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1594. La primera víctima por París

AGOSTO DE 1944
“PARÍS BIEN VALE UNA…”
LA PRIMERA VÍCTIMA POR PARÍS



“El pasado nunca está muerto. Ni siquiera es pasado”[1]


Enrique de Navarra, protestante, durante las Guerras de Religión, que enfrentaron a protestantes (hugonotes) y católicos en Francia durante el período comprendido entre 1540 y 1598, sería el futuro rey de Francia, que reinaría bajo el nombre de Enrique IV –uno de los mejores reyes que ha tenido este país, a decir de los historiadores-; eso sí, para poder acceder al trono galo tuvo que cambiar de religión y hacerse católico. Se le atribuye, por tanto, esa famosa frase que ha pasado a la Historia: “Paris vaut bien une messe”, o lo que es lo mismo: “París bien vale una misa”.

París siempre ha sido codiciada a lo largo de los tiempos por todos los pueblos que la han conocido. Desde que fuera Lutecia, hasta el día de hoy. Alemania, su vecina, no iba a ser menos. Bajo la hégira del nazismo, París se convirtió en la segunda Berlín y hasta el propio Adolf Hitler, una vez invadida Francia, e instalado en esta ciudad el cuartel general del ejército alemán, fue a visitarla, a admirar sus bellezas –que son muchas-, su luz… También quiso, con el tiempo, que fuese destruida antes de caer en manos de los aliados, tras la reconquista de Europa, una vez que éstos desembarcaron en Normandía el 6 de Junio de 1944.

Era cuestión de tiempo que París volviese a manos de los parisinos. Pero, habían de evitar que las órdenes de Hitler se llevaran a efecto; tras el imparable avance de los blindados y del ejército de los aliados, la ciudad estaba delante de ellos. Había que conquistar París pero intacta, sin destruirla como quería el führer alemán.

Al igual que en tiempos de Enrique IV, “París bien valía…” En este caso ¿Quizá una víctima? La primera fue la de un almeriense: José Barón Carreño, nacido en Gérgal (Almería), en 1918. Detrás de él fueron cayendo algunos más pero, París bien valía las “víctimas” que hicieran falta porque, después, sería Berlín, el último objetivo y, con él, la caída del III Reich, el de los mil años. Pero llegar hasta París no fue tan sencillo, no fue un paseo.

Primero hubo que hacer una guerra: la de España, que se perdió. Buscar refugio en Francia fue una necesidad y cuando Hitler invadió Francia, defenderla del opresor enemigo fue una obligación. Ésta, llegaría a costarle la vida, no solo a él, sino a toda una pléyade de jóvenes españoles, entre otras nacionalidades, que había dejado tras de sí a sus familias, a sus amigos, a su país.

Por aquél entonces en España no le aseguraban que, retornando, la vida seguiría igual que antes de comenzar la guerra. Más siendo “desafecto” al régimen –como fueron calificados, tanto los que se quedaron como la mayor parte de los que retornaron del país vecino-. Posiblemente una pared de cementerio sería lo último que viera; con suerte, que lo destinaran a un campo de trabajo, como a tantos miles que fueron a “purgar” las sentencias de los sumarísimos –miles de ellos tampoco pudieron volver a sus hogares porque murieron de enfermedades, de cansancio, de inanición, de los golpes sufridos día a día, de… de tantas cosas.

Esta guerra, la de España, es la que preparó militar y políticamente a nuestro personaje para que, en tierra extraña, demostrara a todos los que, de alguna manera, lucharon por la libertad de Europa, que él era un buen soldado, que no le importaba el peligro –lo había demostrado en cientos de ocasiones, tanto en España como en Francia- y que, pasara lo que pasara, él no se iba a detener frente a la caída de un obús de mortero o a la ráfaga de una MG-42[2]. La Guerra Civil Española le había marcado para siempre pero… ¿Por qué tuvo que ocurrir este desastre?

Es de conocimiento general, sobre todo en niveles académicos, que el devenir de la Historia política española ha conllevado siempre una larga historia de intervención militar; los uniformes siempre han dirimido, en el campo de batalla, que la balanza se inclinase hacia un bando u otro. El fiel, como la mayor parte de la población civil española, siempre ha sido el testigo silencioso –a veces no tanto- de los acontecimientos que se vertían en los “platillos” de la misma y donde, dependiendo del “peso” de cada uno, así se inclinaba hacia un lado u otro. Este simple, y quizá burdo, símil nos da idea de los resultados de los enfrentamientos habidos en territorio nacional, el nuestro, a lo largo de los siglos.

Pero, algo había cambiado esta manera de hacer, de dirimir las causas en el campo de batalla. En aquellos días de mediados de julio de 1936, iba a comenzar una guerra fratricida en España, como consecuencia de un golpe de estado militar. Esta insurgencia había cambiado el significado, propiamente dicho de lo que, hasta ahora –a lo largo de los tiempos- había sido una intervención militar hasta tal punto que modificó, sin duda alguna, el origen de todas las maneras de realizar la actividad política que se habían desarrollado, tanto en el propio parlamento de la nación, como en las calles de todas las ciudades del país, desde el 14 de abril de 1931, día en que se había proclamado la Segunda República.

La situación política que trajo a España la Segunda República supuso que, tanto liberales como conservadores, o sea, izquierdas como derechas, discutieran –en los foros correspondientes- el futuro que deseaban para su sociedad y para su política. Situación  de discusión que les había llegado de fuera de nuestras fronteras, como por ejemplo la corriente que llegó de Rusia como consecuencia de su revolución y, la no menos importante, la democracia política, puesta en marcha, por las masas, como consecuencia de la Gran Guerra.

Pero, no nos engañemos. El conflicto estaba enquistado desde hacía mucho tiempo en la sociedad española. A lo largo de las últimas décadas se había venido produciendo un lento, pero perceptible, cambio en lo económico, en lo cultural y, por ende, en lo social, que llegó a las principales ciudades de España, capitales de provincia, pero también al interior de las mismas, sobre todo debido al notorio auge que habían experimentado las economías europeas y mundiales.

“Las clases medias urbanas de los años veinte, oyentes de la radio y que se sumaban a asociaciones republicanas, unidas a una masa de trabajadores que emigraban del campo a la ciudad (…) ya habían introducido un desafío más importante a las más viejas formas de orden social y político que el que se podía encontrar en cualquier otro lugar del sur de Europa. La República, con su clara vocación de hablar en nombre de la ciudad, fue en sí misma el producto de este desarrollo tanto como su generador. Y es esta diferencia española la que explica la importancia de la resistencia popular al golpe militar de julio de 1936, al igual que la clara geografía política de sus éxitos y fracasos iniciales”[3]
                                                                                                                  
Esto, y otras circunstancias que se dieron en aquella España de mediados de julio del 36, hay que tenerlo en cuenta, dada su importancia, por cuanto que es de relativa profundidad y lo complejo del cambio social y cultural que había penetrado mucho más allá de sus ciudades, llegando, no solo a los pueblos, sino también a las aldeas, la serie de elementos culturales modernos ya presentes en 1936, lo que explica la violencia de la reacción franquista.

Éste es el panorama, el caldo de cultivo –entre otras cosas- que había hecho posible que se produjese el estallido de la Guerra Civil Española. Esta guerra va a ser –como una fase más de la misma, de hecho la primera- el gran teatro de ensayo de la que, en poco más de tres años, daría comienzo –nuevamente- en Europa.

Europa ha sido la gran protagonista, en las últimas centurias, de acontecimientos de diversa índole que siempre han tenido que resolverse en el campo de batalla. Decía Carlos Rojas, refiriéndose a Napoleón, lo que sigue:

“A tal Vida y a tal Muerte (permíteme pronunciarlas con mayúsculas para que no te llamen a engaño), solo puedes aproximarte en tu doble e inalienable condición de ser humano y europeo. En otras palabras, como afirmaría tu personaje el Gran Corso, que es el emperador de los franceses don Napolione Buonaparte Ramolino, que en paz descanse en su condición de hijo de aquella gran puta, que a su decir era Europa”[4]. 

Europa, como vemos, continuaba siendo la culpable, también, en los tiempos de Napoleón, más de cien años antes del tiempo en el que va a transcurrir nuestra historia. Y es que  será el país vecino quien vea caer, bajo el fuego enemigo una vida que había visto la luz clara del Mediterráneo, por primera vez, cerca, muy cerca de la bahía de Almería, del cabo de Gata. En la vecina Gérgal.

“Número 541
José María Barón Carreño
En la villa de Gérgal, a las diez horas del día tres de marzo de mil novecientos dieciocho; Ante don Luis Espínola Palacios, Juez Municipal de Gérgal, de la misma y Don Blas Márquez Barón, habilitado Secretario, compareció Juan Barón Peinado, natural de Gérgal, Provincia de Almería, de 20 años de edad, de estado casado, su ejercicio jornalero, domiciliado en Gérgal solicitando se inscriba e el Registro Civil un niño y al efecto, como padre del mismo declaró:
Que dicho niño nació en su casa el día primero de marzo del actual a las seis horas.
Que es hijo legítimo del declarante, natural de Gérgal, provincia de Almería, de edad de 20 años, de ejercicio jornalero; y de María Carreño Martínez, natural de Gérgal, provincia de Almería, de edad de 24 años, ocupación las de su sexo y domiciliada en el de su marido.
Que es nieto, por línea paterna  de Antonio Barón Soria y de Francisca Peinado, naturales de Gérgal; y por línea materna, de Patricio Carreño Martínez y de Josefa Martínez Castellano, naturales de Gérgal.
Y que al expresado niño se le puso el nombre de José María.
Todo lo cual presenciaron, como testigos, Don Pedro Llanos Carreño y Don José González Roa, de estos vecinos y mayores de edad.
Leída íntegramente esta acta, e invitados las personas que deben suscribirla, a que la leyesen por si mismas, si así lo creían conveniente, se estampó en ella el sello del Juzgado Municipal y la firmaron el Sr. Juez con los testigos y no el declarante por decir no saber lo hace el Juez y de todo ello, como Secretario, doy fe”[5].

[Están las firmas del Juez, del Secretario y la de los testigos. Rubricados. Está el sello del Juzgado Municipal de Gérgal]. 
                                                                                      
Esto que antecede es la trascripción literal de la Partida de Nacimiento de José Barón Carreño, el protagonista de esta historia, de José María, como hemos visto que consta en su Partida, aunque pasará a la Historia como José, lo veremos más adelante, dejaría esta vida con otro nombre: “Robert”. En el Olimpo de los héroes que lucharon por la libertad, en todos los frentes, en todas las guerras, en todas las épocas, seguro que ocupa un lugar preferente, con ambos nombres. También hay que decir, es cierto, que con este artículo no se trata de biografiar la corta vida de este hombre. Simplemente de situarlo en el tiempo que le tocó vivir y agrupar, en una, algunas de las cosas que de él se han escrito, y de ver cómo fue su participación, y su muerte, en dos guerras, con tan solo 26 años.

A veces, la diosa Fortuna se alía con determinadas personas, y les acompaña, a lo largo de toda una vida, haciéndoles protagonistas de alguna historia, librándolos de algún mal en otra historia distinta. Este parece que fue el caso de José Barón. Desde luego este nacimiento venía marcado de antemano. Más que el nacimiento, es el año, un año que pasará a la Historia por lo que supuso la parición en nuestro país, de una pandemia.

Nació en el año 1918, cuando una de las pandemias más grandes que ha conocido el mundo, se dejó ir por todos los países causando la muerte a millones de personas: La gripe española (también conocida como la gran pandemia de gripe, la epidemia de gripe de 1918 o la gran gripe) fue una pandemia de gripe de inusitada gravedad (…) Es considerada la pandemia más devastadora de la historia humana, ya que en solo un año mató entre 50 y 100 millones de personas. Esta cifra de muertos, que incluía una alta mortalidad infantil, se considera uno de los ejemplos de crisis de mortalidad. Sin embargo él sobrevivió sin saber porqué.

Pero, parece que era el sino de José Barón. Si había nacido en un año que pasaría a la Historia, también su muerte tuvo lugar en otro año emblemático como fue el de 1944. Ese año, poco más de dos meses antes de morir, había tenido lugar el desembarco, en las playas de Normandía –Francia- de las tropas de los aliados contra el invasor alemán. El 6 de junio de 1944, el día D, se inició la reconquista final de la Europa invadida por los ejércitos de la Alemania nazi que, escalonadamente, irá recuperando territorio y ciudades, como París, haciendo retroceder al enemigo hacia su último bastión, el búnker del führer de un Reich, el III que iba a durar mil años, en Berlín. Los rusos, desde los frentes del Este, también habían ido reconquistando el territorio de la madre Rusia y pronto, muy pronto, se presentarían ante las puertas de Berlín.

