Hugo Moreno López (Presbítero Juan García Morales) |
Hugo Moreno López nació en
Almería en 1883 en el seno de una familia muy humilde. Tras un paso brillante
por el Seminario y Diócesis de Almería, donde ganó con el diario Bonifacio. Hombre de sentido común el
premió al mejor semanario católico popular de España. En este medio, así como
otros artículos suyos aparecidos en El
Eco Social, afloró pronto una fuerte conciencia de defensa de las clases
más desfavorecidas. En 1917, y con el beneplácito del obispado, se trasladó a
Madrid, donde inició una próspera carrera cultural y literaria en medios muy
próximos al modernismo, en los que divulgó con todas sus fuerzas las biografías
de los grandes predicadores del Siglo de Oro. En 1927 se produjo un punto de
ruptura vital en su trayectoria personal, pues el obispado de Madrid le negó
las licencias ministeriales para poder residir en la capital. Este hecho le
llevó a presentarse, a partir de 1931, como un sacerdote sumamente crítico
(adoptando el pseudónimo de JUAN GARCÍA MORALES) con la jerarquía eclesiástica
y con las derechas, a las que culpaba de los males del país, tal y como se
refleja en los cientos de artículos que escribió en el diario Heraldo de Madrid a lo
largo de la Segunda República:
«Las derechas no han
hecho nada en beneficio del pueblo… Las clases altas y pudientes, amigas de la
Monarquía, ¿han administrado Justicia... ¿Qué le importaba al cardenal… que el
obrero del campo o de las minas se muriera de hambre?... Estos curas y frailes
de hoy, sin alma, sin corazón, sin sentimientos cristianos, van a la política,
pero no a Cristo... Las derechas representan el capital, son los grandes
banqueros… son aquella raza de víboras, aquellos fariseos que llevaban la ley
escrita en las orlas de sus vestidos y chupaban la sangre del pobre, comiendo y
viviendo a su costa…. En contraposición, siempre han existido izquierdas en
nuestra patria, porque siempre ha habido oposición a la intransigencia, al
fanatismo, a la injusticia… Las izquierdas representan al ejército de oprimidos
y vejados por el capital, a la muchedumbre que durante siglos y años ha sido
esclava de los poderosos y ha sufrido la tortura del martirio en el campo, en
las minas, en los talleres y en la fábrica».(HERALDO DE MADRID, 14
de abril de 1931).
Sus
obras: El Cristo Rojo;
Hipócritas, Farsantes y Fariseos; Tres años de luchas (a favor de los más
humildes) o Atisbos son
un claro reflejo de este catolicismo social de signo anticlerical. Durante la
Guerra Civil dio varios discursos radiofónicos de gran trascendencia criticando
el apoyo de la Iglesia española al bando franquista:
"El
Padre Santo de Roma no sabe que el catolicismo en España ha sido una falsedad,
una mentira; que curas y frailes, en vez de evangelizar al pueblo, se dedicaban
a hacerle zalemas y a rascarle las orejas a los opulentos. Su Santidad no sabe
que los prelados españoles no hicieron caso de las famosas encíclicas de los
Papas: “Rerum Novarum” y “Quadragesimo Anno”; que los obispos estaban arrodillados a los pies del
capital; que en las iglesias había un lujo exorbitante y ridículo, cuando el
pueblo se moría de hambre"
Además de participar en
diferentes obras de propaganda destinada a captar el apoyo de los católicos
europeos más críticos con lo que estaba acaeciendo en España:
«Los clérigos, que
debían dar ejemplo de sumisión y respeto a los Poderes constituidos, son los
primeros que se alzan, gritan y vociferan… En el momento que el sacerdote
convierte la cátedra del Espíritu Santo en un tinglado de feria para
despotricar en nombre de Dios contra la República y sus gobernantes, el
sacerdote pierde autoridad. Ya no es el padre de almas, el ungido del señor, el
predicador evangélico; es el demonio vestido de sotana, que siembra el odio y
la enemistad entre los hombres» (España Heroica, Montevideo, 1936).
En 1939, junto a otros
miles republicanos, se vio obligado a exiliarse en Francia, donde estuvo desempeñado
en diferentes Colonias Infantiles de la zona de Lyon. Durante el régimen de
Vichy, fue recluido en el campo de prisionero de Gurs, de donde fue liberado
por mediación del Gobierno mexicano. Después de varios años de penurias y
olvido, murió en el mayor de los anonimatos en 1943 en Lyon.
*
Nota: El texto y la imagen
que lo acompañan nos los ha hecho llegar el Dr. Antonio César Moreno
Cantano de la Universidad de Alcalá.
Está coordinando, junto al
catedrático D. Feliciano Montero García y la investigadora Marisa Tezanos, una
obra sobre el clero que defendió los principios democráticos durante la Segunda
República y la Guerra Civil, enfrentándose a la jerarquía eclesiástica y al
golpe de Estado del 36.
Ampliar información: Sacerdotes al servicio de la II República: El presbítero Juan
García Morales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario