Niño cavando una trinchera en el frente de Guadalajara |
Cuando hayáis
descansado, míster, de vuestros vuelos
cuando hayáis
descansado, digo, y saboreado
las mieles
derretidas de los vítores
yo, poeta español,
tengo el honor de invitaros
a visitar España.
Esta España que ayer
organizaba
su vida oscuramente
en un silencio
humilde y laborioso,
bajo un sol
complaciente, halago de turistas
(¡cuántos ingleses,
cuántos he visto en primavera
desperezar su niebla
bajo el cielo de España...!)
y ahora sacude al
viento sus raíces
empapadas de llanto,
barro español y
sangre de españoles.
Príncipe de la paz:
las multitudes
y las campanas
gritan vuestro éxito.
Vuestro fin de
semana merece mil respetos.
Y hay en vuestras
palabras tonos de voz humanos
que enternecen los
pechos.
Yo me imagino a
vuestros niños, rubios,
con los ojos azules,
echando a vuestro
cuello
sus brazos
delicados...
Pero hay niños
morenos,
morenos y famélicos,
con ojos como
lumbres
mirando a un cielo
bronco de metralla.
Y no hay paz en el
mundo, Príncipe de la paz,
¡porque hay guerra
en España!
Ría Inglaterra y ría
con risa que recorra
punta a punta la
tierra
(¿Checoeslovaquia
cuenta?)
y los cielos
ingleses crucen palomas blancas
que la hoguera
española va devorando piel,
carne y hueso de
España.
...Y perdonadme pero
los poetas
hablamos libremente
a dioses y premiers.
Pedro Garfías
Poesías de la guerra española
México, Ediciones Minerva, 1941
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