Luis Cernuda Bidón
(Sevilla, 21 de septiembre de 1902 - México D.F:, 5 de noviembre de 1963)
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Si el aire se dijera un día:
—Estoy cansado,
rendido de mi nombre… Ya no
quiero
ni mi inicial para firmar el
bucle
del clavel, el rizado de la
rosa,
el plieguecillo fino del
arroyo,
el gracioso volante de la mar y
el hoyuelo
que ríe en la mejilla de la
vela…
Desorientado, subo de las
blandas,
dormidas superficies
que dan casa a mi sueño.
Fluyo de las paradas
enredaderas, calo
los ciegos ajimeces de las
torres;
tuerzo, ya pura delgadez, las
calles
de afiladas esquinas,
penetrando,
roto y herido de los quicios,
hondos
zaguanes que se van a verdes
patios
donde el agua elevada me
recuerda,
dulce y desesperada, mi deseo…
Busco y busco llamarme
¿con qué nueva palabra, de qué
modo?
¿No hay soplo, no hay aliento,
respiración capaz de poner alas
a esa desconocida voz que me
denomine?
Desalentado, busco y busco un
signo,
un algo o alguien que me
sustituya
que sea como yo y en la memoria
fresca de todo aquello,
susceptible
de tenue cuna y cálido susurro,
perdure con el mismo
temblor, el mismo hálito
que tuve la primera
mañana en que al nacer, la luz
me dijo:
—Vuela. Tú eres el aire.
Si el aire se dijera un día
eso…
Rafael Alberti
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