Niño español cruzando la frontera francesa |
Al dolor del destierro condenados
-la raíz en la tierra
que perdimos-
con el dolor humano
nos medimos,
que no hay mejor
medida, desterrados.
Los metales por años
trabajados,
las espigas que puras
recogimos,
el amor y hasta el
odio que sentimos,
los medimos de nuevo,
desbordados.
Medimos el dolor
que precipita
al olvido la sangre
innecesaria
y que afirma la vida
en su cimiento.
Por él nuestra
verdad se delimita
contra toda carroña
originaria
y el destierro se
torna fundamento.
Adolfo Sánchez Vázquez
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