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788. Pasionaria por Fanny Edelman

Me parece verla como entonces, en la tribuna de la Conferencia Nacional de Mujeres Antifascistas de Valencia durante el otoño de 1937, con su hermosa figura tocada de negro, con su voz ardiente, conmovida y conmovedora, con su verbo de la vibración profunda, con su patética majestad, convocando a las mujeres de su patria a forjar un cerco imbatible contra el enemigo.

Esa voz, esa figura, ese verbo que movilizó multitudes, que llevó al combate por la libertad de su patria a obreros, campesinos e intelectuales; esa figura y ese verbo, superaron las fronteras de España para convertirse en emblema indiscutido de la lucha de los pueblos contra el fascismo.

Su vida es parte indisoluble de la historia de nuestro siglo, de las victorias y las derrotas del movimiento obrero y popular. Del siglo signado por el triunfo de la Revolución de Octubre.

En la Vizcaya minera donde nació, nieta, hija, hermana y esposa de mineros, Dolores vivió la explotación inhumana a que era sometida su clase, la sujeción brutal a la burguesía expoliadora. Pero también supo de la dignidad y la rebeldía de los explotados, que convirtieran al País Vasco en un baluarte del movimiento obrero y socialista.

Esa madre proletaria, agobiada por el dolor, la miseria y las privaciones, que ve morir a cuatro de sus seis hijos, comienza a ingresar al campo de la política, al combate cotidiano, sufriendo represión y cárcel. Así va creciendo esta gran figura del proletariado español, protagonista de todo el proceso político y social de su patria. Desde la dirección del Partido, su personalidad adquiere una nueva dimensión. Su convocatoria al combate, al sacrificio, encuentra profundo eco en el pueblo ¡No pasarán¡ ¡Mejor morir de pie que vivir de rodillas!, se convirtieron en gritos de batalla de todo el pueblo español, de los antifascistas y demócratas del mundo entero, de los millones de hombres y mujeres que desplegaron el gran movimiento de solidaridad con la República Española. La derrota le impuso el exilio desde donde continuó dirigiendo la lucha desigual de su clase y de su pueblo contra el franquismo.

Por fin regresó de su largo exilio a su bien amada patria, después de la muerte del Caudillo.


Fanny Edelman, Banderas, Pasiones, Camaradas











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