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643. Los Institutos Obreros

María Torres / 9 mayo 2013

El 21 de noviembre de 1936, el Presidente de la Segunda República, Manuel Azaña, firmó un decreto trascendental en la política educativa que ponía en funcionamiento  unos institutos para jóvenes dispuestos a realizar un bachiller concentrado de siete a dos años. Se les denominó Institutos Obreros. Un ensayo pedagógico destinado a formar a los mejores estudiantes mayores de quince años, que tras unas pruebas de aptitud tenían que demostrar estar preparados para afrontar dos intensivos años de esfuerzo intelectual.

La formación de una élite de obreros universitarios, científicamente formados, era uno de los objetivos de La República, su gran apuesta educativa. Un hermoso sueño republicano en el que se transmitieron los ideales de la solidaridad, igualdad, justicia, honestidad y fraternidad  que nunca debieron de dejar de estar ligados a la enseñanza.

Los alumnos y alumnas convivían en régimen de internado y obtenían una remuneración mensual que aportaban a sus familias, como lo hubieran hecho de estar trabajando ya que todos eran hijos de obreros. La enseñanza era heredera de la Institución Libre de Enseñanza, que había formado a las generaciones más brillantes de intelectuales españoles. 

Además de participar en la regulación de la vida del Centro, los alumnos y alumnas también formaban parte de los órganos de decisión con cinco representantes en el Claustro.

El primer Instituto Obrero fue creado en Valencia iniciada ya la Guerra. Posteriormente se abrieron los de Sabadell, Barcelona, Madrid. En Valencia comenzaron las clases el 1 de febrero de 1937 y durante dos años pasaron por sus aulas los mejores profesores de la época junto a  intelectuales de la talla de Antonio Machado, Jacinto Benavente, Emilio Prados, León Felipe, Jusep Renaul. También los alumnos pudieron disfrutar con las historias de vida de El Campesino, Pasionaria, el embajador soviético Rosemberg e Ilya Ehrenburg.

Se trataba de una educación participativa que impulsaba a investigar para aprender, a vivir para conocer.

Si la República no hubiera sido vencida, esta experiencia educativa hubiera dado, sin duda, unos hermosos resultados.














1 comentario:

  1. Si, la República fue el gran progreso, la gran Esperanza para la mayoria del pueblo, por eso salio en Julio del 36 a defenderla, con su justa reforma agraria, sus reformas de la educacion, sus reformas de los estatutos de las comunidades.
    La República sigue siendo la utopia pero también la Esperanza.
    Rose-Marie Serrano (http://victimasfascismolatorreestebanhambran.blogspot.com/)

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