Remedios Jover Cánovas,
Remedios “La Casera”, conocida también por la Teniente Remedios, fue una de las
pocas mujeres que ocuparon un cargo oficial con mando en el Ejército Popular de
la República, desde los primeros meses de la guerra hasta su salida al exilio
cruzando la frontera francesa en febrero de 1939. Simboliza por ello, uno de
los pocos ejemplos de permanencia de la mujer en el ejército, ya que en octubre
de 1936, por un Decreto desaparecido del Gobierno de Largo Caballero se
destinaba a las mujeres milicianas a tareas en la retaguardia.
Excepcionalmente, Remedios Jover, siguió formando parte del Estado Mayor, bajo
las órdenes del Comandante, Manuel Tagüeña Lacorte, hasta los últimos días del
éxodo militar y civil en febrero de 1939.
Mª Teresa Remedios Jover Cánovas nació en Ain El Turk (Orán) el 16
de marzo de 1899. Sus padres, Ramón y Remedios, habían emigrado a Argelia para
trabajar como mano de obra agrícola. En 1906 la familia regresa a Novelda
(Alicante) de donde eran oriundos y poco después, un rico terrateniente de esta
ciudad, Eleuterio Abad, contrata como encargado o “casero” de unas tierras en
Petrer a los padres de Remedios.
Una vez en Petrer, Remedios se incorporó al mundo del trabajo en
la importante fábrica de lonas y velas que Vicente Castelló y Cía. habían
instalado en el pueblo aprovechando las aguas del rio Vinalopó. Las constantes
luchas contra la explotación, las huelgas y reivindicaciones laborales en esta
fábrica textil, son una escuela para Remedios que comprueba día a día cómo es
la explotación capitalista de principios del siglo XX.
Una vez cerrada –por traslado- la fábrica de Castelló y Cía. en
1921, Remedios aprende el oficio de aparadora y trabaja en la importante
fábrica de Calzados Luvi S.A. en Petrer. Esta fábrica daba trabajo a varios
cientos de trabajadores y se distinguía de otras por la gran combatividad
llevada a cabo durante los últimos años de la Dictadura de Primo de Rivera y la
II República. Aunque sabemos que Remedios participó en los movimientos sociales
de protesta y que su padre militaba con los socialistas, no tenemos la
seguridad para poder afirmar que Remedios estuviera afiliada a algún partido
político o sindicato. Sin embargo, hemos constatado que durante la importante
huelga del calzado en julio de 1936, ella formaba parte de una Filarmónica
improvisada, que con un carro recorría andando varios pueblos de la provincia
recogiendo fondos para ayudar a las familias de los huelguistas. El golpe de
estado les obliga a regresar apresuradamente. Corría el año 1936, Remedios
había cumplido 37 años, era madre de dos hijos, Miguel y Ramón, y su marido
había desaparecido unos años antes, sin dejar ningún rastro.
Diez días después de que los militares se rebelaran en Melilla,
Remedios Jover ya formaba parte del improvisado ejército voluntario que
combatía en la defensa de Madrid. Un buen número de jóvenes de Petrer,
afiliados a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), entre ellos, Francisco
Beltrán y Bonifacio Mollá, junto con otros amigos y compañeros de la
Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), como Vicente Aracil, fueron
encuadrados en la 8ª Cía. del Batallón Octubre 11 que mandaba Fernando de la
Rosa en la Sierra de Guadarrama (sector de El Escorial). La revista del frente
Octubre, correspondiente al mes de agosto de 1936, saluda la incorporación de
Remedios de este modo:
REMEDIOS JOVER, MODELO MILITANTE: ¡Magnífico ejemplo, Remedios
Jover, mujer del pueblo auténtico, se ha incorporado al batallón “Octubre”…es
un modelo en el que deben de fijarse todas nuestras compañeras…"
La mayoría de los historiadores coinciden en afirmar que los
combates librados en el frente de Guadarrama durante los primeros meses, fueron
de los más violentos y sangrientos de toda la guerra. Se trataba de un ejército
de milicias, formado por carpinteros, zapateros, estudiantes… mal armados y sin
ninguna preparación militar; pero con un elevado compromiso político, hasta el
extremo de poner en riesgo la propia vida por defender un ideal. Distintos
testimonios de compañeros de armas de Remedios cuentan que en momentos
difíciles y de peligro, Remedios les arengaba y animaba a salir de la trinchera
y combatir, en otras ocasiones cargaba a sus espaldas los heridos o daba
sepultura a los muertos. Por su valor en combate, Remedios Jover fue ascendida
el 3 de septiembre al grado de Sargento.
