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576. Fascismo a la española




Estoy harto de saber -ya va uno teniendo años y conoce bien su pueblo- que esto del fascismo en España es un pasatiempo de señoritos. Fascismo en España no puede haberlo por razones que son placenteras e incluso por razones que no lo son tanto. Sin embargo, la razón principal es la contextura psicológica del español, que no aguanta una disciplina. ¡Cuesta trabajo a los españoles disciplinarse en un partido, cumplir sus deberes más elementales, y se piensa que va a haber fascismo! Yo les daría a esos fascistas el fascismo durante cuarenta y ocho horas, y veríamos cómo salían gritando por las fronteras que ya bastaba de fascismo. Lo sorprendente es que hay gentes que, a título de conservación social, se dicen o propenden a decirse fascistas. Si en nuestro país se aplicase a las clases conservadoras una mínima parte de la legislación fiscal que se ha implantado ya en algunos países europeos, ya verían ustedes lo que iban a pensar del fascismo, del nacionalismo y del Estado totalitario. Estoy seguro, además, de que no pudiendo acomodarse al carácter español una organización de este tipo, militarizada y jerarquizada, como no se usa siquiera dentro de las organizaciones auténticamente militares, lo que pasa en el fondo, y lo que resultaría al fin, es que, a través de esas pretensiones, más o menos modernas, y que son tan viejas como la palabra tiranía, a través de todo eso, lo que habría en España sería la consabida dictadura militarista y clerical, a la que estamos acostumbrados. 

Aquí se harían las cosas a la española, como se hacen en todas partes, según el uso nacional. ¡Fascismo en España! Ya sabemos lo que es. Un caudillo dictador en el Palacio de Buenavista y fuertes expansiones del clericalismo triunfando sobre los restos de la voluntad nacional. No. Fascismo, no. Estado totalitario, menos aún.


Manuel Azaña
16 de febrero de 1936









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