Veinte días antes de su muerte, Miguel de Unamuno escribe una carta a Juan Carretero Luca de Tena, director del diario ABC de Sevilla, en respuesta a una información publicada en la edición del día anterior.
"Aunque conozco
de antaño, señor mío, su característica mala fe, esta vez quiero decírselo. En
el número de ese ABC sevillano
de ayer, día 10, leo un suelto que dice:
«Carta de don Miguel de Unamuno a
todos los centros docentes extranjeros.» Pues bien, eso es mentira y usted lo
sabe. Primero, hace tiempo que no soy rector de la Universidad de Salamanca
desde que esta gente me sustituyó.
Esa carta,
acordada en claustro, no es mía sino de la universidad. No la redacté yo. Luego
la puso en latín macarrónico un cura cerril.
Y ahora debo
decirle que por muchas que hayan sido las atrocidades de los mandos rojos, de
los hunos, son mayores las de los blancos, los hotros. Asesinatos sin
justificación. A dos catedráticos a uno en Valladolid y a otro en Granada por si
eran... masones. Y a García Lorca.
Da asco ser
ahora español desterrado en España.
Y todo esto lo
dirige esa mala bestia ponzoñosa y rencorosa que es el general Mola.
Yo dije que lo
que había que salvar en España era la civilización occidental cristiana, pero
los métodos no son civilizados sino militarizados, no occidentales sino
africanos, ni cristianos sino católicos a la española tradicionalista, es decir
anticristianos.
Esto procede de
una enfermedad mental colectiva, de una verdadera parálisis general progresiva
espiritual, no sin base de la otra, de la corporal. Sobre todo ahí, en esa
corrompida Andalucía —de una parte y de otra— este estallido de repugnantes pasiones,
resentimientos, envidias. Odio a la inteligencia, se manifiesta en invertidos,
sifilíticos y eunucos masturbadores.
No es éste el
Movimiento al que yo, cándido de mí, me adherí creyendo que el pobre general
Franco era otra cosa que lo que es. Se engañó y nos engañó. (...)
Entre los hunos —rojos—y los
hotros —blancos (color de pus)— están desangrando,
ensangrentando, arruinando, envenenando y —lo que para mí es peor— entonteciendo
a España. En la España que proclama como Caudillo a Franco —personalmente
un buen hombre víctima y juguete de la jauría de hienas— cabrá todo
menos franqueza. Ni amor a la verdad. Pero ustedes, los de ABC, podrán
seguir envenenando con mentiras, insidias, calumnias...
Le escribo esta
carta desde mi casa donde estoy desde hace días encarcelado disfrazadamente.
Me retienen en rehén no sé de qué ni para qué. Pero si me han de asesinar, como
a los otros, será aquí, en mi casa.
Y no quiero
seguir. Aún me queda por decir".
Miguel de Unamuno
Salamanca, 11 de diciembre de 1936
Que visión tenia este hombre, y que valiente era para decir todas esas cosas en territorio nacional, donde cualquiera podia meterle dos tiros. Es mas, Millan Astray estuvo cerca de hacerlo.
ResponderEliminarGenial entrada María.
Gracias por tus palabras Quico.
ResponderEliminarUnamuno apoyó a la República para desencantarse de ella después. Tras el golpe militar y el suceso de la Universidad de Salamanca, comprendió la dimensión de la masacre que se avecinaba.
No obstante, cuando escribe estas palabras, lo hace confinado en su domicilio, del que no salió hasta su muerte.
Ya no tenía nada que perder.
Un abrazo.