Permítanme que salude a mis camaradas alemanes que
vuelvo a ver aquí. Muchos de ellos se hallan en España desde hace algunos meses
luchando en las Brigadas Internacionales, pues dos terceras partes del grupo de
escritores que estaban en París, decidieron incorporarse activamente a la lucha
contra el fascismo internacional.
Déjenme recordar también a Hans Beimler, que en su
vida de luchador antifascista y camarada nos sirve de ejemplo.
Pero no olvidemos tampoco a aquellos que tan
fácilmente se olvidan: los sin nombre.
En alguna ocasión trágica de la guerra o de la
antiguerra, Henri Sarbusse ha dicho estas amargas palabras sobre los
intelectuales: «Los intelectuales han causado mucho daño, mucho sufrimiento.
Muchas veces han traicionado la fortaleza de su fe.» Los escritores que han
llegado aquí, han venido en este momento de peligro, cuando no es la
fortaleza la que apoya al hombre, sino es el hombre el que tiene que
apoyar la fortaleza, lo que pasa aquí y lo que hacen los escritores y llevan a
las masas, la palabra, esta palabra mal trabada y mal aplicada, ha vuelto a
recobrar su sentido. La causa sobre la que hemos escrito tanto durante los
últimos años, no es una cosa simple a anteponer y repetir, sino que es la
conversión sangrienta lograda bajo muchas luchas que causaban enormes víctimas.
Nuestra participación en esta obra no es nada; no es más que un débil gesto
comparado con las terribles luchas ante Madrid.
No hacemos aquí más que dar las gracias a los que
luchan; a estos amigos que en la Alemania de Hitler exponen a diario sus vidas
como los soldados ante Madrid, estos alemanes que con todos los medios a su
alcance luchan en la ilegalidad, bajo el terror de Hitler, contra la intervención nacionalsocialista.
En todos los idiomas del mundo se escribe y se dice
que ante Madrid no se lucha solamente por la libertad de España, sino por la
libertad del mundo entero.
Pero lo más importante es que esto es una cosa permanente, para siempre. Que la lucha actual en el suelo español por la libertad se ha recibido con tal apasionamiento, que ha traído a todo lo mejor del mundo, y tiene tanta fuerza, que ha penetrado en los cerebros más duros y hasta en la oscura y terrible ilegalidad.
Pero lo más importante es que esto es una cosa permanente, para siempre. Que la lucha actual en el suelo español por la libertad se ha recibido con tal apasionamiento, que ha traído a todo lo mejor del mundo, y tiene tanta fuerza, que ha penetrado en los cerebros más duros y hasta en la oscura y terrible ilegalidad.
Anna Seghers
Valencia, Julio 1937
Publicado en Hora de España VIII
Valencia, Agosto 1937
Fotografía: ©Robert Capa ©International Center of Photography/Magnum Photos
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