Nacianceno siguió una trayectoria muy parecida a la de
su hermano. Había nacido en 1911, tres años pues mayor que Orencio. Al igual
que su hermano, le movilizan, deserta, va a Francia y luego a Alemania. Más
curtido en los trabajos físicos, puesto que había trabajado en tareas
agrícolas, resiste mejor los rigores de Mauthausen y logra sobrevivir porque
según dice él mismo: “la suerte comenzó en torno a mí”. Vivió en París y murió
hace cuatro años, en el 2003.
Las Memorias de Nacianceno llevan el sencillo y
descriptivo título En Mauthausen. Del 13 de diciembre de 1940 al 5 de mayo de
1945. Fue escrita 26 años después de la liberación del Campo, en concreto la
fecha de terminación de la obra es el 17 de mayo de 1971, lo que puede ser un
inconveniente en cuanto a la fortaleza de los recuerdos.
La obsesión por la comida
En los primeros días de la llegada de los dos hermanos
ocurrirá algo que sellará el diferente destino de los dos hermanos. Mientras
que Nacianceno es designado a la limpieza del barracón 14, lo que le daba
derecho al reenganche de las sobras de la comida, Orencio comete el error de
alegar una lesión en la mano para librarse del duro trabajo. Ingresa en el
barracón 19 para los enfermos, lo que equivalía a recibir la mitad de la ración
que al resto. Nacianceno le daba una vez al día algo de la comida que le
sobraba del reenganche -patatas hervidas sin pelar y estropeadas- a través de
la alambrada o se las tiraba. Otras veces le daba otras sobras como colinabos,
coles o algo de harina.
Muchas eran las cosas que hacía Nacianceno por
aumentar su ración de comida y esto le salvó la vida. Por las tardes iba a la
puerta del bloque 5, que alojaba a los presos veteranos alemanes y austriacos,
y entre las basuras encontraba siempre algo que echarse a la boca. Casualmente
en ese bloque conoció a un joven alemán, Walter se llamaba, a quien Nacianceno,
a cambio de comida, tenía que darle clases de español. Otra de las cosas que
hacía era el confeccionar guantes a cambio de platos de potaje que conseguía en
lo que ellos llamaban “barrio chino”, es decir, un lugar escondido entre el
bloque 15 y 20, donde se realizaban todo tipo de trueques, sobre todo de comida
por productos manufacturados.
El hacer bien las camas era una ventaja para los
presos. Los SS inspeccionaban los barracones y si detectaban que alguna cama no
estaba como ellos querían castigaban al kapo, por supuesto este se vengaba
después sobre el que la había hecho defectuosamente. Nacianceno, en el poco
tiempo que disponía desde el toque de la campana hasta la formación para el
recuento, tenía que hacer su cama, salir corriendo del bloque 11 al bloque 2 y
hacer la de un checo que no tenía la destreza suficiente. El esfuerzo merecía
la pena puesto que obtenía un trozo de pan tres o cuatro veces a la semana.
Nacianceno reconoce que el hacer de doméstico para otros era “humillante y
arriesgado”, puesto que si estaban mal las camas las culpas recaerían en él,
pero nunca hubo quejas.
A principios de 1944 llegaron al campo las primeras
noticias de la familia en España. Podían recibir paquetes y un día recibió uno
lleno de cigarros puros, que eran muy apreciados por los kapos. Por cada puro
pudo conseguir hasta un pan y medio. En los últimos meses se apreció un
relajamiento de la disciplina, pero el temor por la comida no desaparecía
porque el campo se iba llenando de presos de otros centros de internamiento,
que eran desalojados por el avance de las tropas aliadas, sobre todo de las
rusas por el este. Este hacinamiento provocó el temor de los presos a ver
reducida su ración de comida, pero la experiencia y veteranía en el campo les
hizo superar este problema.
El trabajo de los presos
Otro de los aspectos fundamentales de Mauthausen-Gusen
es el apartado del trabajo de los presos. No hay que olvidar que este era un
tema al que las autoridades nazis le daban una gran importancia. Las canteras
de granito eran uno de los objetivos económicos, pero a medida que la
guerra se alarga la industria militar contará con la mano de obra del complejo
de Mauthausen para construir componentes para la aviación y los tanques.
Ya hemos relatado que Nacianceno trabaja inicialmente
en los servicios de su barracón y permanece en este puesto durante el primer
año de su estancia en el Campo. Luego es destinado al Bloque 11, cuyos
inquilinos estaban destinados al trabajo en la cantera, el más duro de todos.
Al principio tuvo de nuevo la suerte de ser nombrado para el grupo de limpieza,
pero no le duró mucho tiempo pues nombraron a otros para esa tarea y tuvo que
ir a la cantera. Allí trabajó desde principios de 1941. Estuvo una semana
trabajando con el compresor, que hacía agujeros en las grandes piedras, para abrirlas
con cuñas de acero. Luego formó parte del grupo que llevaba las piedras desde
el tajo a los talleres o barracas donde se trabajaba en gruesos bancos de
madera. Cinco trabajaban en esta tarea. Un polaco le aconseja que aprenda a
picar la tierra porque siempre estaría bajo techo, tendría doble ración y no le
llevarían a comandos lejanos. Después de practicar le asignan a este comando de
canteros y allí permanecerá hasta 1944.
Después de la cantera nuestro protagonista pudo ser
destinado a la lavandería, gracias a la ayuda de otro preso con más influencia.