Cuando José ve la luz por primera vez, lo hace en una tierra: Almería, que no solamente estaba siendo diezmada por la gripe. El problema venía de atrás y llegaría más tarde también. Acabada la “Gran Guerra”, el mismo año de su nacimiento,- que también había provocado millones de muertes en las trincheras europeas, sobre todo en Francia-, en España no se terminaba de vislumbrar un panorama de tranquilidad. Entre la Guerra de Marruecos, primero, la Dictadura de Primo de Rivera, después, y la instauración de la Segunda República, en 1931, en España solamente han pasado 13 años en los que José ha ido creciendo en aquella Almería de principio de los años 20, donde todo era casi miseria y en donde, el día a día era todo una aventura.

Son muy recurrentes, en los artículos que he suscrito sobre otros personajes de la provincia, las citas que aparecían en algún diario provincial de aquél tiempo, o las palabras que se decían en las Cortes de Madrid, sobre la situación de la provincia almeriense de aquél tiempo. En esta ocasión no va a ser menos. Y lo hago porque reflejan, como ningún otro ejemplo, la situación paupérrima, y de miseria exacerbada existente en Almería y su provincia.

Aún no había cumplido 10 años José cuando, refiriéndose a Almería, se publicaba lo que sigue:

“A todas horas se oye hablar en todas partes y por todos, de la penuria reinante. Si se habla de nuestra línea férrea, se apunta que su tráfico disminuye en vez de aumentar. Si los mineros exponen sus quejas, son estas lamentaciones mayores, por la gran paralización de sus distritos. Entre los agricultores sucede lo propio, sus balances son de pérdidas. La industria es tan mísera que apenas si se puede decir que existe. Los comerciantes se quejan de sus escasas rentas. Y en cuanto a los braceros no hay que decir de su éxodo de miseria que les hace abandonar el suelo en que nacieron”.[6]

Ocho años después, recién cumplida su mayoría de edad, José también podía haber escuchado decir lo que el Diputado en Cortes por la CEDA, Luís Jiménez Canga-Argüelles, refiriéndose a la provincia de Almería, decía en el Parlamento, el 12 de junio de 1936: “En Almería, Señores, se vive, mejor dicho, se malvive, de la minería y de la agricultura”.[7]

Pero José, desde que tiene uso de razón, quizá por el estado político del país con motivo de la proclamación de la Segunda República, con 13 años ya en su haber, queriendo ser un hombre, sin haber dejado de ser niño, quiere vivir esa coyuntura de efervescencia política que le ha tocado vivir en aquél momento, rodeándose de amigos que frecuentan los círculos más cercanos a la izquierda política (quizá porque lo haya vivido en casa –recuérdese que el padre era jornalero y, en aquél tiempo, eso significaba que había que trabajar, de sol a sol, por un ridículo y mísero jornal. Era una carestía de la vida insuperable, para una economía familiar más que modesta y quebrantada, en más de una ocasión, por las circunstancias socio económicas del país), de su misma edad, que igualmente frecuentaban tanto estos círculos a los que nos referíamos anteriormente, como a otros sindicales afines a aquellos grupos políticos que habían sido los ganadores, aquél 14 de abril de 1931, para poder proclamar, como así lo hicieron, la Segunda República Española.

Por la documentación generada con motivo de la apertura de la Causa General (en esta ocasión, para Almería. Se hizo igual para todas y cada una de las provincias que conformaban el país), conocemos algo de la actividad política del joven José y, posiblemente, de su hermano Juan (por coincidencia de apellidos, presuponemos que se trata de su hermano –mayor que él-, aunque, desde luego, no podemos aseverarlo al cien por cien).

“La Causa General, creada por Decreto de 26 de abril de 1940, ratificado por el de 19 de junio de 1943, atribuye al Ministerio Fiscal, subordinado al Ministro de Justicia, la honrosa y delicada misión de fijar, mediante un proceso informativo fiel y veraz –para conocimiento de los Poderes públicos y en interés de la Historia-, el sentido, alcance y manifestaciones más destacadas de la actividad criminal de las fuerzas subversivas que en 1936 atentaron abiertamente contra la existencia y los valores esenciales de la Patria, salvada en último extremo, y providencialmente, por el movimiento liberador”.[8]

El 6 de diciembre de 1941, el Secretario del Fiscal Instructor de la Causa General de la provincia de Almería dicta una Diligencia, para hacer constar:

“… haberse dictado una providencia que obra al folio 270 del Tomo Primero de la Pieza Principal, en virtud de la cual se reclama a los distintos Comandantes de Puesto de la Guardia Civil de la provincia datos relativos a los extremos siguientes: Estado del Orden Público en los pueblos de la demarcación durante los meses precedentes al Alzamiento Nacional, especialmente a partir de las elecciones de 1936 [recuérdese que fueron elecciones generales y las últimas que celebró la República; éstas tuvieron lugar en febrero de 1936, los días 16 y 23. N. del A.]. El Movimiento Nacional y sus antecedentes. Organización del terror marxista y procedimientos más frecuentes empleados en la organización del mismo. Asesinatos cometidos y personalidad de las víctimas. Formación de milicias con destino a los frentes. Reclutamiento de quintas. Principales desmanes y atropellos cometidos. La liberación (…)”.[9]

Casi dos meses más tarde, el 31/01/1942, el Fiscal Instructor recibe el informe solicitado. En este caso que nos ocupa, el que se refiere a la localidad de nacimiento de José María Barón Carreño: Gérgal (Almería). Un extenso informe, dividido en varios apartados [de la A) hasta la I), ambos inclusive. N. del A.] y , dentro de cada uno de ellos, más apartados enumerados –unos con más, otros con menos. Los apartados que nos interesan son los que siguen:

“ (…)
C) ORGANIZACIÓN QUE UNA VEZ IMPLANTADO EL DOMINIO ROJO SE DIO EN GÉRGAL AL TERROR MARXÍSTA:
(…)
7º.- De la CNT fueron dirigentes: (…), Juan Barón Carreño, (…).
8º.- Fueron dirigentes de Partidos Políticos los siguientes: (…), De la FAI., los mismos enumerados como dirigentes de la CNT, (…) y de la JSU. (…), José Barón Carreño, (…).
(…).
10º.- Los agitadores y propagandistas más destacados, los que enardecían y propagaban los atropellos más abominables, eran: (…), Juan Barón Carreño, (…)”.[10]

Vemos, pues, como en el informe elaborado por la Guardia Civil, teniendo en cuenta las fechas de febrero y julio de 1936, José y, supuestamente su hermano, Juan, tienen un protagonismo en la vida política de la Gérgal de 1936, que no difiere mucho de lo ocurrido en otros pueblos de la provincia almeriense. José en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), y a su supuesto hermano, Juan, nos lo encontramos, tanto en la FAI (Federación Anarquista Ibérica), como en la CNT (Confederación Nacional del Trabajo); organizaciones, como vemos, muy a la izquierda, muy radicalizadas, por lo que se desprende que en casa se vivía la política, se sentía como propia y sería la que marcaría los ritmos diarios.

José siempre fue de ideas progresistas. Lo fue estando en Almería, en su Gérgal de nacimiento, y lo sería más tarde, -como veremos-, cuando su familia sopesa la posibilidad de buscar nuevos horizontes y van en busca de ellos. Sabemos, igualmente, como quedó claro en el informe de la Guardia Civil, para documentar la Causa General –en Almería-, que José había militado en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), que fueron creadas en el primer trimestre de 1936 –concretamente en el mes de marzo-, cuando tuvo lugar la fusión entre las juventudes, tanto socialistas como comunistas. El paso siguiente era la celebración de un congreso de unificación que corroborara la creación de esta nueva organización. Congreso que estaba previsto celebrar en el mes de julio de ese mismo año pero, las circunstancias del momento impidieron que éste se celebrara en la mayoría de las localidades. Será en octubre de 1936 cuando por fin tenga lugar la celebración de este congreso en multitud de localidades. Gérgal, como tantas, también eligió este mes del último trimestre de 1936, concretamente el día 3. Entre los cargos electos que se reparten la dirección de esta institución en Gérgal, o sea, de las JSU, aparece José Barón Carreño al que se le asigna la Secretaría de Prensa y Propaganda de la Radio de la JSU.[11] 

Quizá por esta situación, previendo males mayores o, simplemente por mejorar la situación económica familiar –ya hemos visto en páginas anteriores cómo se vivía en la Almería de aquél tiempo-, la familia de José opta por buscar otros aires. Así vemos que…

“José Barón Carreño nació en Gérgal, provincia de Almería, en 1918 pero su familia, como tantas otras familias almerienses (…), decidió emigrar a Melilla en busca de nuevas oportunidades laborales”.[12]

Es de suponer, a la vista de lo que consta en la Causa General, que la familia de José opta por abandonar Almería, o sea, su pueblo natal: Gérgal, y marchar a Melilla –justo enfrente de Almería, pero en la costa marroquí- en busca de mejores oportunidades, sin tener en cuenta que, tanto en aquél tiempo como hoy mismo, esta ciudad es muy pequeña, donde todos conocen a todos y donde la presencia militar es fuerte debido a las circunstancias especiales que tanto esa propia ciudad, como su semejante, Ceuta, tienen con respecto al resto de las que conforman el territorio nacional de España.

José, con seguridad, desde el momento de poner pie en Melilla, contactó con las organizaciones de izquierdas, que también las había en dicha ciudad; perteneciendo él a las JSU, lo primero que hace es contactar con los que allí ya están constituidos como tales, es decir, su propia organización, y vivir el día a día político melillense. José Barón, habría asistido a la escuela, con toda seguridad, en su niñez y adolescencia, aunque ésta hubiera tenido que compartirla, con algún trabajo esporádico que surgiera, como una manera más de ayudar a su familia, y tenía cierta cultura, seguramente que por encima de la media nacional. Decimos esto porque, estando afincado ya en la ciudad de Melilla, y según ha contado la familia:

“José formó parte de la delegación de Melilla que iba a participar en la Olimpiada Popular de Barcelona entre el 19 y el 26 de julio de 1936. Junto con Barón Carreño fue a Barcelona Francisco Pradal, también de las JSU y que, después de la Guerra Civil, tendría un importante papel en la resistencia antifranquista. La delegación melillense marchó a primeros de julio y eso les salvó de morir asesinados por los franquistas melillenses como muchos de sus compañeros de las JSU.”[13]

La Olimpiada Popular fue una de esas “grandes oportunidades” que da la vida. Si la coges estás salvado, si es lo contrario… estás hundido (me recuerda esta frase uno de los títulos de la trilogía que escribió un ex-deportado a un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial.[14]
“La Olimpiada Popular fue un evento multi-deportivo que iba a ser celebrado en Barcelona (España), entre el 19 y el 26 de Julio de 1936, y que no pudo llevarse a cabo, dado que el 18/07/1936 tuvo lugar el levantamiento que daría lugar a la Guerra Civil Española.
La Olimpiada Popular fue organizada como protesta a los Juegos Olímpicos de Berlín –Hitler se encontraba en el poder-, del mismo año. El recientemente electo gobierno de la II República, del Frente Popular, decidió boicotear los juegos de Berlín al no enviar a los representantes de España y prefirió organizar un evento deportivo alternativo pero en distinta fecha.”[15]

Como ya sabemos, los acontecimientos impidieron que se celebrara esta Olimpiada Popular pero… ¿Qué fue de José? ¿Regresó a Melilla a sabiendas que iba a tener, muchos y graves problemas debido a su filiación política? ¿Se quedó en Cataluña?...

José, en julio de 1936, ya tiene más de 18 años cumplidos, es mayor de edad. Sabe que no puede volver a Melilla, cuna del Alzamiento, más teniendo en cuenta su filiación política y las fuertes convicciones que le unen al Partido, donde ha crecido, tanto como hombre, como en su convencimiento en relación con las afirmaciones políticas que ha venido defendiendo en los círculos políticos de izquierdas donde se ha estado moviendo. José, como tantos jóvenes de izquierdas que estaban en Barcelona con motivo de esta Olimpiada Popular, regresó desde la capital catalana a su lugar de nacimiento puesto que, como hemos visto, no se le ocurrió volver a Melilla. Gérgal le estaba esperando y es allí, donde, como hemos visto en renglones anteriores, será elegido Secretario General de Prensa y Propaganda de la Radio de la JSU en dicha localidad.[16]

Alrededor del PSUC –el Partido Socialista Unificado de Cataluña-, muy comunista, se han ido acercando una serie de milicianos que voluntariamente han incrementado las unidades militares de la región de Cataluña. Así, José –que ha quedado en Cataluña, como sabemos- también va a formar parte de una unidad de milicianos que se va a incorporar a la 31ª División del Ejército Popular de la República, o simplemente EPR.