Manuel Tagüeña, en su libro Testimonio de dos guerras en la pág.
136 escribe “el día 15 de septiembre empezamos a preparar el contraataque
[Cabeza Lijar]. Lo iban a realizar compañías de nuestro batallón entre ellas
una de alicantinos… pronto vimos casi en la cima a Remedios, una alicantina,
luego ascendida a teniente agitando una manta roja…De noche cuando renació la
calma vi que estaba rodeada de los alicantinos que quedaban vivos: no eran más
que diez en la Compañía, todos sus oficiales habían muerto; Remedios había sido
también gravísimamente herida en la cabeza…
La herida en la cabeza le había dejado inconsciente y, durante las
primeras horas fue dada por muerta, hasta el punto de que unas horas más tarde,
un telegrama llegaba a las manos de su familia de Petrer comunicando la triste
noticia. Afortunadamente un soldado advirtió un leve movimiento en la cabeza y
alertó que Remedios estaba viva.
Inmediatamente fue ingresada en el hospital de El Escorial donde
curaron las heridas. Pocos días después, el 28 de septiembre de 1936 fue
ascendida al grado de teniente, cargo que mantendrá hasta el final de la
guerra. Durante la convalecencia sus dos hijos pequeños, Miguel y
Ramón visitaron a su madre y convivieron durante varias semanas de El Escorial.
Dada de alta el 31 de octubre se incorpora a la 30 Brigada Mixta, perteneciente
a la 2ª División del Ejército del Centro que había sido formada por varios
batallones, entre ellos el Octubre 11. El Comandante en Jefe, Manuel Tagüeña
certifica el ascenso de Remedios dando cuenta de su comportamiento heroico. En
este documento también se le comunica su cese en el ejército: “por la exclusión
de mujeres en sus plantillas”. Sin embargo, como ya hemos visto, Remedios
continua en las filas del ejército formando parte del Estado Mayor de Manuel
Tagüena hasta el final de la contienda.
En agosto de 1937 tenemos constancia que continua en el sector de
El Escorial y que ocupa un cargo en el abastecimiento de víveres y suministros
para la compañía. También sabemos, que en ocasiones, se traslada a su pueblo
natal, Petrer y a otros de la comarca, para aprovisionar al ejército de ropa,
jabón, uva, tabaco, anís de paloma… Sus breves visitas eran aprovechadas por
las madres y familiares de los soldados, para confiarle paquetes y cartas que
Remedios cuidaba con esmero para que llegasen a sus destinatarios. En Petrer
fue famosa una canción compuesta en su honor en la que se ensalzaba su valor y
su grado de teniente. Francisco Mollá Montesinos, reconocido poeta y compañero
de la 30 Brigada, escribió un poema para sus hijos con motivo del cumpleaños de
uno de ellos, también, un compañero de brigada, Fernando Verdú, le dedicó un
poema con motivo del traslado de Remedios a otra unidad. En el poema queda
patente el agradecimiento y el dolor de la despedida, el rol de madre
protectora para los soldados y su valentía en combate.
En este mes de agosto, Manuel Tagüeña fue ascendido a Jefe de la
3ª División y por su libro de memorias sabemos, que en su Estado Mayor le
acompañaba Remedios. Durante los meses estivales la nueva División de la
Teniente se dedicó a organizar la instrucción en la zona de Madrid. A primeros
de diciembre se forma la División Táctica de Reserva con el Estado Mayor de
Tagüeña, además de varias Brigadas Mixtas que pronto se convertirán en una
Unidad de Choque Especial. Trasladada la unidad al frente de Aragón será
cedida, momentáneamente, al XV Cuerpo de Ejército bajo el mando Enrique Lister,
de acuerdo con el estudio de Master realizado por la licencia en historia,
Esther Gutiérrez Escoda de la Vilella Alta de Tarragona.
