Discurso pronunciado por el Comisario de Guerra de la 142 Brigada Mixta Vasco-Pirenaica, en la inauguración del Hogar-Escuela del Soldado. Frente Norte del Ebro.
Camaradas todos; hermanos que me escucháis: los conocimientos
primarios, la cultura, en su vasta extensión, tesoro inapreciable que hasta
ayer sólo fue patrimonio de ricos y potentados; deja de constituir hoy tal
privilegio para convertirse en un bien del que todos los hijos del trabajo,
absolutamente todos, disfrutaremos hasta la saciedad.
Este acto sencillo en sí; pero grandioso por su trascendencia,
que ahora celebramos con la apertura de esta escuela, tiene su significación en
el hecho de que abre el camino de los conocimientos que todos los hijos del
pueblo honrado y trabajador habrán de seguir para la conquista legítima del
esplendoroso futuro de España, que en estos días se está forjando con lágrimas
y sangre, con sacrificios y heroísmo.
Yo me dirijo a vosotros todas, camaradas, trabajadores y
milicianos, para exaltar esos nobles propósitos que os animan y alientan, de
venir a este humilde rincón para adquirir enseñanzas que injustamente os habían
sido negadas por quienes tenían acaparado el saber, por la maldita casta de
gobernantes y demás explotadores del Pueblo, que únicamente podían subsistir manteniendo
en la ignorancia a las muchedumbres laboriosas.
La causa por la que luchamos exige además del esfuerzo valeroso de
la guerra, la preparación cultural para la paz. En cuanto al primero bien sé
que lo estáis realizando con un heroísmo incomparable; para lo segundo no
tenéis que hacer más que ofrecer cálido concurso a esos abnegados camaradas
profesores, que os servirán de luz y de guía, ahuyentando de vuestros cerebros
el analfabetismo y la nebulosidad intelectual, males de los que no sois
responsables, pero, por los cuales se sostuvieron durante siglos en España
tiranos y verdugos, y prevaleció la concupiscencia y la explotación del hombre
por el hombre, dentro de un marco de terrible corrupción y de odiosa
injusticia.
Al régimen reaccionario, alzado en armas frente a nosotros para
asesinar a la Democracia, jamás le interesó la educación del pueblo productor,
porque sabía que la cultura es desvelamiento y despertar. Y el despertar de un
pueblo oprimido y explotado, es como el preludio de un lanzamiento en alud
incontenible sobre los elementos parasitarios que, prevaliéndose, de su
inteligencia cultivada, la utilizan para situarse en un alto pedestal y vivir
descansadamente y con gran regalo a expensas del sudor y de las energías de los
trabajadores, castigándolos cruelmente si acaso alguna vez se rebelan contra
tamaña iniquidad.
Yo sé que cuando abandonasteis vuestros hogares y en ellos a los
seres más queridos, para venir a luchar contra invasores y traidores,
hicisteis, como yo lo hice en silencio, una ofrenda como promesa de honor
proletario a esposas, padres, hijos, hermanos... la de que, aparte de librar a
España del saqueo, la violación, la invasión extranjera y la carroña nacionalista,
volveríais todos del frente, con dos magníficos blasones: el del Triunfo y el
de la Educación.
Cumplid tan hermosa promesa. Volved a vuestros hogares, en el
mañana que ya se vislumbra glorioso, hechos hombres instruidos, para desenvolveros en la
nueva sociedad como españoles y proletarios ejemplares. Así el horizonte de la
Patria y de la Humanidad será de una refulgencia admirable.
Este Comisariado, atento a vuestras más perentorias necesidades
os ofrece seguir dotando esta Escuela de los elementos progresivos de
cultura. Colaborad todos con él. Unidos venceremos. Unidos daremos fin a la
obra emprendida de libertar a España y engrandecerla científicamente. Aprended,
estudiad, sabed. Salud y República.
Pablo López
Comisario de Guerra
Facetas de la actualidad española. La Habana, enero 1938
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