Esta División, la 31ª, formaba parte del X Cuerpo de Ejército, como reserva del Ejército del Este[14], en mayo de 1937. La mandaba el Coronel Antonio Escoda Xantruch. Estaba formada por tres Brigadas Mixtas compuestas éstas, a su vez, por cuatro Batallones, a saber:

- La 133 Brigada Mixta (Unidades: 529 Bón., 530 Bón., 531 Bón., y 532 Bón.). Se formó en Barcelona, en mayo de 1937, con milicias anarquistas. Partió el 09/06/1937 hacia el frente de Huesca. Intervino en la batalla de Belchite. En abril de 1938 esta unidad se disuelve. Se reestructura después y se afecta a la 24ª División del mismo Cuerpo de Ejército, el X aunque, a primeros de noviembre es adjudicada, transitoriamente, al XII Cuerpo de Ejército. En diciembre, la División vuelve al Cuerpo de Ejército anterior, el X. Se incorporó, circunstancialmente a la 43ª División. Fue a partir del día 11 de enero de 1939 cuando prácticamente la Brigada se disolvió[18]

- La 134 Brigada Mixta (Unidades: 533 Bón., 534 Bón., 535 Bón., y 536 Bón.). Se organiza, también en mayo de 1937. Participa en el cerco a Huesca y, en septiembre, en la batalla de Belchite encuadrada en la Agrupación “A”. En la batalla de Aragón, se retiró a los altos valles pirenaicos el 26 de marzo de 1938. El 19 de abril cruzó la frontera francesa por El Portillón y el Puente del Rey. Se reorganiza en Figueras y vuelve al frente norte de Cataluña. Uno de sus batallones participó en la batalla del Ebro. La última noticia de ella es que, el 26 de enero de 1939, se encontraba en Caldas de Montboy, el día de la caída de Barcelona[19]

- La 135 Brigada Mixta (Unidades: 537 Bón., 538 Bón., 539 Bón., y 540 Bón.). Como las anteriores, también es en mayo de 1937 cuando se constituye. Participa en los combates en torno a Huesca al mes siguiente, es decir, en junio. Cuando se inicia la batalla del Ebro está defendiendo la orilla izquierda en la desembocadura del río, y el 2 de agosto lo cruzó para situarse de enlace entre las 27 y 62 Divisiones. En agosto quedó prácticamente aniquilada. Fue retirada para su reorganización en La Seo de Urgel. Tras retornar a la reconstruida 31 División, la 135 BM fue disuelta.[20]

La 62 Brigada Mixta (Unidades: 245 Bón., 246 Bón., 247 Bón., y 248 Bón.). Se militariza, en diciembre de 1936 –en el frente de Cáceres- la milicia mandada por el mayor Orencio Labrador y se forma la 62 Brigada Mixta, dependiente del Cuerpo denominado Agrupación Tajo-Extremadura, incluido en el Ejército del Sur, en la fecha indicada anteriormente. Más tarde pasará a formar parte de la 29ª División, perteneciente al VII Cuerpo de Ejército, del Ejército de Extremadura (en abril de 1937). En julio de 1937 pasará a formar parte de la 31ª División, del X Cuerpo de Ejército, del Ejército del Este. El 29 de diciembre de 1938, la 62ª BM se distinguió en la defensa de Artesa de Segre, por lo que fue felicitada por el Alto Mando. No se volvió a hablar más de ella[21].

Sabemos que la 133 BM era de mayoría anarquista y tuvo un papel muy importante en el frente del Este y en la batalla de Belchite. La 134 BM, se destacó brillantemente en esa misma batalla y en la del Ebro. La 135 BM estuvo primero en la 31ª División y, más tarde, en la 62ª División, retornando a la primera, o sea, a la 31ª División prácticamente al final de la guerra, su papel fue discreto.[22]

“En el mes de marzo de 1938, lo que parecía una guerra entre dos ejércitos igualados, está comenzando a decantarse a favor de las tropas franquistas, que acaban de conquistar toda la cornisa cantábrica, y siguen empujando a las cada vez más debilitadas fuerzas republicanas hacia el Mediterráneo.
En Aragón, la 31 y la 43 División se atrincheran en la provincia de Huesca y resisten los ataques durante unos meses, pero la presión de la artillería pesada es constante y la situación cada vez es más difícil. Tras unos días de intenso fuego de mortero y de bombardeos de la Legión Cóndor alemana, el 22 de marzo la infantería franquista inicia el avance y los republicanos se ven obligados a ceder terreno. La retirada de la 31 División se convierte en una espectacular desbandada: sus tropas se disgregan en pequeños grupos que se las arreglan como pueden para huir a Francia o hacia Cataluña. La mayoría pasa a Luchon desde Benasque”.[23]

Sobre los acontecimientos narrados en la cita que antecede, es cierto que el descalabro fue enorme, aunque para otros autores, además de lo ya escrito achacan otras causas, no ajenas a la celeridad con que se fueron presentando los acontecimientos, así como al personal que componían algunas unidades. Vemos, desde otro punto de vista, qué fue lo que pasó aquél mes de marzo de 1938 en el norte de la provincia de Huesca.

“En marzo de 1938, el Ejército Nacional iniciaba su ofensiva de Aragón, si bien, en otros sectores que el de la 43ª División. Solo el 22 de marzo, la división se vio fuertemente presionada por las fuerzas nacionales que atacaban por el sector de Huesca. El 518º Batallón ‘Cinco Villas’ fue trasladado como refuerzo a este sector, pero para cuando llegó, la retirada de las tropas republicanas se había convertido en una desbandada, hasta el punto que el grupo de Intendencia de la 130ª Brigada que salió tras el ‘Cinco Villas’ poco después de su marcha no pudo encontrarlo. Los nacionales se acercaban rápidamente a Barbastro. Para el autor, la visones de algunas unidades republicanas habían facilitado el descalabro,[p.144]”.[24]

Una tercera narración de los hechos, refiriéndose en este caso a lo que vino en llamarse la “Bolsa de Bielsa”, la encontramos en la cita que transcribimos a continuación donde se percibe, de manera nítida, qué es lo que pudo ocurrir durante el transcurso de la acción de guerra, vías de escape, ayudas recibidas, en unas circunstancias realmente difíciles.

Estamos en el mes de marzo de 1938, en el norte de Huesca, el invierno se está terminando y la primavera, en esas latitudes, tarde un poco más en hacerse visible. En estas condiciones climáticas podemos imaginarnos lo que se describe de esta manera:

“La Bolsa de Bielsa. La retirada de la 31ª División en marzo de 1938, cuyas tropas huyeron a Francia mayoritariamente por Benasque, tal y como le sucediera a Martín Arnal, dejó a la 43ª División en una crítica situación: la ruta a Barbastro había quedado comprometida. Ésta fue rápidamente copada por las tropas rebeldes, y ello supuso a su vez que la unidad que comandaba el Esquinazau quedase aislada en Sobrarbe.
Rodeada en territorio español, y teniendo como única vía de escape su flanco Norte, las tropas de la 43 fijaron posiciones a mediados de abril al abrigo de los desfiladeros y montañas del valle del Cinca. Durante varias semanas los más de seis mil hombres de la unidad republicana aguantaron el envite franquista, conteniendo su avance tras una primera línea de defensa establecida en Escalona y una segunda en Laspuña. Sin embargo, cuando esta fue derribada, la desbandada fue inevitable y miles de civiles refugiados en Bielsa procedentes de otras localidades del valle como Labuerda, Puyarruego, Escalona, Lafortunada o la propia Laspuña comienzan su huida a Francia en pleno mes de abril por unas montañas repletas de nieve. Los pastores de la zona, conocedores de excepción de la particular orografía del valle, organizaron la ruta de escape y acompañaron a mujeres y niños, primero hasta Parzán y, posteriormente, hasta la cima del Puerto Viejo, punto en el que les esperaban los voluntarios franceses que iban a ayudarles a descender hasta Aragnouet, nuestra ruta.”[25]

Hemos visto las unidades donde José Barón Carreño, de una manera u otra, en algún momento de la Guerra Civil, mientras estuvo en la 31ª BM, fue viendo bien los avances de unas, bien los retrocesos de otras, dependiendo de las circunstancias de la guerra.

Seguramente, desde que se incorporara a una de esas unidades, vieron que no era un chico normal, destacaría por su enaltecimiento político –lo hemos visto que había estado en las JSU, tanto en Gérgal (Almería), como en la Melilla donde va a parar con su familia, buscando nuevos horizontes- por sus formas, por su acalorado discurso en favor de la República y contra un ejército subversor, alzado en armas contra un gobierno legalmente constituido, por lo que habría que defender a éste que había sido elegido democráticamente por sufragio universal. No tardarían mucho, sus mandos, en darse cuenta que José estaba capacitado para una de las Comisarías de la División.

“Durante la Guerra Civil, José ejercería de comisario político en la 31ª División del Ejército de la República”.[26]

Ahí es donde, con toda seguridad, José puso todo su saber, toda su impronta política, todo lo que llevaba en su cabeza desde muy temprano, era una manera de llevar, no solo la labor política hasta la propia trinchera, sino hacer que la cultura también llegara hasta esos propios lugares de defensa. Fue una de las tareas, tan importante como la propia defensa de los intereses del gobierno de la República. En todas las unidades, el tema cultural era uno de los principales baluartes para llamar la atención al otro bando de que no solamente se pretendía defender unos ideales, sino también de llevar, y hacer llegar la Cultura, a los lugares donde nunca ésta se había presentado.

“(…), como en la mayoría de unidades militares, la tarea cultural se orientaba hacia finalidades muy diáfanas (elevación cultural y capacitación militar de los soldados) y se canalizaba a través del apoyo al trabajo del Comisariado Político y de las Milicias de la Cultura. El carácter educativo y cultural se acompañaba, lógicamente, de la intención –ni tan solo disimulada- de ocupar un espacio en la lucha ideológica. El Comisariado Político y las Milicias de la Cultura eran los organismos directamente responsables de la actuación cultural llevada a cabo en las divisiones y, aunque se habían creado desde presupuestos diferentes, el interés pedagógico y el trasfondo político compartidos hacían que entre ambos se intentase, en la medida de lo posible, mantener una estrecha relación. Estas dos coincidencias los conducían necesariamente a hacerse compatibles y condicionaron su progresiva inserción más orgánica en la estructura militar”.[27]

Una de las instituciones peculiares, si no la que más, en el Ejército Popular de la República fue el Comisariado de guerra – se utiliza este término para denominar al cuerpo, pero los comisarios también son conocidos como “comisarios políticos”-. Se constituye éste en el mes de octubre de 1936 y aparece como una necesidad urgente, y evidente, dada la desconfianza que se profesaban, en el bando republicano, los militares profesionales.

“…la misión principal de ejercer un control de índole político-social sobre los soldados, milicianos y demás fuerzas armadas al servicio de la República (…). Por otra parte, los comisarios políticos desarrollaron también una actividad cultural que no debería quedar en el olvido. La propaganda republicana, especialmente la inspirada por el Partido Comunista, ensalzó continuamente la figura de los comisarios y los convirtieron en héroes que servían de ejemplo para el resto de los combatientes”.[28]

Muchos de ellos habían llegado a las unidades respectivas procedentes del Partido Comunista, aunque otros muchos pertenecían a otras instituciones como lo fueron: el PSUC[29], las JSU o, incluso, a la UGT, y seguían las directrices del Partido Comunista de España (PCE). No hace falta decir que los comisarios del Ejército Popular desempeñaron su misión, con mayor o menor acierto en unas circunstancias realmente complicadas. Una preocupación, casi constante, fue el estado moral y material de las tropas. Podemos imaginarnos a José Barón intentando, por un lado tener levantada la moral de unas tropas que, como hemos visto en renglones anteriores, no se distinguieron por su heroicidad –como hemos visto en páginas anteriores- y por otro lado intentando compaginar la parte cultural de su misión y el de los Milicianos de la Cultura, tan ligados a este Comisariado.

“Enseñar a leer a los soldados… Abrir para tantos hombres horizontes nuevos, vida amplia, libre, espiritual… Pero esto no es todo. Los milicianos de la cultura ayudan también al Comisariado a desarrollar su labor política y social junto al soldado, y a mejorar las condiciones culturales de los combatientes, en general”.[30]

En ese sentido parecía oportuno estimular a la tropa para que se generasen discusiones instructivas entre los combatientes; la creación de revistas en las que los soldados debían de escribir en las mismas, organizar bien grupos de lecturas, bien reuniones políticas, la distribución de la prensa militar que se generase, el reforzamiento de la conciencia política y, entre otras, cosas, la comprensión del porqué de esa guerra fratricida sin existir, aparentemente, alguna política partidista u orientación sectaria establecida de antemano.

