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731. ¿Cómo se arregla ésto?




Mis padres se quedaron huérfanos en la guerra. Sé que murieron por un mundo más justo para sus familias, sus descendientes. Por eso creo que lo mejor para honrar su memoria es intentar conseguir una ley de memoria histórica que busque hacerle justicia a tantos huérfanos que quedaron aquí, a los exiliados y en definitiva a tantas víctimas de la dictadura o mi madre Felicidad Gordillo que llego a perder hasta la memoria y no recordaba que paso realmente en la guerra ni quien mato a su padre y vivió una vida que no era la suya.

Mi madre ha muerto y al final de su vida se entero que su padre era comunista y lo fusilo la guardia civil. Nadie puede devolverle la vida a mi madre, pero cuando estaba viva tampoco. Los años que vivió como si a su padre lo hubieran matado los republicanos, tampoco se los podía devolver nadie cuando aún vivía.

Maldecir toda su vida a los comunistas por haber matado a su padre, cuando en realidad su padre era comunista, ¿Cómo se arregla eso? Habernos educado en que el comunismo era malo, era criminal, ¿Cómo se arregla eso? Haberse casado con mi padre siendo mi padre comunista. ¿Podéis haceros una idea de lo que era eso? ¿Cómo se arregla eso?


No tengo muchos datos de mis familiares fusilados en la guerra civil, ni imágenes de ellos.  Mi abuelo paterno era Pascual Gordillo de Fuente del Maestre. En la página de Hinojosa del Duque aparecía Eloy Pizarro como alcalde en el año 1937 y nada más.

A mis padres se los llevaron a Sevilla. Mi madre estuvo por orfanatos de monjas y mi padre estuvo con su madre y sus hermanas, hasta que murió la madre. Cuando acabo la guerra, mi madre tenía 13 años y mi padre 15.

Mi madre era la mayor de los hermanos que los fascistas se trajeron para Sevilla, pues otras dos mayores se habían casado y llevaban una vida de penalidades después de la guerra y no se podían hacer cargo de los hermanos menores. Mi padre tenía una hermana mayor y una madre que conocían la historia y sabían de donde venían.

Mi madre creció sin saber de sus raíces y creyó o su subconsciente se invento que pertenecía al bando nacionalista solo porque recordaba que había hecho la comunión e iba al "rebañito" que era algo que los niños del pueblo hacían en la iglesia. Como las monjas les habían contado lo malo que eran los comunistas que quemaban las iglesias y mataban sacerdotes, supongo que ella, como iba a la iglesia, dedujo que su familia era del bando de los "buenos". Desde la infancia hasta que tuvo más de 60 años, su cabeza le decía que pertenecía a las familias del bando nacionalista, hasta que una de las hermanas mayores le conto quien era el padre.

A mi padre, al cumplir los 17 años se lo llevaron a la Legión, al Ahaiun en el Sahara, separándolo del resto de la familia.

En el orfanato es donde mi madre conoce a las hermanas de mi padre, creo que fue en Marchena. Supongo que era donde tenían recogidas a las hijas de los republicanos. Había hambre, la hermana de mi madre, mi tía a la que cuido ahora, se comía las cascaras de los plátanos y de las naranjas agrias. Pero también hubo malos tratos, violencia, castigos que pudieron causarle la muerta a alguna niña, pues las castigaban incluso con pasar la noche bajo la lluvia causándoles enfermedades.

No se mucho de la historia, la verdad. Mi madre no permitía que se contaran historias de aquella época, así que solo escuchábamos las historias que ella contaba: Lo bueno que era Franco, lo bueno que era Queipo de Llano, lo bueno que era Millán Astray, lo bueno que había sido José Antonio Primo de Rivera, que si los requetés, que si los falangistas, que si los carlistas. No se daba cuenta que había crecido con huérfanas republicanas, incluso que había estado viviendo con ellas, pues después del orfanato se fue a vivir con mis tías a la calle Azafrán en Sevilla.

Ella siguió en su mundo mental creyendo que era de Falange Española y del Auxilio social donde trabajaba y estudiaba y donde consiguió llegar a ser ATS, enfermera, no sin dificultades. Había allí una tal Dolores Serrano, que más tarde me dijeron que era hermana de Serrano Suñer, que le hacia la vida imposible y los estudios, pues intentó que no estudiara y que se dedicara a aprender cosas del servicio, para ponerse a servir a los señoritos, pero como ella había visto como las niñas que acababan sirviendo volvían embarazadas al orfanato con 14 o 15 años y que las echaban de allí también o se las llevaban para que tuvieran los hijos en algún sitio y luego las dejaban tiradas en la calle y otras historias así, decía que ella no quería servir.

