Ramón Lobo - 24/10/2013 - www.infolibre.es
Anda caliente el asunto de
Estrasburgo y de la ya fenecida Doctrina Parot. En España ha provocado una
tormenta de sentimientos, no de ideas; es lo habitual: insultos, demagogias en
vez de hechos. La etarra Inés del Río ha salido de prisión tras 26 años en la
cárcel, pero muchos hablan de impunidad. Fue juzgada y condenada conforme a las
leyes vigentes. Está judicialmente en paz, aunque no sus víctimas, que para
ellas no hay reparación posible. Se puede discutir si aquellas leyes eran
justas, proporcionadas, suficientes. Son preguntas que deberían formularse a
los legisladores de entonces. El Tribunal de Derechos Humanos no ha tumbado la
ley en sí misma, o su interpretación, sino su aplicación con carácter
retroactivo.
La socióloga serbia Milena Dragicevic me explicó en Belgrado que uno de los problemas de los Balcanes es que estaba habitado por pueblos de tradición oral, donde los mitos se transmitían de generación en generación. El progreso había reemplazado aquella tradición oral, casi familiar, por su divulgación en masa a través de la televisión. El nuevo medio repite la verdad histórica mítica mezclada con otra nueva convertida en verdad incuestionable. Decía Dragicevic que Gutemberg nunca pasó por los Balcanes: la costumbre de la lectura, la comprobación de los hechos, la demostración empírica.
La socióloga serbia Milena Dragicevic me explicó en Belgrado que uno de los problemas de los Balcanes es que estaba habitado por pueblos de tradición oral, donde los mitos se transmitían de generación en generación. El progreso había reemplazado aquella tradición oral, casi familiar, por su divulgación en masa a través de la televisión. El nuevo medio repite la verdad histórica mítica mezclada con otra nueva convertida en verdad incuestionable. Decía Dragicevic que Gutemberg nunca pasó por los Balcanes: la costumbre de la lectura, la comprobación de los hechos, la demostración empírica.
España es como los Balcanes:
una olla de mentiras, medias verdades, odio y mitos. No existe un relato común.
Lejos de buscar uno se le añaden los mitos periféricos.
Los
críticos de la sentencia de Estrasburgo blanden el dolor de las víctimas para
airear su escándalo. Sienten que esas víctimas les pertenecen, son parte de su
discurso. Hablamos de las víctimas de ETA porque para ellos las víctimas del
franquismo son invisibles, inexistentes. España se divide entre víctimas útiles
y víctimas molestas.
Argumentan que lo ocurrido en
la Guerra Civil y en los primeros años del franquismo es una herida que no se
debe reabrir. España tiene unos 130.000 desaparecidos forzosos documentados, el
segundo país del mundo en número de desaparecidos después de Camboya. Más del
doble que la suma de los desaparecidos de Guatemala, Argentina y Chile.
Veremos qué dice Estrasburgo en el futuro sobre este asunto. La sentencia sobre la matanza de Katyn, en 1940, es una pista que ha pasado desapercibida en la prensa española. El tribunal de la UE ha condenado a la Rusia de Vladimir Putin por no investigar aquellos hechos: el asesinato de 20.000 oficiales polacos.
Veremos qué dice Estrasburgo en el futuro sobre este asunto. La sentencia sobre la matanza de Katyn, en 1940, es una pista que ha pasado desapercibida en la prensa española. El tribunal de la UE ha condenado a la Rusia de Vladimir Putin por no investigar aquellos hechos: el asesinato de 20.000 oficiales polacos.
Clarificar la memoria
colectiva, asentar un relato común, es
uno de los deberes del Estado para sostener la cohesión de ese mismo Estado;
también para acompañar a las víctimas sin importar su afiliación, ayudarles a
recorrer el duelo, a recobrar en la medida de lo posible su vida. Ese relato
común, que ahora debería estar construyéndose en el País Vasco, es difícil de
alcanzar, pero sin él es imposible una verdadera reconciliación, la única
manera de poner fin a un conflicto.
Argentina, Chile y Sudáfrica
resolvieron su pasado con comisiones de la verdad. Es célebre la argentina
dirigida por el escritor Ernesto Sábato. En los dos primeros países se
aprobaron leyes de amnistía que eran contrarias a las leyes internacionales
rubricadas por los mismos países. Sucede también en España.
Los crímenes de guerra y los
crímenes de lesa humanidad no prescriben. La desaparición, tampoco; es un
delito permanente mientras no se descubran los restos.