“La acción del comisariado se extendería a todo el territorio republicano y tendría como campo de desarrollo natural las diversas divisiones, brigadas, regimientos, batallones, columnas y unidades armadas de cualquier clase”.[31]

La 31ª División, a la que pertenecía José, editaba, como hacían otras unidades del EPR, un periódico de sus Milicias de la Cultura, en octubre de 1937, que bajo el título –un tanto emblemático- de “Fusil y Libro”, sintetizaba los objetivos que guiaban a esta publicación, como un medio de cohesión ideológica y de orientación. Al igual que comenzaron a hacer pequeñas representaciones teatrales, tanto para la tropa como para el personal civil de las poblaciones donde estaban asentadazas estas unidades de la 31ª División. En la sección de “Noticias”, de “Fusil y Libro”, nº 5, de fecha 5-XI-1937, en las páginas 10-11, se puede leer:

“Antes de la función teatral, hablaron a los soldados, Miret, Responsable de Milicias de la Cultura de la Brigada, el Comisariado del Batallón, el de la Brigada, Argüelles, y la representación de la oficialidad y Jefes de la División”.[32]

En febrero de 1938, en la Plaza de Cataluña, en Barcelona, se inaugura una exposición en la que participaron dibujantes que pertenecían a las Brigadas Mixtas que componían la 31ª División –José Barón, aunque no lo encontramos en la documentación utilizada para este artículo, sabemos que está detrás, junto con el resto de comisarios que están en cada una de las unidades-, es decir, la 133, 134 y 135 BM del X Cuerpo de Ejército, del Ejército del Este.

Pero, independientemente de las actividades culturales a las que también estaban supeditados, cualquier comisario político, de cualquier unidad republicana, la primordial obligación era mantener el espíritu “guerrero” de la tropa y sus convicciones políticas “sanas”.

Un gran sobresalto se llevarían todos los comisarios de las unidades que componían la 31ª División cuando, como hemos visto en páginas anteriores, “(…) carecía de mandos suficientemente aguerridos (…)”,-ver nota a pie de página número 22-, y no solamente eso, sino también “La retirada de la 31ª División en marzo de 1938, cuyas tropas huyeron a Francia mayoritariamente por Benasque, (…)”, como hemos visto en la nota a pie de página número 23; Sabemos que gran parte de la 31ª División pasa a Francia, un año antes que finalice la guerra, pero también hemos leído que bastantes unidades vuelven a entrar en España, por otros pasos fronterizos más próximos a Cataluña, para continuar combatiendo al enemigo “nacional”.

Hemos visto, igualmente, que entre los comisarios políticos de la 31ª División, como José, aparece Josep Miret i Musté. Catalán, comunista, del PSUC. Veamos algo de Josep Miret porque también pasará a Francia aunque, algo más tarde que el otro José, José Barón. Su vida política comienza después de mayo de 1937, en Barcelona, en el PSUC…

“Josep Miret siguió los pasos de su hermano Conrado y se enroló en el Ejército Popular Regular (EPR). Conrado Miret llegó a ser comandante del EPR en 1938.
Como militar, Josep Miret fue nombrado Comisario de la 31ª División del Ejército Popular Regular, que combatió en las batallas de Vedado de Zuera, Belchite, Mediana y Torralba de Aragón. Más tarde fue Comisario General del Ejército del Este tras haber participado en la batalla del Ebro. Por último, fue también Comisario General de las Fuerzas Blindadas, una de las últimas tropas en abandonar Barcelona en enero de 1939. (…), él sería uno de los últimos miembros del EPR en abandonar Barcelona en enero de 1939 (…)”.[33]

No contamos con datos que nos hagan pensar lo contrario, por lo que hemos de especular que José Barón huyó, con el resto de unidades que componían la 31ª División, del X Ejército, del Ejército del Este, del Ejército Popular Regular de le República Española, aunque –seguro que tratándose de un comisario político y lo que esto representaba- para él no era una huída, sino una retirada, un repliegue para más tarde volver a luchar, otra vez, en territorio español. Sabemos que bastantes se quedaron en territorio galo pero, vamos a pensar que él retornó, formando parte de todas las diezmadas unidades que se habían retirado, antes de la bolsa de Bielsa, donde hemos visto como quedó sola la 43ª División del EPR, aguantando el empuje de las tropas “nacionales”.

La Guerra Civil Española parece que estaba tocando a su fin. Todo estaba a favor del ejército insurgente. El que fuera Presidente de la Segunda República Española, Manuel Azaña, en 1939, opinaba sobre el porqué de esta guerra, qué había impulsado a que se desencadenara, sobre España, tanto dolor, tanto horror, tanta muerte y desesperación, y decía que:

“Los dos impulsos ciegos que han desencadenado sobre España tantos horrores, han sido el odio y el miedo. Odio destilado lentamente, durante años, en el corazón de los desposeídos. Odio de los soberbios, poco dispuestos a soportar la ‘insolencia’ de los humildes. Odio de las ideologías contrapuestas, especie de odio teológico, con que pretenden justificarse la intolerancia y el fanatismo. Una parte del país odiaba a la otra, y la temía”.[34]

Ni José Barón, ni sus Brigadas Mixtas, ni su División, ni… Todo estaba perdido una vez que la batalla del Ebro se perdió. El ejército sublevado había llegado al Mediterráneo, había cortado las comunicaciones entre Cataluña y el Levante. El gobierno, en Valencia, está preparando la evacuación para continuar, desde fuera de España, su “lucha” por recuperar lo perdido y para que los países democráticos apoyen su causa… Comienza, para miles de soldados, civiles, mujeres, ancianos, niños, heridos… un largo camino hacia el paso fronterizo más cercano, para abandonar España, para que el país vecino, en este caso, Francia, les acoja como refugiados. José será uno más de los que, vencidos, cansados, maltrechos, hostigados… llegue a la frontera.

No es el caso narrar, en estos renglones, el cómo fue, el cómo los recibieron, el cómo los acogieron, el cómo los distribuyeron, el… en territorio galo. Para quien quiera saber todo este tipo de circunstancias, existe una abundante y magnífica bibliografía sobre el particular, a la que me remito -y a la que invito a leer a quien/quienes estuvieran/sen interesados en ese tema-. Sí hay que decir, no obstante, que después de autorizar la entrada en territorio francés al personal civil, tuvieron que abrir la frontera, igualmente, al personal militar entregando las armas y buscándoles refugio, en improvisados campos de refugiados –al principio- rodeados de alambres de espino, del mar –en otros-, bajo el cielo raso en la mayoría, hasta que se fueron adecuando los recintos, a la cantidad de miles de personas que albergaban cada uno de ellos.

Más de una veintena de campos, situados de costa a costa –del Mediterráneo al Atlántico- en el sur de Francia, se erigieron para detener, de alguna manera a esa masa ingente de españoles que no cesaban de atravesar los pasos fronterizos. Nombres como Barcarès, Saint-Cyprien, Argelès-sur-Mer, Septfonds, Gurs, Noè, Vernet d’Ariège… pasarán a la historia por haber acogido a miles de ellos que tuvieron que salir de su país.

Para algunos será principio y final: llegaron vivos pero no fueron capaces de superar las heridas, tanto las físicas como las morales. Para otros será una prueba más de cómo sobrevivir un día más viviendo entre la miseria y con todas las carencias habidas y por haber. Pero, para la mayoría fue una manera, otra más, de demostrarle al mundo –que habían asistido impávidos a la Guerra Civil Española sin decir, ni hacer, nada- que estaban preparados para lo que se les presentara. En aquellos momentos, por un lado, había que sobrevivir, pero también había que presentar batalla nuevamente en los frentes que hiciera falta.

Francia invitó a volver a España, abonando las soflamas españolas de que podían volver a su país todo aquél que lo desease (sin saber, algunos de ellos, lo que les estaba esperando), a los refugiados en su territorio. Lo hacía pensando en no tener dentro de su territorio a esa ingente cantidad de personas, la mayor parte de ellos militares, para no tener que ir incrementando el presupuesto del mantenimiento de miles de bocas y para evitar, que se estableciesen, definitivamente, en territorio francés. Ayudó a reencontrar a familias que se encontraban distribuidas en distintos campos y a juntarlas pensando que, de esta manera, retornarían a España aunque, en la mayoría de los casos, no ocurrió así.

Sabemos que a primeros de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia y se hizo con todo su territorio en muy poco tiempo. Que después volvió su cara hacia los Países Bajos y ocurrió otro tanto de lo mismo y en donde se pudo comprobar el efecto de la Blitzkrieg (“guerra relámpago”, en alemán), sobre todo con el episodio de Dunkerque… y Francia, que había asistido impasible a estos hechos, ya había dado pasos tratando de evitar ser el siguiente.

Una manera de hacerlo fue pidiendo voluntarios, de entre los españoles, que permanecían en los campos de refugiados. Éstos irían a reforzar la antigua “Linea Maginot”, levantada para impedir una supuesta invasión alemana, desde territorio alemán, durante la I Guerra Mundial. Serían grupos de hombres civiles, bajo mando militar francés, que se irían desplegando a todo lo largo de la frontera, tanto con los Países Bajos como con Alemania, sería lo que se llamarían Compañías de Trabajadores Extranjeros (CTE); también podrían servir como militares, en los Batallones de Marcha (firmaban hasta que terminara la guerra), o en la Legión Extranjera (en este caso firmaban solo por cinco años).

Miles de ellos lo hicieron, tanto en uno como en los otros. Algunos llegarían a escribir páginas de gloria, en la Historia de la Segunda Guerra Mundial, como fue el caso de los españoles pertenecientes a la IXª Compañía, integrada en un batallón del 2º Regimiento de Marcha del Chad que, a su vez, formaba parte de la 2ª División Blindada del ejército francés, llamada simplemente “La Nueve” –formada casi exclusivamente por españoles, bajo el mando del capitán francés: Raymond Dronne-. Pero aún permanecían muchos miles en los campos de refugiados.

Tras la “guerra relámpago” Alemania, como se esperaba, invadió Francia. Los miles de españoles que habían formado, decenas y decenas de CTE, fueron hechos prisioneros por el ejército alemán. Tras pasar un tiempo en campos de prisioneros de guerra (los stalag)[35], fueron deportados hacia campos de concentración construidos, tanto en territorio alemán como en otros países ocupados por ellos. Este fue el caso de Mauthausen, en Austria, también llamado el “campo de los españoles”, porque fue allí donde fueron a parar la mayoría de los españoles deportados[36]. Algo más de 9.000 llegaron, un poco más de 2.000 fueron los que salieron vivos de aquel infierno. Franco había dicho, a preguntas del gobierno alemán sobre qué hacía con algo más de 2.000 españoles que tenía en Angulema –Francia- y desde Madrid se le dijo que “fuera de España no había españoles”. Ante el silencio del gobierno español, éstos terminaron en Mauthausen. Uno de cada tres quedó allí.

José Barón, como Josep Miret y su hermano Conrand, y tantos como ellos, también pasaron por uno de estos campos de refugiados, y también se apuntaron a los CTE. Sobre todo, en el campo de refugiados de Argelès-sur-Mer, tienen lugar una serie de reuniones en las que se dan cita, por un lado el Partido Comunista de España (PCE), y por otro las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), -como habíamos visto en páginas anteriores, estas Juventudes habían nacido como consecuencia de la fusión de jóvenes socialistas y comunistas-, Esta serie de reuniones finalizan, en el último trimestre de 1940 con la firme decisión de organizar, en la Francia no ocupada hasta ese momento, una acción antifascistas, junto con los franceses, contra el gobierno títere de Vichy y contra los propios ocupantes del país. Alemania había invadido Francia en Mayo de 1940. Se queda con la mitad del país galo y la otra mitad deja que gobierne Petain, el viejo mariscal, en lo que históricamente se ha llamado el gobierno de Vichy (por estar la sede de su gobierno en esta pequeña ciudad sureña). Quizá Petain, sin saberlo, está dando oportunidades para que decenas, tanto de españoles como de franceses, huyan y se instalen en distintos departamentos franceses y hagan la guerra por su cuenta… Pero veamos cómo se desarrollaron, aproximadamente, los hechos.

Casi a finales del año 1940 Petain y su gobierno, con gran criterio, pone en marcha las Compañías de Trabajadores Extranjeros para permitir, de esta manera, la salida de los campos a los prisioneros, para que trabajasen en las fábricas y respondieran, de esta manera, a las necesidades económicas que el país estaba demandando. También lo hacen con su propia población, la gala, y con los mismos fines. Instauran lo que vino en llamarse Servicio de Trabajo Obligatorio (STO), cuyo fin era proporcionar mano de obra para las fábricas que producían armamento y para las obras de fortificación del Muro Atlántico (lo estaba llevando a cabo la Organización TODT –alemana).

