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1235. Niños españoles

A finales de julio el artista Jean Effel hizo un dibujo titulado Niños en Europa Occidental. El dibujo muestra a dos niños campesinos. Sobre sus cabezas vuelan dos mariposas. Uno le pregunta asustado al otro: “¿Esto qué es, un avión de caza o un bombardero?”. Este dibujo representa exactamente la manera de pensar y de sentir de los niños españoles, así como su forma de entender los acontecimientos de España.

En el transcurso de los combates, los niños españoles han aprendido a distinguir entre el impacto de proyectiles de los cañones y las explosiones de las bombas lanzadas por los aviones, tal como hacen los milicianos en el frente. Hoy en día, y sobre todo en las zonas de combate, los niños saben diferenciar exactamente entre el disparo de un cañón y el estampido de una granada o de un shrapnel en el momento de explotar. El año pasado, en Alemania, se invitó a muchos alumnos a participar como espectadores en las maniobras de otoño que tuvieron lugar en los alrededores de Berlín. Este año, en España, las bombas y balas alemanas han matado a muchos niños o los han expulsado de sus pueblos. Aprendían lo que es el fascismo a través de la propia miseria y de las bestialidades cometidas por los líderes fascistas contra mujeres y niños.

Un pequeño acontecimiento: hace unas semanas estuvimos con Dolores Ibárruri en Madrid y nos asomamos a la calle desde la ventana de una casa. En la acera de enfrente, en la entrada de una casa señorial, jugaban algunos niños. Reían contentos y alegres y escribían algo con color rojo en la pared. “Qué simpáticos”, dijo Dolores mientras les miraba y sonreía como solo una madre sabe hacerlo cuando disfruta de sus hijos mientras observa atentamente el trasiego de los niños. De repente apareció en la puerta una señora alta y muy digna; era la portera. Amenazó a los niños y les gritó: “¿Por qué ensuciáis las paredes? ¡Largaos! ¡Compraos un cuaderno para escribir vuestras tonterías!”. En la fachada de la casa los niños habían escrito Viva la Revolución, Viva el Frente Popular. “¿Por qué un cuaderno?”, preguntaron los niños, “Lo hemos escrito para que lo leas tú”.

Otro acontecimiento: Un campesino de Extremadura perdió a su familia y se quedó solo con su hijo de once años en casa. “Padre, ahora vamos a luchar”, dijo el niño. Y el padre, sin inmutarse, como si fuera  algo evidente, cogió la mano del niño y se registró en las milicias. Llegados a las milicias, quisieron separar al niño de su padre, pero el niño se negó a dejarle solo. “Quiero luchar contigo”, explicó categórico. El batallón de las milicias adoptó al hijo del campesino. Tanto en el frente como en el cuartel del regimiento, el niño no se movió del lado de su padre. “¿Sabes qué vamos a hacer?”, preguntó a su padre, respondiendo seguidamente: “Vamos a reconquistar nuestro pueblo”.

A finales de septiembre, se reunieron muchos pioneros en su cuartel en Madrid. Todos habían venido para ver y saludar a Domingo Bernabé, un camarada de Sevilla. Domingo tiene catorce años, es pequeño y flaco. Hace tres años ingresó en la organización de pioneros de Sevilla. Respondiendo las preguntas curiosas de los pioneros madrileños dice: “Vivíamos en la Calle Rabadanes. Un día entró a nuestra casa un grupo de fascistas, unos en uniforme, otros de paisano. Abrieron la puerta de un golpe, se lanzaron sobre mi padre y mi madre y les mataron delante de mí. Yo me había escondido en un rincón. Tras haber asesinado a mis padres me cogieron a mí y me dijeron: ‘Has visto lo que hemos hecho con tu padre y con tu madre, ahora vamos a hacer lo mismo contigo, rojo de mierda’. Con un movimiento rápido hacia la izquierda me zafé de uno de aquellos asesinos y salí corriendo hacia la oscuridad del pasillo. Me dispararon por la espalda pero gracias a que estaba oscuro los disparos no me alcanzaron. La misma noche me marché de Sevilla. Tardé casi dos meses en llegar a Madrid. Por el camino me ayudaron obreros, campesinos y milicianos”. 

Ésta es la breve historia de un pionero de catorce años con conciencia de clase. Su aterradora experiencia es la que sufren cientos y miles de niños cuyos padres han sido asesinados de manera bestial por bandidos fascistas que han sido provistos de armas, munición y dinero por parte del fascismo internacional. No se sabe el número de los niños, e incluso de los bebés que han sido asesinados a golpes por los criminales fascistas porque no tuvieron la oportunidad de huir. 

Durante estos mismos días se unió a las tropas gubernamentales que luchaban en Aragón un muchacho de ocho años que contempló la ejecución de su padre en la plaza del pueblo. Su padre fue asesinado solo por haber sido miembro de un partido de izquierdas. Hoy en día viven en España muchos huérfanos cuyos padres han sido asesinados por los fascistas o en la lucha contra el fascismo. Familias enteras se han hecho pedazos entre ellas. Muchas veces una parte de una familia se encuentra en una región ocupada por las tropas gubernamentales y la otra en una región tomada por los rebeldes. Solo de vez en cuando les llegan noticias inciertas, pero normalmente no saben nada las unas de las otras.

La organización de pioneros de Madrid está sobrecargada de trabajo. Once pueblos se encuentran en zonas de batalla y están en peligro inminente. Muchos refugiados van a Madrid. Si bien en Valencia y Barcelona se encargaron de acoger diez mil niños madrileños, parece que no es alivio suficiente. La cantidad de trabajo de la organización de pioneros aumenta de día en día. Se ocupa de los orfanatos, de las escuelas, de la edición de periódicos y de la organización de diversos actos. Al fin y al cabo, Madrid es una ciudad de más de un millón de habitantes con muchos niños que requieren el cuidado de los pioneros. Simulacros de defensa antiaérea, preparativos para casos de ataques de gas, primeros auxilios, servicios de información… una sociedad preparada con orden y disciplina para la guerra agobia a los padres de tal manera que no pueden hacerse cargo de sus hijos.

También las madres están sobrecargadas de trabajo. Además de llevar la casa tienen que trabajar para el frente, de manera que apenas tienen tiempo de ver a sus hijos durante el día. Aquí es cuando interviene la organización de pioneros, que se siente obligada a cuidar y a dedicarse a los niños.

Los pioneros de Madrid tienen mucho interés por la vida y el trabajo de los niños soviéticos y de la organización de pioneros de la URSS, y piden a los pioneros del colegio Karl Liebknecht en Moscú, igual que a los pioneros de otras escuelas en Rusia, comunicarse por correo con ellos. Piden que envíen las cartas directamente a la Federación de Pioneros en Madrid, Calle de los Madrazo, nº 17. Los pioneros soviéticos van a saber mucho de la vida de los niños españoles gracias a la correspondencia con los pioneros madrileños. Se ruega a los pioneros soviéticos que manden contribuciones y fotos a la misma dirección.


María Osten
Madrid, 16 de octubre de 1936
Publicado originalmente en el Deutsche Zentral Zeitung, periódico alemán editado en la URSS. Posteriormente fue compilado en 1937, junto a otros artículos en ruso bajo el título Reportajes españoles.

Osten, Maria. ‘Spanische Reportagen’, en Neue deutsche Literatur, n. 7 (julio 1986), p. 10-22.











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