Como quería estudiar, llego a hablar con el Obispo y al final consiguió terminar los estudios de enfermería en dos años de los tres que eran.

Mis tías, las hermanas de mi padre con las que vivía mi madre, le entregaron una carta de mi padre pidiéndole que hablara con alguien para que pudiera salir de la Legión, Tenia ya ms de 30 años y se lo llevaron con 17. Mi madre lo consiguió y mi padre salió, pero no eran novios ni nada, solo era el hermano de las amigas con las que llevaba tanto tiempo y al que no conocía.

Mi madre no se dio cuenta que llevaba muchos años viviendo con unas republicanas, demasiados para ser ella tan del bando nacionalista, demasiados para estar tan metida en auxilio social y tan amiga de los falangistas con los que trabajaba en el hospital: como Diego de los Santos, que era el encargado de las Juventudes Falangistas en Sevilla y de los campamentos de verano de esa organización, la OJE, creo que se llamaba y que más tarde llego a presentarse para diputado por es PSA en las elecciones democráticas y que con toda seguridad conocería al Felipe González falangista.

Mi madre no se dio cuenta de que si llevaba tanto tiempo con esas republicanas viviendo y llego a casarse con un comunista era por algo, porque unos falangistas no hubieran dejado que otra falangista se casara con un comunista. Mi madre se caso a los 35 años y mi padre tenía 37. En la España franquista no se casaban las mujeres con 35 años. Si de verdad hubiera sido del bando nacionalista, le hubiera salido novio y se hubiera casado mucho antes. Una de las hermanas de mi padre no se caso, la otra se fue a Bélgica y se caso allí, pero con edades demasiado altas para las españolas de la época.

Mi madre intentó toda su vida "evangelizar" al comunista de mi padre y a nosotros, mis hermanos y yo, con santos como Franco, José Antonio, San Ignacio de Loyola, Santa Teresita, San Juan Bosco o el fundador del Opus, Escrivá de Balaguer, dándole la lata a mi padre con esos asesinos que habían matado a su hermano, el alcalde de Hinojosa del Duque, Eloy Pizarro.

Ese periodo de mi vida es demasiado traumático, doloroso. Es mi infancia desde que tengo recuerdos. Pero lo más doloroso es saber la verdad. Saber que si mi madre hubiera conocido, sabido quien era, nunca hubiera hecho eso con mi padre ni con nosotros. Esa vida que vivió mi madre y que no tenía que haber vivido y de la que se dio cuenta al final. Todo eso no tiene arreglo. Mi madre se dio cuenta al final de sus días de cada uno de esos días que había maldecido al comunismo y a los comunistas y que uno de esos comunistas era su padre.

Eso no tiene arreglo. Todo lo que había defendido a los asesinos del hermano de mi padre y de su padre frente a mi padre y sus hermanas, eso no tenia arreglo para ella. Miles de cosas así, de días así y que no tenían arreglo Toda una vida que no tenía arreglo para ella porque mi padre ya había muerto y ella no podía arreglarlo de ninguna manera.

Una de las hermanas de mi padre, mayor que él, siempre reñía a sus sobrinas, hijas del hermano fusilado, el alcalde, porque una era madre superiora de un convento y la otra iba todos los días a misa y eso lo consideraba una falta de respeto a la memoria de su hermano por un caso muy concreto: Mi tío evito que fusilaran al cura del pueblo, pero cuando sus hermanas fueron a pedirle a ese cura que intercediera por su hermano para que no lo fusilaran, este dijo que ese hombre tenía que morir. Sus sobrinas eran de la misma edad que sus hermanos. Mi abuelo se había casado dos veces y mi tío tenía hijos que eran mayores que una de mis tías, por tanto conocían mejor la historia y aun así una se hizo monja llegando a ser madre superiora y la otra, sin casarse tampoco, era sastra, votaba al PCE, pero iba todos los domingos y fiestas de guardar a misa y eso encendía a mi tía.

Ese dolor lo tengo dentro. El sufrimiento de mi madre al darse cuenta de todo eso lo tengo dentro.

Y esa necesidad de que se les haga justicia también a esas víctimas de la dictadura como mis padres y esa necesidad de que salga la verdad a la luz. Para mí esa ley de memoria es demasiado superficial, incluso vanidosamente ofensiva. Es como si los que murieron hubieran buscado ser héroes en vez de buscar un mundo más justo y solidario para sus familias y para todos. Ese mundo que hoy no tenemos.


Jesús Pizarro







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