Telegrama de la
Subsecretaría del Ministerio de Marina y Aire en el que se instruye a los milicianos que combaten en los frentes sobre
el comportamiento debido cuando aparecen los aviones enemigos:
"Al divisarse aviones
enemigos en posición próxima vertical del lugar donde se encuentre la fuerza,
debe ésta quedarse quieta, echada al suelo u oculta por sus costados con
piedras, montones de tierra, paredes, etc. o colocarse dentro de zanjas o
repliegues del terreno, pues así, de no darle directamente la bomba, el cono de
dispersión de la misma no producirá efecto alguno. Por el contrario, si se
levantan, permanecen de pie o huyen, los cascos de las bombas les herirían sin
remedio.
Para ahuyentar aviones enemigos,
conviene que las fuerzas, tendidas en el suelo, tiren por delante al avión, a
una distancia igual, o poco más, a la longitud aparente del mismo.
Cumpliendo exactamente estas dos reglas sencillas, no sólo se preservan
nuestras fuerzas de los mortíferos efectos de los bombardeos, sino, por el
contrario, les permitirá abatir aviones enemigos. Cuando se vea descender
al piloto en paracaídas, no debe dispararse sobre él, porque puede ser amigo, y
si no lo fueran, son preciosos los datos que puedan facilitar al Mando, por lo
que es necesario hacerles prisioneros y no quitarles la vida.
Camarada: no tires estas
instrucciones; consérvalas y apréndelas de memoria. Cúmplelas y que las
cumplan tus compañeros. Se encarece la mayor difusión de esta nota.”
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