes y dirigidas a las entradas de la ciudad.
Cuando se creyó que el enemigo estaba bastante quebrantado por la acción conjunta de todas nuestras armas, se prosiguió el avance con el mismo entusiasmo, intensificando sus bombardeos la aviación, especialmente sobre la estación del ferrocarril, donde se hallaba dispuesto un tren que habían de usar los rebeldes en su huida. El acierto de los disparos efectuados por nuestros aparatos fue completo. Dicho tren fue destruido, apreciándose desde el aire numerosas víctimas. Aprovechando este momento de confusión, nuestras tropas continuaron su avance impetuoso, logrando alcanzar la vanguardia las primeras casas de las afueras, que limpiaron de enemigos, siendo desde este momento franco el avance de todas las tropas, que se precipitaron sobre la ciudad, ocupando sus puntos y edificios más estratégicos.
La presencia de los soldados fué acogida por el vecindario con muestras de intenso júbilo. Los vecinos de Oviedo, sometidos durante cinco días a un terrible asedio, se resistían a creer que hubiera tenido término dicha pesadilla.
ABC, 13 de octubre de 1934
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