Fue una magnífica oportunidad, si no la mejor, para que hombres osados, -como lo eran los españoles que venían de hacer una guerra-, intentaran, y consiguieran, fugarse. Otro tanto hicieron los jóvenes franceses. Prefirieron organizarse en las montañas, tanto los jóvenes que huyen del STO, como los españoles huidos de las CET’s. Ambos grupos llegarán a los mismos emplazamientos y engrosarán las filas de la Resistencia (ésta tendrá un marcado carácter civil, ya que no se constituye con miembros del ejército francés vencido). A partir de este momento comenzará a utilizarse la palabra maquis, cuando se refieren a los campamentos, y a quienes los componen se les denominará como maquisards.

“El maquis, también conocido como la guerrilla, Resistencia española o GE (Guerrilleros Españoles), fue el conjunto de movimientos guerrilleros antifascistas de resistencia en España que comenzó en la Guerra Civil. El casi inmediato estallido de la Segunda Guerra Mundial sorprendió a gran parte de los excombatientes republicanos en territorio francés; muchos de ellos se incorporaron a la Resistencia francesa en lo que fue la Agrupación de Guerrilleros Españoles (…). La palabra proviene del vocablo francés maquis, que viene a su vez del corso y del italiano macchia, que equivale a paisaje de arbustos, matorrales (maquia). En Francia se comenzó a usar este epíteto para denominar a grupos de guerrilleros de la resistencia francesa contra las fuerzas de ocupación alemanas en la Segunda Guerra Mundial que se escondían en zonas montañosas o bosques. La expresión francesa prendre le maquis es equivalente a la italiana gettarsi alla macchia y a la española echarse al monte.”[37]

Se puede decir que los exiliados republicanos españoles comenzaron su participación, en la resistencia francesa, en el mes de julio de 1941, fecha en que la Alemania nazi decidió invadir a la Unión Soviética. Esta participación se desarrolla en el marco de la UNE, o sea, la Unión Nacional Española, que había sido promovida por el Partido Comunista Español (PCE).

“En abril de 1942 constituyeron el XIV Cuerpo de Ejército Guerrillero (…) Al principio se organizó en brigadas compuestas de 60 a 90 hombres pero a partir de finales de 1943 se estructuró en dos divisiones, integradas en los Franc-Tireurs et Partisans, [FTPF: Franco Tiradores y Partisanos Franceses. N. del A.], controlados por el Partido Comunista Francés, aunque seguían actuando de facto como el brazo armado de la UNE. En mayo de 1944 las unidades exclusivamente españolas de los Franc-Tireurs et Partisans fueron reconocidas como tales bajo la denominación de Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE), integrada por unos 9.000 hombres, y que a partir de entonces inició una nueva estrategia militar, pasando de los sabotajes y acciones aisladas al ataque frontal contra las unidades aisladas de la Wehrmacht [Ejército Alemán. N. del A.], consiguiendo liberar numerosas localidades del sur de Francia.”[38]

Será a partir de ahora cuando los exiliados españoles, ya organizados, comenzarán a combatir al nazismo.  Muchos serán los protagonistas pero, entre otros, nuestro José Barón Carreño será uno de ellos.

No podemos olvidar que las estructuras comunistas de coordinación de actividades, en la Francia ocupada, venía de tiempo atrás. En el verano de 1939, estando en los campos de refugiados ya habían comenzado a gestarse éstas; era lógico, por otro lado, ya que eran decenas de miles de combatientes republicanos. Una vez ocupada Francia, y dividido el país en dos zonas, la lucha de estos grupos, que habían terminado de organizarse tras la invasión germana, fue diferente dependiendo de la zona donde se encontrase cada uno de estos grupos.

Si nos referimos al papel jugado por la resistencia en la zona ocupada por Alemania…

“En la zona norte (ocupada), los guerrilleros no tuvieron nunca un verdadero estado mayor autónomo. El comité del PCE de dicha zona dirigía directamente el movimiento armado […]. Al principio, las unidades más importantes estaban bajo control de las organizaciones (comunistas) francesas: (OS) y después en los Francotiradores y (guerrilleros) franceses (FTPF). Hubo, sin embargo algunas unidades que dependían directamente del Comité de París del PCE”.[39]

Sabemos que casi a finales del año 1940, sobre el mes de octubre, el Partido Comunista Español, había empezado a organizar lo que serían pequeños “embriones” de grupos militares, en París; estos grupos, nutridos de las FTP-MOI[40]. Los hermanos Miret, José y Conrado –que ya habíamos visto en páginas anteriores (recuérdese que José había sido Comisario, como José Barón, en la 31ª División del EPR, donde coincidieron los dos- tuvieron un destacado papel para sentar las bases de la resistencia (el nombre de “guerra”, o sea, el alias de Conrado sería “Alonso”, el de José Barón fue “Robert”).

Conocemos, igualmente, que Conrado Miret, el hermano de José había sido comandante del Ejército Republicano, cruzó, como tantos miles la frontera francesa, y huyó, en algún momento, como hemos visto que lo hicieron tantos huyendo hacia las organizaciones clandestinas que habían ido organizándose en las montañas. Entró en contacto con los comunistas franceses y, en un momento determinado, se integra en la OS del Partido Comunista Francés que, por otro lado, estaba preparando la lucha armada contra el invasor teutón. Sabemos, igualmente, que en febrero de 1942 es detenido por la policía francesa porque había encabezado los primeros operativos de la guerrilla urbana por las calles parisinas. Conrado Miret, junto con algo más de una veintena de militantes que también fueron detenidos con él, como consecuencia de las torturas, tanto por la Gestapo[41] como por las Brigadas especiales, muere el 27 de Febrero en uno de los calabozos de la cárcel de La Santé.

“Su hermano, José Miret, cuadro comunista del PSUC [Partido Socialista Unificado de Cataluña. N. del A.] catalán y del gobierno de la Generalitat, dirige políticamente en el exilio la lucha clandestina con Buitrago, que fue jefe del estado mayor del 14 Cuerpo de guerrilleros de la República española. José es detenido el 30 de noviembre de 1942 y condenado por la siniestra del tribunal de París, deportado a Mauthausen donde será ejecutado por los nazis el 23 de noviembre de 1944. Detenido también en noviembre de 1942, Buitrago será sustituido como jefe de los Grupos armados españoles de los FTP-MOI por José Barón . Torturado y deportado a Mauthausen, Buitrago muere el 17 de noviembre de 1944”.[42]

Conocemos, así mismo, que el PCF incorporó a la lucha a una cantidad importante de antifascistas extranjeros, que se habían refugiado en Francia ante el avance alemán por distintos países, así como a los republicanos españoles. Y los incorpora a sus organizaciones político-militares paralelas, a saber: la OS (la [las siglas OS corresponden a las dos mismas palabras pero escritas en francés. N. del A.], y la MOI, -como hemos visto, la Mano de Obra Inmigrada-, que se transformarán en los FTP-MOI, lo que vino en llamarse “Francotiradores y guerrilleros de la MOI”.

La Gestapo nazi, con la ayuda incondicional de la policía francesa, se dedica, en toda la zona ocupada (en la primera fase; sabemos que Alemania termina actuando en lo que era también la “Zona Libre”) a la caza y captura de los combatientes urbanos. Vigila, detiene, tortura, fusila, asesina y deporta a los campos de concentración, tanto en territorio alemán como a los ubicados en los territorios ocupados, a cuantos caen en sus manos.

Mientras tanto, en la zona “no ocupada”, o sea, en la “zona libre”… ¿Qué pasaba?...

“(…) va gestándose, a partir del final de 1941, un fuerte movimiento armado autónomo: los guerrilleros españoles. El movimiento surge como consecuencia de la derrota republicana y del obligado exilio que no fue una total desbandada como muchos lo han descrito. Nunca se vio exilio tan político, determinado, lúcido. Los ‘milicianos’, como los llamaban algunos periódicos franceses, presagian la Segunda guerra mundial que está por estallar. Fueron más clarividentes que millones de demócratas franceses cegados por un pacifismo cómodo e irresponsable, o un anticomunismo desastroso (…). Por lo tanto, es posible considerar que la resistencia española nace en los mismos ‘campos de concentración’ donde fueron encerrados, en el sur de Francia, como apestados, miles de Republicanos españoles. Después de la dramática Retirada, del trauma de la derrota y del recibimiento vergonzoso en Francia, muchas organizaciones republicanas se fracturan, se dispersan, pierden contactos y fuerza”.[43]

Los principales dirigentes políticos del PCE sabemos que habían partido, bien hacia la Unión Soviética, bien a Méjico o a otros países, pero esto no es óbice para que se reconstruya rápidamente, dentro de los campos donde se hayan refugiados, dentro de lo que algunos llamaron “cárceles de arena” (recuérdese el campo de Argelès-sur-Mer). Mientras tanto, otros partidos socialistas, anarquistas, Izquierda Republicana también, se descomponen orgánicamente y desaparecen casi como partidos, incluso el PSOE reaparecerá a finales de 1944.

El PCE, ilegalizado en Francia, crea –con gran trabajo- una dirección provisional que simultanea entre Marsella y Aix, sería como el Comité Central del Partido Comunista Español en Francia.

“A mediados de octubre de 1940 ocurre un acontecimiento fundador, transcendente, que los historiadores han ignorado durante largo tiempo. En el propio de Argelès-sur-Mer, el PCE logra reunir clandestinamente, en un contexto furiosamente represivo, a los responsable comunistas de los diversos campos . Se considera hoy en día a esa reunión de Argelès como el principio de la resistencia organizada por el PCE en la zona sur de Francia”.[44]

No se puede comparar, desde luego, la lucha mantenida por los guerrilleros españoles en la “zona ocupada” con lo que ocurría, mientras tanto, en la “zona libre”. En esta segunda las acciones estaban más encaminadas a establecer “pasos”, desde Francia, hacia San Sebastián, Huesca y Zaragoza, con “camaradas seguros”.


Las cadenas de evasión y correos aliados hacia Gran Bretaña, a través de España, vía Portugal.[45]

Estos “pasos” y los “pasadores” serían los que intentarían, y consiguieron, trasladar a pilotos y otros militares, que fueron derribados en territorio francés, o bien fugados de donde estuviesen detenidos, para que, a través de España, pudieran llegar a Portugal y, desde aquí, retornar hacia sus países de origen, sobre todo al Reino Unido. Es lo que se llamó “red” o “redes de evasión” a través de los Pirineos, donde algunos tuvieron un papel importantísimo, como fue el caso del aragonés Francisco Ponzán y un grupo de Cenetistas que realizaron un trabajo valiosísimo y consiguieron, a través de estas redes, salvar a más de 5000 personas. Otros grupos libertarios crearon pequeños maquis en los departamentos del Ariège, en el Cantal, y en el Haute-Garonne.

Después de “ver” qué se hacía en una zona y en otra, vamos a seguirle los pasos a nuestro José Barón que, como hemos visto en apartados anteriores, ha asumido una gran responsabilidad. Pero para llegar a eso… antes ha dado otros pasos. Vamos a ver, hasta donde sabemos, por dónde fue pasando y qué fue haciendo.

“José Barón Carreño ‘Robert’, exiliado y también de extracción marxista, uno de los primeros ‘instructores militares itinerantes’ de la Organización Militar Española –que se transformaría en Agrupación Guerrillera Española a comienzos de 1944-, recorrió las zonas Norte, Centro y Sur de Francia, y las costas atlánticas francesas, organizando a nuestros compatriotas (…)”.[46]

Como vemos, el protagonismo de José Barón, esta fuera de dudas. Prácticamente se recorre el país de norte a sur, con el riesgo de caer en manos de la Gestapo. No olvidemos que el país está ocupado por el Ejército alemán.

Vamos a seguir, a lo largo de las diversas publicaciones que hablan de José Barón, tanto en línea como bibliográficas, para ver por dónde fue pasando y qué fue haciendo, hasta llegar con él a París.

“(…). Exiliado en Francia, se incorporó a la 20ª Brigada del XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles en Charente-Maritime. En los últimos meses de 1942 fue designado para remplazar a Buitrago [como hemos visto en páginas anteriores. N. del A.] en la dirección y coordinación de los grupos armados en la Francia ocupada. A comienzos de 1944 fue designado para reorganizar los grupos españoles armados en el sudoeste, impulsando la creación de una gran unidad regional, la 24ª División de la Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE), al mando de Mateo Blázquez “Marta”. La integraban, según Secundino Serrano[47] ‘el maquis de Labouheyre (Landes), Dax (Landes), el grupo de Basses-Pyrénées, además de los destacamentos que se movían en Angulema, Burdeos y la Rochela’. La División se dedicó a organizar sabotajes, sobre todo en las bases de submarinos (…)”.[48]

En oscuro, la zona de actuación de la 24ª División de la G.E.[49]

Las zonas de actuación de la 24ª División de la GE., o sea, de la Guerrilla Española, en territorio francés fueron: Las Landes y el litoral de los Bajos Pirineos, Gironde, Charente-Maritime, Charente y Lot-et-Garonne.