Sudáfrica creó una comisión de la verdad dirigida por Desmond
Tutu. No fue su condición de religioso, de líder espiritual –es obispo
anglicano–, la clave, sino su relevancia como referente moral indiscutible.
Fueron sesiones ejemplares y emocionantes; un intento honesto de cerrar
heridas, de escuchar la verdad, de generar paz a las víctimas.
A Alemania le impusieron la condena del nazismo, el relato común que se estudia en las escuelas. Negar el Holocausto está penado en numerosos países europeos. A nadie se le ocurre negar en estos dos países los crímenes del apartheid y del nazismo.
Aleksandar Vuco, psiquiatra serbio experto en traumas colectivos, sostenía en el caso de su país que era urgente una generación de dirigentes políticos con el coraje de decir la verdad a sus conciudadanos: Serbia empezó cuatro guerras balcánicas en los años noventa y las perdió todas. La verdad es la mejor cura, el mejor instrumento para superar el pasado y ganar el futuro.
El magistrado español José Ricardo de Prada fue juez en el tribunal de Derechos Humanos de Sarajevo. Sostiene que en una lucha como Bosnia-Herzegovina, donde los crímenes fueron masivos, es imposible una justicia completa, capaz de llegar a cada víctima. Se calcula que en Bosnia hay 10.000 criminales de guerra. A pesar del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, en La Haya, que juzga a los jefes, y del tribunal de Sarajevo, habrá miles que quedarán impunes. Es un precio difícil de digerir para las víctimas, como lo es ahora la derogación de la Doctrina Parot.
La justicia o la sensación de justicia se logra con el procesamiento de los jefes, como son los casos de Radovan Karadzic y Ratko Mladic en Bosnia. También es esencial escuchar el relato de las víctimas. En Sierra Leona, una comisión de la verdad impulsada por la ONU recorrió el país para recolectar los relatos sobre los diez años de guerra civil. De ese viaje surgió un gran informe sobre la guerra, pero solo unos miles de los cientos de miles de víctimas pudieron contar su historia, sentir que se hacía justicia.
Las víctimas silenciadas del franquismo no han podido contar su historia; sigue enterrada en cientos de fosas comunes. Justicia no es juzgar a los que ya murieron, sino reparar a los vivos, permitirles devolver el nombre y la dignidad a los asesinados. Las víctimas de ETA tienen a sus deudos, hubo entierros, han podido narrar su dolor. Los criminales fueron detenidos, juzgados y condenados. No hay motivo para sentir tanta injusticia. Sí lo hay para sentir dolor, rabia, incluso odio.
La clase política española, sobre todo el PP, ha utilizado a esas víctimas en beneficio político. Las han secuestrado. No a todas, que hay muchas madres andaluzas de guardias civiles que no tienen derecho a un foco reservado a las víctimas útiles para la estrategia de la tensión permanente. El PP auspició y alentó ocho manifestaciones contra Zapatero. El domingo habrá otra en Madrid. La utilización política de una parte sustancial de las víctimas de ETA impide a esas víctimas vivir el duelo, que se suavice el dolor extremo de los primeros días. Se las tiene a fuego lento para que el odio no amaine. Son dos veces víctimas.
Si se lee a Américo Castro se comprobará que la tara es anterior al franquismo; procede de la Edad Media donde no se resolvió la cuestión del Estado, sus fronteras interiores. Este es un país en el que siempre vencieron las sombras a las luces. El problema esencial, como el de los Balcanes, pasa por Gutemberg.
El etnólogo y antropólogo serbio Ivan Colovic escribió La mitología en el lenguaje político. En él desnuda la manipulación de Slobodan Milosevic y del nacionalismo que destruyó Yugoslavia. Debería ser de lectura obligada en España; también en Catalunya y en el País Vasco. El único problema es que está en inglés, un idioma poco hablado en el país de las sombras.
A Alemania le impusieron la condena del nazismo, el relato común que se estudia en las escuelas. Negar el Holocausto está penado en numerosos países europeos. A nadie se le ocurre negar en estos dos países los crímenes del apartheid y del nazismo.
Aleksandar Vuco, psiquiatra serbio experto en traumas colectivos, sostenía en el caso de su país que era urgente una generación de dirigentes políticos con el coraje de decir la verdad a sus conciudadanos: Serbia empezó cuatro guerras balcánicas en los años noventa y las perdió todas. La verdad es la mejor cura, el mejor instrumento para superar el pasado y ganar el futuro.
