"No pasa un momento sin que lo mire y me ría, por muy serio que me encuentre, viendo esa risa tan hermosa que le sale delante de los cortinones y encima del catafalco ese en que está sentado. Esa risa suya es mi mejor compañía aquí y cuanto más la miro más encuentro que se parece a la tuya. Y los ojos, y las cejas y la cara entera. Este hijo nuestro, por quien no debes perder el ánimo y la confianza en esta vida, es más tuyo que mío. El otro era más mío..."
Concha
Zardoya señaló que Nanas de la cebolla era una de las más trágicas canciones de
cuna de toda la poesía española.
El 12 de septiembre de 1939 desde
la cárcel de Torrijos, Miguel escribía a Josefina Manresa: "Estos días me los he pasado
cavilando sobre tu situación, cada día más difícil. El olor de la cebolla
que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar
zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando esas coplillas
que le he hecho, ya que aquí no hay para mí otro quehacer que escribiros a
vosotros o desesperarme..."
Se trataba de la respuesta a una carta de Josefina en la que ésta le contaba la
miseria y la pena que la rodeaba, que su hijo y ella solo comían pan y cebolla a falta de otros alimentos. Se encontraba amamantando a su segundo hijo, Manuel Miguel, que tenía ocho
meses.
Ese testimonio causa un dolor lacerante en Miguel Hernández. Dicen que durante dos días no salió de su celda y cuando lo hizo se presentó en el patio de la cárcel y recitó un poema, aún sin título. Y así surgieron las "Nanas de la
cebolla" entre rejas, agonías y esperanza, un padre le habla a su mujer y al hijo de ambos.
Bajo el título "Nana a mi niño" se publicó en la revista Halcón en mayo de 1946.
La
cebolla es escarcha
cerrada
y pobre.
Escarcha
de tus días
y de
mis noches.
Hambre
y cebolla,
hielo
negro y escarcha
grande
y redonda.
En la
cuna del hambre
mi niño
estaba.
Con
sangre de cebolla
se
amamantaba.
Pero tu
sangre,
escarchada
de azúcar,
cebolla
y hambre.
Una
mujer morena
resuelta
en luna
se
derrama hilo a hilo
sobre
la cuna.
Ríete,
niño,
que te
tragas la luna
cuando
es preciso.
Alondra
de mi casa,
ríete
mucho.
Es tu
risa en los ojos
la luz
del mundo.
Ríete
tanto
que mi
alma al oírte
bata el
espacio.
Tu risa
me hace libre,
me
pones alas.
Soledades
me quita,
cárcel
me arranca.
Boca
que vuela,
corazón
que en tus labios
relampaguea.
Es tu
risa la espada
más
victoriosa,
vencedor
de las flores
y las
alondras.
Rival
del sol.
Porvenir
de mis huesos
y de mi
amor.
La
carne aleteante,
súbito
el párpado,
el
vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto
jilguero
se
remonta, aletea,
desde
tu cuerpo!
Desperté
de ser niño:
nunca
despiertes.
Triste
llevo la boca:
ríete
siempre.
Siempre
en la cuna,
defendiendo
la risa
pluma
por pluma.
Ser de
vuelo tan alto,
tan
extendido,
que tu
carne es el cielo
recién
nacido.
¡Si yo
pudiera
remontarme
al origen
de tu
carrera!
Al
octavo mes ríes
con
cinco azahares.
Con
cinco diminutas
ferocidades.
Con
cinco dientes
como
cinco jazmines
adolescentes.
Frontera
de los besos
serán
mañana,
cuando
en la dentadura
sientas
un arma.
Sientas
un fuego
correr
dientes abajo
buscando
el centro.
Vuela,
niño, en la doble
luna
del pecho:
él,
triste de cebolla,
tú,
satisfecho.
No te
derrumbes.
No
sepas lo que pasa
ni lo
que ocurre.
Miguel Hernández
Cancionero y romancero de ausencias, 1939
Cancionero y romancero de ausencias, 1939
Fotografía: Manuel Miguel, segundo hijo de Miguel Hernández y Josefina Manresa, 1939
El poema mas desgarrador que jamas se ha escrito dedicado a un lactante en lengua castellana, y probablemente en todas las lenguas.
ResponderEliminarCada veinte de noviembre (Día de la Infancia) lo primero que hago es leerlo, luego siempre me acuerdo de "San Buenaventura" y por ultimo de, ese, que murió en una cama de hospital lleno de tubos y con la barriga abierta, QUE DIOS LO TENGA EN EL INFIERNO Y SATANÁS LO CUSTODIE...
Compartimos tus palabras José Miguel.
EliminarUn poema desgarrador, que duele, al igual que sigue doliendo la muerte de Miguel Hernández.
En cuanto al dictador, el tiempo, y los militantes d ela memoria, los nietos que ahora no tenemos miedo, haremos lo posible por desposeerle de todas esas glorias de se autodesignó en nombre de su dios.
Al execrable y sanguinario asesino más despreciable de todos los tiempos mis más ardientes votos para que jamás olvidemos sus crímenes horrendo!!!! Ni los gusanos han ido a por él en su tumba por asco, rebelión y obsceno rechazo por sus inmundos restos!!! Para ti, Miguel, mis lágrimas y mi agradecimiento por haber iluminado nuestros corazones con la música de tus poemas!!!!!!!!
ResponderEliminarNo hay ni habrá olvido Carlos. Hemos comenzado a caminar por el camino contra la desmemoria y no vamos a cansarnos de transitar por él hasta que encontremos la VERDAD, LA JUSTICIA y la REPARACIÓN.
EliminarNunca perderemos la memoria . Nunca el olvido
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