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89. Los portadores de sueños



Milicianos del Batallón Joven Guardia Roja. Agüera, 5 de diciembre de 1936


           En todas las profecías
           está escrita la destrucción del mundo.
           Todas las profecías cuentan
           que el hombre creará su propia destrucción.

                Pero los siglos y la vida
           que siempre se renueva
           engendraron también una generación
           de amadores y soñadores,
           hombres y mujeres que no soñaron
           con la destrucción del mundo,
           sino con la construcción del mundo
           de las mariposas y los ruiseñores.

           Desde pequeños venían marcados por el amor.
           Detrás de su apariencia cotidiana
           Guardaban la ternura y el sol de medianoche.
           Las madres los encontraban llorando
           por un pájaro muerto
           y más tarde también los encontraron a muchos
           muertos como pájaros.
           Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
           y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
           por un invierno de caricias.
           Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
           atacados ferozmente por los portadores de profecías
           habladoras
           de catástrofes.
           los llamaron ilusos, románticos, pensadores de
           utopías
           dijeron que sus palabras eran viejas
           y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
           es antigua
           el corazón del hombre.
           Los acumuladores de riquezas les temían
           lanzaban sus ejércitos contra ellos,
           pero los portadores de sueños todas las noches
           hacían el amor
           y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
           que no sólo portaban sueños sino que los
           multiplicaban
           y los hacían correr y hablar.
           De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
           como también habia engendrado
           a los que inventaron la manera
           de apagar el sol.

           Los portadores de sueños sobrevivieron a los
           climas gélidos
           pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
           generación espontánea.
           Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias
           torrenciales
           Tuvieron algo que ver con esto,
           La verdad es que como laboriosas hormiguitas
           estos especímenes no dejaban de soñar y de construir
           hermosos mundos,
           mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
           llamaban compañeros,
           que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
           en las muertes,
           se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se
           ayudaban en el
           arte de querer y en la defensa de la felicidad.

           Eran felices en su mundo de azúcar y de viento
           de todas partes venían a impregnarse de su aliento
           de sus claras miradas
           hacia todas partes salían los que habían conocido
           portando sueños
           soñando con profecías nuevas
           que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
           y de que el mundo no tendría que terminar en la
           hecatombe.
           Por el contrario, los científicos diseñarían
           puentes, jardines, juguetes sorprendentes
           para hacer más gozosa la felicidad del hombre.

           Son peligrosos - imprimían las grandes
           rotativas
           Son peligrosos - decían los presidentes
           en sus discursos
           Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.

           Hay que destruirlos - imprimían las grandes
           rotativas
           Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus
           discursos
           Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.

           Los portadores de sueños conocían su poder
           por eso no se extrañaban
           también sabían que la vida los había engendrado
           para protegerse de la muerte que anuncian las
           profecías
           y por eso defendían su vida aun con la muerte.
           Por eso cultivaban jardines de sueños
           y los exportaban con grandes lazos de colores.
           Los profetas de la oscuridad se pasaban noches
           y días enteros
           vigilando los pasajes y los caminos
           buscando estos peligrosos cargamentos
           que nunca lograban atrapar
           porque el que no tiene ojos para soñar
           no ve los sueños ni de día, ni de noche.

           Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
           sueños
           que no pueden detener los traficantes de la muerte;
           por doquier hay paquetes con grandes lazos
           que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
           la semilla de estos sueños no se puede detectar
           porque va envuelta en rojos corazones
           en amplios vestidos de maternidad
           donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
           que los albergan.

           Dicen que la tierra después de parirlos
           desencadenó un cielo de arcoiris
           y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
           Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
           sabemos que la vida los engendró
           para protegerse de la muerte que anuncian las
           profecías



           Gioconda Belli





           

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