“La 24ª División prolongaba su territorio de actuación a través de un largo pasillo atlántico que discurría por las regiones de Charente y Aquitania, desde la Rochela hasta Pau, en la frontera española. La mayor parte del territorio estaba ocupada por los alemanes desde el armisticio y Vichy gobernaba el resto. A finales de 1943, un acuerdo entre José Barón , responsable de los resistentes españoles del Norte, y el comandante Juan Castillo , fundador del maquis de las Landas, estableció las bases de una futura división”.[50]

Como vemos es una zona situada en el suroeste de Francia, mirando hacia el Atlántico aunque, también, con territorio en el interior. Ocuparía gran parte de la zona ocupada y un poco menos de la zona no ocupada, es decir, de la zona libre.

Según Pons Prades, los mandos de esta 24ª División de GE., serían:

“(mayo-agosto 1944)
Jefe: Mateo Blázquez Rodríguez, .
Jefe de E. M. [Estado Mayor. N. del A.]: José Barón Carreño .
Comisario: Práxedes Quílez.
La unificación y reorganización de numerosos grupos españoles de acción y sabotaje (que actuaban sobre todo en las zonas costeras desde los albores de 1941), fueron extremadamente laboriosas. Uno de los hombres que más trabajó en ello fue precisamente José Barón Carreño , jefe de los guerrilleros de la zona Norte, el cual fue enviado por la organización clandestina española de la región parisiense a la zona Suroeste para establecer los primeros contactos en pro de la armonización de los esfuerzos de todos los luchadores antifascistas españoles, de una mayor eficiencia en las acciones y de una estrecha colaboración con los resistentes franceses”[51].

Los destacamentos españoles, como hemos visto, que se movían entre diversos Departamentos, en este caso, del Suroeste de Francia, en las postrimerías del año 1942 de la ocupación alemana, interceptaron a más de una columna alemana con las que librarían violentos combates, sobre todo en las zonas de Lepeyrade, Gabarret –en el oeste del departamento-, de Arx, y en el norte, en los de Pissos y Sore. A finales de 1944, los GE. marcharon hacia el norte, para reunirse con el resto de brigadas que estaban distribuidas por el litoral y participar, conjuntamente, en rastreo y captura de tropas alemanas.

Tras la liberación se trasladarían a las bolsas del Atlántico donde habían quedado sitiados varios miles de soldados alemanes. Tras varios y cruentos combates, gran número de guerrilleros murieron, otros fueron hechos prisioneros y deportados a campos de concentración, y…

“(…) les fue otorgada la Cruz de Guerra al jefe de la Brigada, Sebastián Castillo, a Práxedes Quíles [lo veíamos como Comisario de la Brigada. N. del A.], y a la enlace Celia Llaneza. Práxedes, como Barón Carreño, procedía de París y actuó de instructor militar itinerante, y sus primeras lecciones las dio con un armamento aportado por él: una ametralladora Sten, un par de pistolas y medio docena de bombas de mano, amén de las correspondientes municiones”.[52]


José Marí, en 1973, descubriendo una lápida en honor de tres guerrilleros españoles.[53]

No sería justo no reconocer el protagonismo que tuvieron, en los distintos departamentos franceses, otros guerrilleros españoles que combatieron contra el invasor alemán y algunos hasta dieron su vida por ello. Los propios mandos de la guerrilla lo reconocieron en su día. Así, en una de sus cartas, José Marí, junto con Juan Guash, como ayudante en el destacamento guerrillero de Sainte-Catherine (que junto con los de Villard-sur-Thônes, la Combe d’Ire y Mont-Veyrier, conformarán el Departamento de Haute-Savoie), dice:

“(…) sin el trabajo serio, resuelto y tenaz de Miguel Vera es probable que la acción guerrillera española en los Alpes no hubiese tenido la importancia que tuvo. Al autor, que recuerda el papel jugado por otros hombres en distintas regiones: Pérez y Cristino, en el Gard; Pepe Luís y Tomás, en el Aude; Casto Ballesta y Juan Jiménez, en la Corrèze; Alvarez Canossa y , en la Dordogne; Pedro Flores, Benito Teodoro y Juan Montero, en la Bretaña; Luis Fernández, , y el Riojano, en el Pirineo Occidental; los esposos Buitrago, en la zona Norte; Celestino Alfonso y los hermanos Miret Musté, en París, junto con Barón Carreño; los esposos Ramos, en la región de Toulouse…”[54] 

Poco a poco, acción tras acción y muerte tras muerte, los guerrilleros españoles pagarían un alto precio por la reconquista, no ya de la ciudad de París, que es de lo que se pretende escribir en este trabajo, artículo o como quiera llamársele, sino de todo el territorio galo. Tampoco hay que olvidar que ya, desde mayo de 1944, el proceso de autonomía de la Resistencia española frente a las organizaciones francesas se plasma definitivamente.

El XIV Cuerpo se transforma en Agrupación de Guerrilleros Españoles de la Unión nacional. Esta nueva Agrupación mantendría las estructuras del XIV Cuerpo, pero con un enfoque político y militar más amplio, más abierto, independiente organizativamente –ahora sí-, incluso de los comunistas franceses.

De esta manera, la AGE gana su integración, en igualdad de condiciones, en las Fuerzas Francesas del Interior (FFI). Algunos de ellos han escrito, con letras de oro, diversas fases de la recuperación del territorio aludido, o bien en alguna acción de guerra, vital por diversa circunstancias. Pero no sería justo no recordar, que miles de ellos no pasarán a la historia con nombre y apellidos, pero estuvieron ahí cuando se les demandó. Otros, por méritos propios, como es el caso de José Barón, -como se puede apreciar- 71 años después de su muerte, aún estamos escribiendo sobre él.

“José Barón Carreñoque también había recorrido, en cuatro años, las zonas Norte, Centro y Sur, así como las costas atlánticas, organizando a nuestros compatriotas, que ardían en deseos de reemprender la lucha. No se olvide que los efectivos combatientes españoles y las organizaciones que los arropan, rondaron aproximadamente el quince por ciento de los españoles exiliados en edad de empuñar las armas. Barón acometería, también, otra tarea delicadísima: la de armonizar puntos de vista dispares, suavizar discrepancias y coordinar esfuerzos. No, nunca fue pan comido, como suele decirse, eso de poner de acuerdo a los españoles. Cuando se logró, se debió tanto a la tenacidad de persuasión de unos pocos como al talante fraterno de los demás”.[56]

Siguiendo órdenes de la AGE –Agrupación Guerrillera Española-, José Barón, a principios de agosto de traslada a París, asumiendo, tal y como le habían ordenado, la jefatura de los resistentes españoles.

“Después de la caída de Montero [Luis Montero, hombre fuerte de la dirección política del PCE en París, y de su cúpula armada. N. del A.], el último hombre fuerte del comunismo español en París fue José Barón [57].

Desde que el 6 de junio de 1944 se hubiera desembarcado en las playas de Normandía, el objetivo primordial –desde luego que éste era ganar la guerra pero a base de pequeños pasos que condujeran hacia la victoria final- era ir recuperando el territorio ocupado por el Ejército alemán y, entre sus objetivos primordiales estaba la ciudad de París, ciudad emblemática donde las haya por todo lo que representaba. Las órdenes de Hitler eran que París no debía de ser tomada y, caso de serlo… sería completamente destruida, arruinada, dinamitada, no debería de quedar nada… El Teniente General de infantería Dietrich Hugo Hermman von Choltitz, comandante del Gran París, que había relevado al general Von Stülpnagel, sería el encargado de defender la capital del país o, caso de no ser posible, destruirla.

El período de insurrecciones en París comenzaría desde el mismo momento en que se supo que los aliados estaban desembarcando en las costas normandas. El Consejo Nacional de la Resistencia (CNR), ignoraba, en aquella fecha qué intenciones estratégicas tenía el Alto Mando aliado pero después se supo que la fecha prevista era para el 15 de septiembre de 1944.

Por otro lado, los jefes de la Resistencia francesa no querían otro “Varsovia”, es decir, seguir los pasos de lo que le ocurrió a la capital polaca cuando la Resistencia, sin contar con los ejércitos soviéticos que llegaban para liberarla, hicieron una insurrección prematura que les llevó al fracaso y esta ciudad fue víctima de la represión alemana por esta causa quedando, la misma, prácticamente destrozada. A París no le podía pasar lo mismo que a Varsovia, y la Resistencia francesa lo tenía muy claro.

Como es obvio, cada una de las fuerzas que operaban clandestinamente en París y alrededores, opinaban que ese era el momento, y había que aprovechar la oportunidad, ya  que casi todas las fuerzas alemanas acudían a Normandía, a impedir el avance aliado, desde todo el territorio francés.

Mientras discutían esta posibilidad, el Comité Parisino de Liberación mandaba una delegación al encuentro del mando aliado. El coronel Rol-Tanguy, comandante en jefe regional de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI), y el coronel ‘Fabien’ –ex brigadistas los dos-, jefe de los Franco Tiradores y Partisanos Franceses (FTPF), apenas podían disponer de unos 1.750 hombres de los que, apenas, 600 estaban armados, por lo que entre sus pensamientos está asaltar el arsenal (alrededor de 20.000 armas) que poseían entre la Policía Municipal, la Gendarmería, la Guardia Republicana… etc.), pero había que darle tiempo al tiempo.  

“El 8 de agosto, Rol-Tanguy había recibido de Charles Tillon, jefe nacional de los FTPF (en cuyas filas combatían los destacamentos de la MOI) este mensaje: ‘la Resistencia debe abrir la ruta de París a los aliados. Esta tarea deber ser considerada como una acción militar y, por consiguiente, estará coordinada con el avance aliado’. Por estas fechas, las fuerzas de la 2ª División Blindada libraban enconados combates en el corredor de Falaise, a unos 250 kilómetros de París, tratando de cerrar el paso a las columnas alemanas que se replegaban desde Normandía y Bretaña”.[58]

Serían, como vemos, los guerrilleros de la Resistencia los primeros que comenzaran la insurrección por las calles de París, preparando la llegada de los aliados que van a liberar a los parisinos, de la opresión a la que han estado sometidos durante los cuatro últimos años.

Las Fuerzas Francesas del Interior (FFI) y los Franco Tiradores Partisanos Franceses (FTPF), llaman a la insurrección el día 19 de agosto, llamada que es confirmada por el Comité Parisino de Liberación (C.P. de L.); en ese sentido, el coronel Rol-Tanguy había dado una Orden General, el día 19 de agosto de 1944, en la que su primer punto decía:

“Todas las fuerzas FFI patrullarán por París y la región P-1 a partir del día de hoy a las doce horas”.[59]

Para ese día también estaba convocada, por la Unión Sindical clandestina, una huelga general, a la que precedió una serie de paros en distintos sectores, como por ejemplo en todo lo que abarcaba el Sindicato de Comunicaciones – correos, telégrafos, metro, autobuses, tranvías -, el de los ferroviarios no iba a ser menos pero es que, incluso el de la Policía también participó, “a su manera”, o sea, no reaccionando contra las manifestaciones que se multiplicaban y estallaban, hora tras hora.

Pero no solamente eran los grupos resistentes los que habían ido preparando, tanto a éstos como a la propia población parisina. Así, semanas antes, la prensa también se adhería a este “movimiento”, a su manera:

“Señalemos que, semanas antes, el diario sindicalista La Vie Ouvrière había publicado un artículo incitando a los obreros a preparar la insurrección y explicándoles cómo llevarla a buen término”.[60]

El día 19 de agosto de 1944, salvando las distancias –como empezábamos este artículo- “París bien valía una…”, en este caso era una víctima lo que “demandaba” París. Los grupos guerrilleros, comandados por José Barón, se habían distribuido convenientemente por todos los distritos parisinos para atacar las fuerzas alemanas que defendían París. José Barón estaba en un grupo que se dirigió hacia el centro de la capital gala, hacia la Plaza de la Concordia.

