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13. República, siempre República


"República, siempre República"

(Clara Campoamor)



María Torres  - 20/08/2011 

Hace 80 años con la proclamación de la II República Española, se abrió un universo de libertades y mejoras sociales para la sociedad española. Prueba de ello fue  su Constitución, la primera democrática de España, que supuso un avance notable en el reconocimiento y defensa de los derechos humanos dedicando casi un tercio de su articulado a recoger y proteger los derechos y libertades individuales y sociales.

El nuevo régimen se instauró sin causar víctimas, cobijado por la alegría desbordante que inundó al país, y se convirtió en una república democrática de trabajadores de toda clase, organizada en un régimen de Libertad y Justicia. Todos los poderes emanaban del pueblo, y así lo recogía el artículo 1º de su Carta Magna.

Y cuando todo el puzle de trabajo, libertades y derechos comenzaba a encajar, apareció la intolerancia y con ella la oscuridad de una guerra, que fue diluyendo los colores de la bandera republicana al mismo tiempo que sembró de tinieblas a un país que permaneció en la más completa oscuridad durante más de cuarenta años.

Poco a poco se fue recuperando una exigua luz, pero sólo para mantenernos en una discreta penumbra, pues nos encontramos con que esa democracia recién estrenada venía con regalo real y que la Jefatura del Estado por imposición del propio dictador, venía determinada por la Ley de Mendel, es decir, por genética. Es evidente que dejó todo atado y bien atado antes de irse al infierno.

Así transcurrieron años de amnesia colectiva. Aunque es de justicia reconocer que se recuperaron algunas libertades, sólo es necesario echar un vistazo al presente que nos rodea para darnos cuenta que ha llegado el despertar a una realidad que no es la que queremos. Democracia es el respeto a la pluralidad de ideas de todos los hombres y mujeres que viven en un país y eso lamentablemente no ocurre en el Estado español. Desde un punto de vista teórico es imposible la convivencia de la monarquía y la democracia, en base a que nadie debe estar por encima de la Ley y ningún cargo puede ser vitalicio. En una democracia el máximo cargo del Estado no puede heredarse como un cortijo. Una democracia plena exige que los cargos políticos no sean hereditarios.

Es posible que la III República no sea una cuestión de tiempo o distancia. La mayoría de los españoles parece no estar a favor de la caída de la monarquía, máxime cuando cualquier asunto relacionado con la “Corona” es un tema tabú, pero algunos expertos coinciden en señalar que la misma es una institución obsoleta y un freno para la consecución de una democracia plena en la que elige desde un alcalde hasta el jefe del Estado.

Hemos recuperado nuestra memoria y también estamos recuperando la de aquellos que dieron su vida por defender el ideal republicano. Hemos madurado y avanzado, para entender que la única forma de organización posible es la República. El juicio de la historia es inapelable: Las monarquías van desapareciendo y son sustituidas por regímenes republicanos.

Esto no significa poner en marcha la máquina del tiempo y regresar a 1931, si no retomar los aspectos positivos y constructivos de nuestra historia, para transformar el futuro sin repetir errores, porque queremos una sociedad más democrática, más justa, más libre y más solidaria, aunque todavía existan personas que cuando escuchan la palabra República salgan corriendo pensando en desalmados que sólo se dedican a quemar iglesias.

La III República ya no es una utopía. Bakunin decía que las revoluciones son realizadas por tres cuartos de fantasía y por un cuarto de realidad. Lo que importa es entender dónde nace la fantasía que hace estallar la revuelta generalizada. El desencadenamiento de todas las "malas" pasiones, como decía el revolucionario ruso, es la fuerza irresistible de la transformación.

Y la fantasía nace en pequeños actos, como el II Encuentro provincial republicano que tendrá lugar en El Puerto de Santa María (Cádiz) el próximo 15 de octubre de 2011, que pretende unir a todos los republicanos gaditanos y servir de catapulta a un primer encuentro andaluz republicano en el año 2012.

No podemos dejar que la memoria republicana se pierda, porque de ser así, los luchadores republicanos habrán muerto inútilmente.

Es por ello que os animamos a todos los republicanos a tomar parte en este encuentro y os decimos, al igual que lo hizo en su día Don Manuel Azaña, que queremos republicanos para la República.





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