Desde Orihuela -¿Quién le ha dicho que me he venido, querido Pablo?- me despido de usted. Una carta desperada o mi bolsillo casi acabado me hizo precipitar mi viaje. He sentido bastante no verle para matrimoniar nuestras manos y divorciarlas con un adiós te encomiendo.
Desde aquí, mi pueblo, mi casa, mi limonero de mi huerto soleado por un sol inacabable lleno de limones que lo enjoyecen fríamente, atiendo a su voz, su persona y su amistad poéticas y humanas; aquí espero que me diga, lo antes posible, qué hay de aquello que me dijo la otra noche -lunes- en que me invitó a una cena para la otra noche -miércoles-. Gracias. ¿Qué hay, Pablo?¿Se queda en Madrid? ¿Se irá -¡dolor!- a Barcelona? ¿Hará la revista? ¿Me llamará generosamente a su lado?
Aquí, aquí en mi pueblo, mi casa, mi huerto, mi limonero y mi problema espero angustiado su contestación.
Escríbame, que lo oiga su voz dolorida que duele: alívieme esta soledad de palma sin compaña, dígame algo aunque no me diga nada de lo que me importa.
Le abraza siempre.
Miguel Hernández
Escríbame a: Arriba, 73
Orihuela (Alicante)
¡Ah!: Invite a Federico a que se interese lo más posible del estreno de mi "El torero más valiente".
Gracias.
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