“Los alemanes se habían atrincherado en lugares estratégicos: Hotel Meurice (donde estaba el puesto de mando alemán), Hotel Majestic (centro de la Gestapo), Palais Bourbon (sede de la Asamblea Nacional), Quai d’Orsay, las Tullerías, Ministerio de Marina, Plaza de la República, Escuela Militar, Jardines de Luxemburgo, Plaza de la Concordia y Plaza de la Estrella”.[61]

El 19 de agosto París, desde luego, era casi un fortín. Pero, la orden estaba dada y había que cumplirla. Desde que se hicieron visibles, José Barón y sus hombres, las armas automáticas comenzaron a disparar, tanto unas como otras, era un fuego cruzado que duraría unas cuantas horas más… 

Pero después de haber desafiado a la muerte en tantas ocasiones, en la Guerra Civil Española, en los campos de concentración franceses, en la Resistencia, yendo de un sitio hacia otro, atravesando el país, de norte a sur (recuérdese que estaba ocupado por el Ejército alemán), encontró la muerte en las primeras ráfagas que se intercambiaron. José Barón resultó mortalmente herido, como consecuencia de recibir el impacto múltiple de una ráfaga disparada desde uno de los edificios de a Plaza de la concordia, esquina con el Boulevard Saint-Germain, disparada por agentes de la Gestapo.[62] Tenía 26 años.

No pudo ver –cuánto le hubiera gustado verlo- como cinco días después de su muerte las tropas de la 2ª División Blindada del General Leclerc desfilarían, victoriosas, por la Avenida de los Campos Elíseos, junto al Arco del Triunfo – en la Plaza de la Estrella-, y, al frente de la misma, la 9ª Compañía, -“La Nueve”-, repleta de republicanos españoles que habían hecho la Guerra de España y que se alistaron voluntariamente en la Legión Extranjera Francesa para seguir combatiendo el fascismo, allá donde estuviese, bajo el mando del capitán Dronne –francés- y donde también había gente de Almería: en el half-track (vehículo semi-oruga) bautizado con el nombre de “Don Quichotte”:

“Se llama Rafael Gómez (Adra, 1921). Igual que se llamaba su padre, un almeriense, carabinero de profesión, que salvó la vida de un joven Francisco Franco en la Guerra del Rif, formó parte de la guardia personal de Alfonso XIII y, después, fue militar fiel a la República. ‘El abuelo le decía a mi padre: ’, cuenta Jean Paul, el hijo de Rafael”[63].

Un paisano, de Adra, pero… además, combatiente en “La Nueve”, una de las unidades más nombradas en la Europa de la Segunda Guerra Mundial, por sus hechos y por quienes la componían. Cuánto le hubiera gustado celebrar con él esta victoria.

El destino está ahí y cada uno tenemos el nuestro. Éste quiso que José Barón muriera ese día, en esa ciudad, y con las primeras ráfagas y, también, que fuera el primero de la insurrección en caer. Alguien, siempre y en todo, tiene que ser el primero. En esta ocasión le tocó a él.

“Aunque circuló como oficial la cifra de 4.000 españoles en la Resistencia parisina, en la actualidad las estimaciones la sitúan en torno a unos 500; el peaje insurgente en París había resultado no obstante doloroso. Además de algunos republicanos anónimos, cayó José Barón Carreño , el español más representativo de la Francia ocupada, en una escaramuza en la Plaza de la Concordia. Era el jefe de los comunistas españoles en París, dirección que completaba Sánchez-Biedma”.[64]

Sobre esa particular, también abunda el comentario que sigue:

“Según el testimonio de Ch. Tillon, jefe de los FTPF, citado por Tuñón de Lara, más de 4.000 españoles participaron en los combates por la liberación de París dentro de los diferentes grupos y unidades francesas. Con ellos toman las alcaldías de Montreuil, de los distritos 19 y 10, puntos de apoyo para nuevos avances. En la Plaza de la Concordia morirá José Barón, jefe guerrillero de la zona Norte de Francia, cuando atacaba al frente de un grupo de españoles las posiciones alemanas”.[65]

París fue liberado, y tras París la guerra continuó dirección hacia Alemania. Los ejércitos soviéticos hacían lo propio, al igual que los aliados, su objetivo era Berlín. Allí estaba el bunker de Adolf Hitler, y hacia allí debían converger todas las tropas que actuaban en territorio europeo. El final de la guerra todos lo sabemos. En el mes de junio de 1945 ya todo estaba terminado en Europa. Hitler se había pegado un tiro, y las unidades militares fueron rindiéndose una a una. Faltaba, eso sí, ajustar cuentas… y se ajustaron aunque, a veces, no gustó a todos por igual el resultado de las sentencias.

Pero se había pagado un altísimo precio por esta guerra mundial. Ni los historiadores se ponen de acuerdo, ni se sabrá jamás el número de víctimas, directas e indirectas, que generó esta Segunda Guerra Mundial. Simplemente dicen que se sobrepasaron los 50 millones de muertos, entre civiles y militares. José Barón fue uno de ellos.

Las autoridades francesas no han dejado de celebrar, año tras año, ese día 25 de agosto, día que se liberó París, pero tampoco han dejado de honrar –al principio les costaba aceptar que los republicanos españoles y su participación en territorio galo, formando parte de los diversos destacamentos de guerrilleros en la Resistencia, colaboraron, y de qué manera, al hostigamiento, a las tropas de ocupación, así como, una vez desembarcadas las tropas aliadas en Normandía, colaborar para que el avance militar hacia París fuese más rápido.

“Aquellos plasmaron altos valores humanistas: el altruismo, la capacidad de sacrificios, la entrega desinteresada, la solidaridad de clase, el internacionalismo, adquiridos en los campos de batalla españoles. Continuaban con la modestia y sin ostentación su compromiso democrático en los montes y ciudades de Francia. Luchaban no sólo por la libertad sino también por los ideales de justicia social que intentaron concretar la República y el Frente Popular españoles. La dimensión democrática de las guerrillas españolas resulta inseparable de la dimensión social”.[66]

En ese sentido, el pasado agosto de 2014, coincidiendo con el 70º aniversario de la liberación de París, y con la muerte, entre otros, de José Barón, el Ayuntamiento de París y el Comité de Historia de la Ciudad de París, acordaron la colocación de una placa de homenaje a José Barón, junto a su modesta tumba, recientemente descubierta, en el cementerio parisino de Pantin.


Paris: Cementerio Pantin. Lugar donde se encuentra la tumba de José Barón Carreño.[67]

Sobre este particular, aparecía escrito lo que sigue:

“Ce même 19 août 1944, José BARÓN CARREÑO, chef de la Agrupación de Guerrilleros Españoles pour la Zone Nord, tombe les armes à la main, Boulevard Saint-Germain: il avait 26 ans. Sa mort, le premier jour de l’insurrection parisiense, à proximité de l’Assemblée Nationale, est emblématique des sacrificios consentis par les Espagnols de la Résistance intérieure pour la Libération de Paris. Nous remercions la municipalité, particulièrement Mme. Catherine Vieu-Charier et le Comité d’Histoire de la Ville de Paris, d’avoir donné des avis favorables pour l’installation prochaine d’une plaque d’hommage. Nous souhaitons que José BARÓN soit honoré lors du 70º anniversaire de la Libération de Paris; pour notre part nous inviterons à une cérémonie, dimanche 24 août au matin, devant sa modeste tombe à Pantin.

Pour conclure, je cite le préfacier d’un livre intitulé Les guérrilleros espagnols en France, paru en 1971: . Ce préfacier s’appelait: Henri ROL TANGUY, ancien chef des FFI de l’Ille-de-France”.[68]

Pero, hay más. El pasado día 6 del mes de junio de 2015, con motivo del 70º aniversario de la Victoria, frente al Monumento Nacional de Prayols –Francia-, tuvo lugar un Homenaje a los Guerrilleros que lucharon por la libertad de Francia y, por ende, la del resto de Europa. Durante esa ceremonia, que fue ocasión para recordar a los presentes las acciones que llevaba a cabo para mantener viva la llama de los que dieron su vida por la libertad en aquellas terribles circunstancias que rodearon la Segunda Guerra Mundial; además de las autoridades políticas, también habló Joseph González, Secretario Nacional de la AAGEF-FFI, o lo que es lo mismo: la Amicale des Anciens Guérrilleros Espagnols en France –Forces Françaises de l’Interieur. En su discurso, entre otros, también se refirió a José Barón, diciendo:

“Le 19 août 1944, au premier jour de l’insurrection parisiense, José BARÓN CARREÑO, alors chef des Guérrilleros de la Zone Nord (ex zone occupée), tombait à quelques centaines de mètres de l’Assemblée Nationale. Pour le 70º anniversaire de sa mort, en août dernier, le président du Sénat, Jean-Pierre Bel, a pris la parole devant sa tombe au carré militaire du cimetière parisiena de Pantin. De toute évidence, José BARÓN devrait être déclaré officiellement , mais ce n’est pas encore le cas. Et une plaque devrait signaler son lieu de sacrifice au coeur de Paris, mais ce n’est pas encore le cas”.[69]

Y como tal ha sido reconocido, una vez que se presentó el dossier que desde noviembre de 2012 y hasta febrero de 2015, han estado elaborando, junto con la alcaldía de París, el Secretario de Estado de los Combatientes Veteranos, en la dirección nacional de l’ONACVG, para que dicho reconocimiento tomara cuerpo en base a la documentación aportada al mismo y que está fuera de dudas.

“El entierro del jefe de los guerrilleros de la U.N.E. Información aparecida en la prensa francesa –en español-, el día del funeral de José Barón, el 3 de septiembre de 1944.[70]

Así, José Barón Carreño, el almeriense de Gérgal –que según el informe marchó con su familia cuando tenía 2 años de edad, hacia Melilla-[71](que por otro lado al que suscribe le cuesta creer, dada cuenta del informe que hemos visto, de la Causa General, en páginas anteriores, sobre la militancia de José y, supuestamente, su hermano Juan, en Gérgal, antes del levantamiento militar del 18 de julio de 1936), una vez estudiado su dossier:

“Chef des guérrilleros de la Zone Nord tué au combar à Paris, Bd Saint-Germain, le 19 août 1944, a été officellement reconnu –le 8 juin 2015- MORT POUR LA FRANCE”.[72]

Nunca llegaremos a saber quién fue la primera víctima, el primer combatiente que dio su vida aquél 19 de agosto de 1944, durante la insurrección por la conquista de la ciudad de la luz, de París. Es cierto, porque todos los que conocen la historia de la liberación de París, así lo indican, que José Barón Carreño, el almeriense de Gérgal, cayó en los primeros combates de ese día, en la Plaza de la Concordia.

Si no fue él, desde luego que fue de las primeras víctimas que París “estaba demandando” porque  “… bien lo valía”. Para el autor de este artículo, mientras no se le demuestre lo contrario, José Barón fue la primera víctima por la liberación parisina.

Es chocante, por otro lado, que cada país honre a sus muertos, hayan caído donde hayan caído, y sin embargo, para España es como si no hubiesen existido… Si no se habla de eso… eso no ha pasado. Puede que ésta sea su lógica, la de nuestros gobernantes, los de ahora y los de antes… La mía, desde luego, no lo es.


José Sedano Moreno
Berja (Almería)
12 de julio de 2015


__________________________

[1] FAULKNER, William. “Requiem for a Nun” [Réquiem por una monja, N. del A.]. Londres: Chatto&Windus. 1953 (1ª ed. 1951), citado por GRAHAM, Helen, en La guerra y su sombra. Una visión de la tragedia española en el largo siglo XX europeo. Barcelona: Editorial Planeta, SA (Crítica). 2013, p. 221.
[2] Maschinengewehr 42 (Ametralladora 42). Es una ametralladora media desarrollada por Alemania que entró en servicio en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial. Se creó esta arma en calibre 7,92 mm para sustituir a la MG-34 (…). La MG-42 posiblemente tenía la cadencia de tiro más alta entre las ametralladoras medias de un único cañón y un expediente probado de fiabilidad, durabilidad y simplicidad. Además de ser fácil de usar por la tropa, consiguió la reputación de ser una de las mejores ametralladoras creadas. [En línea, http://es.wikipedia/MG_42. Consulta: 20/06/2015].
[3] GRAHAM, Helen. La guerra y…, p. 52.