El magistrado español José Ricardo de Prada fue juez en el tribunal de Derechos Humanos de Sarajevo. Sostiene que en una lucha como Bosnia-Herzegovina, donde los crímenes fueron masivos, es imposible una justicia completa, capaz de llegar a cada víctima. Se calcula que en Bosnia hay 10.000 criminales de guerra. A pesar del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, en La Haya, que juzga a los jefes, y del tribunal de Sarajevo, habrá miles que quedarán impunes. Es un precio difícil de digerir para las víctimas, como lo es ahora la derogación de la Doctrina Parot.
La justicia o la sensación de justicia se logra con el procesamiento de los jefes, como son los casos de Radovan Karadzic y Ratko Mladic en Bosnia. También es esencial escuchar el relato de las víctimas. En Sierra Leona, una comisión de la verdad impulsada por la ONU recorrió el país para recolectar los relatos sobre los diez años de guerra civil. De ese viaje surgió un gran informe sobre la guerra, pero solo unos miles de los cientos de miles de víctimas pudieron contar su historia, sentir que se hacía justicia.
Las víctimas silenciadas del franquismo no han podido contar su historia; sigue enterrada en cientos de fosas comunes. Justicia no es juzgar a los que ya murieron, sino reparar a los vivos, permitirles devolver el nombre y la dignidad a los asesinados. Las víctimas de ETA tienen a sus deudos, hubo entierros, han podido narrar su dolor. Los criminales fueron detenidos, juzgados y condenados. No hay motivo para sentir tanta injusticia. Sí lo hay para sentir dolor, rabia, incluso odio.
La clase política española, sobre todo el PP, ha utilizado a esas víctimas en beneficio político. Las han secuestrado. No a todas, que hay muchas madres andaluzas de guardias civiles que no tienen derecho a un foco reservado a las víctimas útiles para la estrategia de la tensión permanente. El PP auspició y alentó ocho manifestaciones contra Zapatero. El domingo habrá otra en Madrid. La utilización política de una parte sustancial de las víctimas de ETA impide a esas víctimas vivir el duelo, que se suavice el dolor extremo de los primeros días. Se las tiene a fuego lento para que el odio no amaine. Son dos veces víctimas.
Si se lee a Américo Castro se comprobará que la tara es anterior al franquismo; procede de la Edad Media donde no se resolvió la cuestión del Estado, sus fronteras interiores. Este es un país en el que siempre vencieron las sombras a las luces. El problema esencial, como el de los Balcanes, pasa por Gutemberg.
El etnólogo y antropólogo serbio Ivan Colovic escribió La mitología en el lenguaje político. En él desnuda la manipulación de Slobodan Milosevic y del nacionalismo que destruyó Yugoslavia. Debería ser de lectura obligada en España; también en Catalunya y en el País Vasco. El único problema es que está en inglés, un idioma poco hablado en el país de las sombras.
Vaya manipulación y falsificación de los hechos de la guerra de Yugoslavia.
ResponderEliminarAl autor se le olvida que la dictadura no desapareció ni siquiera en 1975, se olvida de todaas las víctimas de los años 70.
http://miguel-esposiblelapaz.blogspot.com.es/2013/09/la-masacre-de-srebrenica-parte-i.html
Esto del PP no es mas que el fruto de la doble vara de medir que usan. Son pesas falseadas en una balanza trucada. Por mucho que se les anime a practicar la justicia, ellos nos lo devuelven con una invitacion a la injusticia. Ya es la 2ª vea en pocos dias que tuercen el camino de España hacia el sendero de la injusticia delante de todo el planeta. No solo se niegan a cumplir con el derecho internacional al negarse a llevar a juicio a los franquistas cuyos crimenes no han prescrito, sino que se saltan la justicia española y de la UE al apoyar la retroactividad de la doctrina parot y animar a España entera a ponerse a favor de la injusticia. Sin embargo no quieren hablar ni oir hablar de retroactividad en los casos de la amnistia franquista en los crimenes que no han prescrito. Pesas falseadas son. doble moral tienen.
ResponderEliminarMentira y engaño sale siempre de sus bocas.
Mikel, desconozco para rebatir seriamente los hechos que comenta el autor de la entrada.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo,
Jesús, ya sabes que el error viene desde el origen de esa terrible Ley de punto y final que no sirve, y en la que nunca se contempló como víctimas a las del franquismo.
ResponderEliminarTodo un despropósito.
Un abrazo.