En abril de 1938, el Estado Mayo de la 3ª División se encuentra en
Escaladei, lugar situado en la comarca de El Priorat de Tarragona. La población
civil de la Vilella Alta, pueblo donde estaban las cocinas y la intendencia,
recuerdan todavía como la Teniente Remedios ayudaba a la población civil
dándoles e intercambiando ropa y alimentos; su solidaridad con la gente
necesitada le hizo muy popular y había un dicho popular que afirmaba que: ¡No
hay más Remedios que la Teniente! Según contaba la citada historiadora, Esther
Gutiérrez.
Es obvio que la comida y los pertrechos suministrados por la
Intendencia del Estado Mayor de la 3ª División no fueron infalibles como
“remedio” de la Teniente Remedios para ganar la Batalla del Ebro y a finales de
1938, el ejército inicia un repliegue hacia la retaguardia dejando atrás la
comarca de El Priorat. En febrero de 1939 los militares del Ejército del Ebro
cruza en retirada la frontera con Francia por el paso de Port Bou, entre ellos,
camina Remedios Jover hacia un largo exilio.
Durante los meses de reclusión en el campo de concentración de
Argelès-surMer conoció al que iba ser su marido, Tomás Gómez, un exiliado
español con el que tuvo una hija llamada Elisa. Afirma su hijo Ramón, que su
madre pudo exilarse a Rusia o México, sin embargo, decidió quedarse en el sur
de Francia para de este modo estar más cerca de sus hijos y de su familia. El
estallido de la Segunda Guerra Mundial y la entrada de Francia en el conflicto
trajo como consecuencia para su marido, Tomás y el resto de los exiliados
españoles, el alistamiento forzoso en la Legión Extranjera o en las Compañías
de Trabajo que abrían caminos o fortificaban la frontera como la conocida
“Línea Maginot”, para detener el avance de los tropas alemanas. Tomás Gómez fue
detenido y enviado a Normandía. Pudo escapar y refugiarse en París, donde fue
detenido de nuevo. Estos años y los inmediatos siguientes a la Segunda Guerra
Mundial son los menos conocidos de la vida de Remedios, aunque, por el
testimonios de sus hijos, sabemos que la Teniente Remedios, una vez terminada
la contienda asistía en la ciudad de Toulouse a los mítines de Dolores
Ibárruri, “La Pasionaria” y de Rodolfo Llopis.
Acabada la Segunda Guerra Mundial, Remedios trabajó
limpiando colegios y viviendas particulares durante años y no se le conoce
actividad política alguna, sin embargo, su hija Elisa cuenta que su madre era
muy modesta en todos los aspectos de la vida, “hacia muchas cosas por
ayudar aunque no las contaba”. Años más tarde, fijó su residencia en un pequeño
pueblo de montaña a sesenta kilómetros de Toulouse, cerca de frontera española
con Andorra llamado Hiss.
En 1971 regresa por primera vez a España y una vez en Petrer
habita en una discreta casa de campo en previsión de posibles represalias.
Reconoció que estaba llegando a su pueblo, después de treinta y dos años de
ausencia al ver una pequeña pinada que recordaba de su juventud, todo lo demás
que vio, sin duda lo encontró cambiado. Remedios volvió después a su pueblo una
vez muerto el Dictador en 1975. Las fiestas de Moros y Cristianos le
fascinaban, seguramente por encontrar en ellas la representación de una guerra
incruenta entre dos formas de ver el mundo que no terminaba en tragedia.
Remedios la Teniente, la heroína desconocida, la madre y ejemplo de lucha por
unos ideales de justicia murió en 1983 y está enterrada en su pequeño pueblo de
Hiss en Francia.
Bonifacio Navarro Poveda
Universidad de Alicante
Excelente resumen biográfico de la Teniente Remedios. No hay duda que el Gobierno español debería rendir homenaje a esta excepcional mujer. Su aportación personal a la defensa de las libertades de todos los españoles durante la II República no debería pasar desapercibida. La biografía de Remedios Jover es comparable a la de Agustina de Aragón, o a la de Juana de Arco.
ResponderEliminarEl primer homenaje que debemos hacer a Remedios es no olvidarla. ¡Ojalá llegaran más!
EliminarHe visto la foto de una miliciana que me parece Remedios, está en la actual exposición titulada "No pasarán"de la Casa de la Panadería en Madrid, foto tomada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (1936) por José del Pozo Almazán.
ResponderEliminarGracias Concha. No conocemos esa imagen.
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