[4] ROJAS, Carlos. Mein Führer, Mein Führer!! (El libro prohibido). Barcelona: Planeta, SA .1975, p. 308.
[5] Juzgado de Paz de Gérgal (Almería), en adelante JPG. Asiento número 541, Tomo 43, Folio 170.
[6] Lo del Patronato, en “La Crónica Meridional”, de Almería, 28 de enero de 1928, citado por RUIZ SANCHEZ, José Leonardo. Almería en los años veinte. Expectativas y realidades en torno a la Exposición Iberoamericana. Sevilla: Editorial Castillejo. 1995, p. 41.
[7] Libro de Sesiones del Congreso de Diputados. Sesión del 12 de junio de 1936, citado por QUIROSA-CHEYROUZE Y MUÑOZ, Rafael. Política y Guerra Civil en Almería. Almería: Editorial Cajal. 1986, pp. 47-48.
[8] Ministerio de Justicia, 1943. Causa General (La dominación roja en España. La otra cara de la Memoria Histórica). León: Editorial Akron, SA. 20092. Nota explicativa (edición de 1943), p. 25.
[9] Archivo Histórico Nacional, en adelante AHN. Fondo: Causa General. Serie: Pieza primera o principal de la provincia de Almería. Signatura: Legajo: 1038, Caja: 2, Exp.: 50, Folio: 15, Fecha: 31/01/1942, [En línea http://pares.mecu.es/ParesBusquedas/servlets/ImageServlets?accion=43&txt_id_imagen... Consulta: 27/04/2015].
[10] AHN .Ibidem.
[11] Datos aportados por el profesor Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz a este autor. [e-mail de 02/08/2015].

[13] Ibidem.
[14] LEVI, Primo. Los hundidos y los salvados. Barcelona: Muchnik Editores, SA. 20012.
[15] [En línea https://es.wikipedia.org/wiki/Olimpiada-Popular. Consulta: 28/06/2015].
[16] Teniendo en cuenta que las Brigadas Mixtas se formaron a partir de la constitución del Gobierno de Largo Caballero, y que muchas de ellas lo hicieron ya en 1937, es factible que Jose Barón no se incorporara a filas hasta bien entrado el año 1937. Aportación del profesor Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz. [e-mail de 03/08/2015].
[17] El Ejército del Este estaba bajo el mando del General Sebastián Pozas Pérez, siendo el Jefe de su Estado Mayor, el Coronel Vicente Guarner Vivanco. Estaba compuesto por las Divisiones: 25ª, 26ª, 27ª, 28ª, 29ª, 30ª, una Agrupación de Montaña y, como reservas de dicho Ejército estaban la 31ª, la 32ª y la 33ª respectivamente. [En línea http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprO/OrdenJun37.htm. Consulta: 26/06/2015].
[18] [En línea http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprL/BM133.htm. Consulta: 26/06/2015].
[19] [En línea http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprL/BM134.htm. Consulta: 26/06/2015].
[20] [En línea http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprL/BM135.htm. Consulta: 26/06/2015].
[21] [En línea http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprL/BM062.htm. Consulta: 26/06/2015].
[22] Datos extraídos sobre el comentario de un cartel de propaganda de la 31ª División del EPR en el que aparecen reflejadas las Brigadas Mixtas aludidas.
[Más información en línea http://www.guerracivil.org/Carteles/MartiBas/MartiBas.htm. Consulta: 23/06/2015].

[23] [En línea http://www.ojosdepapel.com/Article.aspx?article=2614. Consulta: 23/06/2015].
[24] PÉREZ, Carlos A. “La 43ª División del Ejército Popular”, artículo aparecido en el boletín El Miliciano, nr. 9/10 (1997). [En línea http://www.belliludi.com/historia_43division.html. Consulta: 23/06/2015].
[26] [En línea http://memoriaoran.blogspot.com.es... Ibidem. Consulta: 16/06/2015].
[27] FOGUET i BOREU, Cesc. Cultura y teatro en las trincheras: La 31ª División del Ejército Republicano, p.139. [En líneahttp://dspace.uah.es/dspace/bistream/handle/10017/4624/Cultura%20y%20Teatro%20en%20las%20Trincheras.%20La%2031%C2%AA%20Divisi%C3%B3n%20del%20Ej%C3%A9rcito%20Republicano.pdf?sequence=1. Consulta: 23/06/2015].
[28] CAMPANARIO, Juan Miguel. “Los comisarios del Ejército Popular de la República en acción: su papel en la ofensiva republicana de enero de 1939 en Extremadura”. Ponencia del Congreso Internacional Extremadura y la Guerra Civil 70 años después. Badajoz, 25-26 marzo de 2009, pp. 5-6. [En línea http://www3.uah.es/jmc/comisarios%20epr%20en%20accion.pdf. Consulta: 30/06/2015].
[29] “Cabe indicar que pertenecían al PSUC tanto el comisario de la 31ª División, Josep Miret i Musté (…)”, EN FOGUET i BOREU, Cesc. Nota 26, p. 150, Ibidem.  Este nombre irá ligado a la vida de José Barón conforme nos vayamos alejando de España tras el fin de la Guerra Civil Española.
[30] Ibid. p. 146
[31] Ibid. p. 141.
[32] FOGUET i BOREU, Cesc. Ibidem., p. 158.      
[33] TORRES HERNÁNDEZ, Jorge. “Los hermanos Miret i Musté. Los catalanes Conrado y Josep, organizadores de la resistencia en Francia”, en SÁNCHEZ CERVELLO, Josep&AGUDO, Sebastián (Coords.). Las Brigadas Internacionales: nuevas perspectivas en la historia de la Guerra Civil y del exilio. Tarragona: publicaciones urv. 2015, p. 351. [En línea http://digital.publicacionsurv.cat/index.php/purv/catalog/book/149. Consulta: 01/07/2015].
[34] CATALÁ CARRASCO, Jorge L. Vanguardia y humorismo gráfico en crisis: la Guerra Civil Española (1936-1939) y la Revolución Cubana (1959-1961). [En línea http://eprints.nottingham.ac.uk/14400/1/546521.pdf. Consulta: 09/07/2015].
[35] Stammlager für Kriegsgefangenen Mannschaften und Unteroffiziere (Campo de prisioneros de guerra para soldados de tropa y suboficiales),  también, con esta denominación pero con un añadido, como es: Stalag Luft, compuesto por las palabras Stammlager für  Kriegsgefangenen Luftwaffenangehörige (Campo para prisioneros de guerra del Ejército del Aire); eran éstas una de las muchas denominaciones que tenía el Ejército Alemán, dependiendo de cuánto tiempo estaba detenido el prisionero y qué clase de prisionero era. Así tenemos: Dulag, iniciales de la palabra Durchgangslager für Kriegsgefangenen(Campo de tránsito para prisioneros de guerra). Dulag Luft, palabras formadas por: Duchgangslager für Kriegsgefangenen Luftwaffenangehörige (Campo de tránsito para prisioneros de guerra del ejército del aire). Frontstalag, formado por Frontstammlager für Kriegsgefangenen (Campo en el frente para prisioneros de guerra). Marlag, formado por Marinekriegsgefangenenlager für Marineangehörige (Campo para prisioneros de guerra de la Marina). Oflag, compuesto por Offizierslager für Kriegsgefangenen Offiziere (Campo de prisioneros de guerra para Oficiales), [En línea htt://www.moosburg.org/info/stalag/laglist.html. Consulta el 03/06/2005].
[36] Al decir el gobierno español que “fuera de España no había españoles” –refiriéndose a los republicanos huidos tras la guerra civil -, (los “rojos” –rotspaniard-), el gobierno alemán no los reconoció como tales, por lo que fueron considerados apátridas y señalados, en el campo de concentración de Mauthausen, con el triángulo azul de los sin patria. Por el mismo motivo no pudieron ser reconocidos como “prisioneros de guerra” y no se les pudo aplicar, por ello, la Convención de Ginebra por la que se les aplicaba una serie de derechos establecidos a este tipo de prisioneros.
[37] [En línea https://es.wikipedia.org/wiki/Maquis_(guerrilla_antifranquista). Consulta: 02/07/2015].
[38] En línea Ibidem.
[39] Amical de los ex-guerrilleros (FFI). “Guerrilleros en tierra de Francia”. Pantin. Le temps des cerises, 2000, p. 25, citado por ORTIZ, Jean. Sobre la gesta de los guerrilleros españoles en Francia. Biarritz: Atlántica-Séguier (Publicación del Laboratoire de l’Arc Atlantique de l’Université de Pau et des Pays de l’Adour) –Francia-. 2010, nota 34.
[40] MOI (Mano de Obra Inmigrada). “Creada en octubre de 1926 por el Partido comunista, la Mano de Obra Extranjera (MOE) acoge por ‘grupos de nacionalidades’, a muchos de los trabajadores extranjeros que contribuyen a reconstruir Francia después de la Primera guerra mundial. Estructura sindical y política a la vez, rápidamente la MOE se transforma en MOI”. LAROCHE, Gaston. “Se les llamaba extranjeros”. París: Editeurs français reunís. 1965, en ORTIZ, Jean. Sobre la gesta…, Ibidem., p. 25, nota 38.
[41] Gestapo en la unión de las palabras, en alemán, que siguen: Geheim Stadt Polizei, o lo que es lo mismo: Policía Secreta del Estado.
[42] Ibid., p. 24.(Ver nota 37).
[43] ORTIZ, Jean. Sobre la gesta…Ibidem., pp. 28-29.
[44] Ibid., pág. 30.
[45] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos españoles en la 2ª Guerra Mundial. Barcelona: Editorial Planeta, SA. Finalista Premio Espejo de España 1975. Serie: La España de la posguerra. 1975, p. 321.
[46] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos españoles en la liberación de París, p. 7. [En línea http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/22769/3/THI~N3~P4-24.pdf. Consulta: 27/06/2015].
[47] SERRANO, Secundino. La última gesta. Los republicanos que vencieron a Hitler (1939-1945). Bogotá (Colombia): Aguilar (Ediciones Santillana, SA.). 2005, p. 370.
[49] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos españoles en la 2ª Guerra…Ibidem., p. 148.
[50] SERRANO, Secundino. La última gesta… Ibidem., p. 370.

[51] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos españoles en… Ibidem., p. 148.
[52] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos españoles… Ibidem., p. 151.
[53] Ibid., p. 235.
[54] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos españoles…Ibid., p. 251.
[55] Ibid., p. 263.
[56] Ibid., p. 286.
[57] SERRANO, Secundino. La última gesta… p. 283.
[58] PONS PRADES, Eduardo. Republicanos españoles en la liberación… Ibidem., p. 12
[59] PONS PRADES, Eduardo. Ibidem., p. 12.
[60] Ibid.
[61] SERRANO, Secundino. La última gesta… Ibidem., p. 428.
[62] “… esquina de la pequeña calle Villersexel y del boulevard Saint-Germain”. [e-mail de fecha 27/07/2015, remitido por Henry Farreny del Bosque, Presidente de la AAGF-FFI (Amicale des Anciens Guérrilleros Espagnols en France (F.F.I.) –Fuerzas Francesas del Interior-).
[63] [En línea http://www.publico.es/politica/rafael-gomez-zapatero-republicano-libero.html. Consulta: 05/07/2015]. El autor de este artículo conoce, personalmente, a Jean Paul, el hijo de Rafael, uno de los de “La Nueve”. Vive en Alsacia –Francia- como maestro cervecero que compagina con otro trabajo similar al otro lado de la frontera, o sea, en Alemania, y… paradojas de la vida, la marca comercial de la cerveza que elabora se denomina como otra de las ciudades almerienses: Roquetas. Se refiere a Roquetas de Mar, a 10/11 kilómetros de Almería, dirección Málaga.
[64] SERRANO, Secundino. La gesta… Ibidem., pp. 428-429.
[65] SANTOS, Félix. Españoles en la liberación de Francia: 1939-1945. Cuadernos de la Fundación Españoles en el Mundo. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. 2003.
[66] ORTIZ, Jean. Sobre la gesta… Ibidem., pág. 61.
[67] FARRENY, Henri, en BULLETIN D’INFORMATION de l’Amicale des Anciens Guérilleros Espagnols en France (F.F.I.), nº 134, Bulletin trimestriel. 30 Juin 2014 – 2º trimestre, p. 15.
[68] Ibidem., pág. 9.
[69] GONZÁLEZ OCAÑA, Joseph, en Ibidem., Nº 138, Bulletin trimestriel. 30 Juin 2015 - 2º trimestre, p. 11.
[70] Ibid., p. 1. En el pie de foto dice: “El domingo, día 3 de septiembre, tuvo lugar el entierro del jefe militar de la U.N.E., nuestro querido compatriota José Barón, , muerto gloriosamente frente al enemigo en la lucha por la liberación de París. Con este motivo se reunieron en el cementerio de Pantin gran número de españoles, y de franceses, para rendir un último tributo de admiración al llorado , jefe de nuestros guerrilleros. Diario de la U.N.I., ‘Reconquista de España’, de fecha 16.09.1944”.
[71] Ibidem., p. 16.
[72] Ibid., p. 1.














3 comentarios:

  1. Una gran aportación a la participación de los republicanos españoles en la II Guerra Mundial y en el combate contra el nazismo. Justo homenaje a José Borón. Un gran artículo José Sedano. Enhorabuena.

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    1. Gracias Jordi. Le trasladaré tus palabras a José Sedano.

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