El trabajo en ese servicio del Campo era muy codiciado, después de la cocina.
Trabajaba bajo techo, no pasaba frío, los desplazamientos eran muy cortos,
podía ponerse ropa limpia cuando quisiera y, además, podía hacer trabajos
extras para los veteranos alemanes y austriacos que le reportaba alguna ventaja
en forma de comida extra. Sus funciones eran muy variadas: lavar, secar, separar
la ropa blanca de la lana, tender y hacer el zafarrancho del local. A este
comando estaban destinados de 25 a 30 personas.
En ese periodo Nacianceno aprecia un cambio en la
disciplina del Campo, que redunda en beneficio de los propios presos. Dice: “En
los años 1944 y 1945, cuando la disciplina cambió –en parte- a nuestro favor,
debido a sus fracasos militares en Rusia, los SS intranquilos descuidaban algo
el control que cotidianamente se hacía a todos los comandos cuando entraban al
campo”. El Reich se desmoronaba y todos lo presentían.
Masacres y asesinatos
Otro de los temas que predominan en las Memorias de
Nacianceno es el de las masacres y asesinatos cometidos en el Campo. La mayor
parte de las menciones son vividas directamente y eso le da al relato un gran
valor.
En la primavera de 1942 llegaron unos 350 judíos
holandeses. Les enviaron a subir las piedras de la cantera, como hicieron los
primeros españoles en 1940. En un mes y pico todos los judíos fueron
eliminados. Nacianceno veía todo desde el fondo de la cantera. Normalmente se
daban nueve viajes de la cantera al campo, pero a los judíos les hicieron dar
15. No les daban de comer y beber. Perdían sus zapatos y sangraban. Al que
encontraban con una piedra pequeña en la fila para subir le pegaban patadas y
unas tremendas palizas por retrasar el trabajo y le asignaban una piedra
demasiado pesada como castigo. Luego tenía que subir la escalera. Se pegaron
muchos garrotazos porque había que subirla deprisa. Gritos, llantos, desesperación.
Los judíos empezaron a enfermar, algunos murieron en
los barracones y los que quedaron fueron arrojados desde los acantilados de la
cantera, de unos 40 m. de altura. Hubo días en que tiraron a 20 de ellos. Se
cogían de la mano y caían en grupo. Los judíos se alojaban en el bloque 10,
cerca de la alambrada electrificada. Algunos de los heridos se arrastraban a la
alambrada para electrocutarse.
Pero hubo más matanzas que quedaron selladas en la
mente del autor del texto. Después del atentado que le cuesta la vida a
Reinhard Heydrich en Praga, el 4 de junio de 1942, los checos prisioneros en
Mauthausen fueron víctimas de terribles represalias. De los 3.000 checos que
había antes de la muerte de Heydrich, sólo 300 seguirían con vida en 1944.
Nacianceno nos cuenta lo que les ocurrió. La disciplina contra ellos se redobló
y todos pagaron la venganza nazi. Las raciones de comida les fueron reducidas
sustancialmente y les destinaron a los trabajos de la cantera. Nacianceno dice:
“En la cantera los pude ver…agonizando; muy abatidos del trabajo y la poquísima
comida…Lloraban de hambre, de verse perdidos y sabiendo que no tenían salvación
alguna. Muchos murieron en unas semanas de martirio…”.
En los primeros meses de 1945 llegó a Mauthausen un
gran número de judíos procedentes de otros campos. Hicieron construir
precipitadamente un cerco o corral rodeado de una alambrada, no tenían bloques,
ni cocina, ni agua y dormían en la tierra. Les llevaban muy poca comida desde
el campo principal y el reparto ocasionaba peleas entre ellos, algunos presos
les daban más pan a cambio de sus pertenencias personales de valor. Nacianceno
dice que “Se veía claramente que los SS querían eliminarlos lo antes posible…”.
Muchos murieron allí y fueron desalojados por el comando del horno crematorio.
También nos cuenta que hasta un avión alemán bombardeó a los judíos desde el
aire, ocasionando cinco o seis muertos, pero este hecho no es corroborado por
otras fuentes, aunque su relato es bastante fiable, incluso cuenta que estaba
en la lavandería en el turno de noche cuando “las bombas nos sorprendieron”.
Según su relato, parece que el destino final de esos judíos fue el de la
liquidación mediante el gas en las galerías cerca de Gusen, aunque dice que se
lo comentaron, no lo vio personalmente.
Nacianceno recuerda una masacre de prisioneros
desalojados de otros campos que llegan a Mauthausen. Para él, “de todos
los crímenes que vi…fue contra los 380 que murieron de frío y hambre el que más
me horrorizó”. Fue en enero de 1945 cuando, después de caminar durante una
semana, el grupo de supervivientes llega a Mauthausen. Los tuvieron desnudos al
frío invernal, sin agua ni comida, durante tres días en un extremo del Campo,
cerca de la puerta principal. “Al cabo de tres días no quedaba ni uno vivo”,
dice Nacianceno.
Nacianceno también nos cuenta los diferentes castigos
a los que son sometidos los presos: los 20 palos en el trasero, el
despedazamiento por los perros de las SS y el castigo de la cadena para todos
aquellos que cometieran alguna falta grave. También se utilizó la horca pero
sólo en casos extraordinarios y para dar ejemplo al resto de los presos para
que evitaran los intentos de fuga. Según su versión, tres veces funcionó la
horca dentro del Campo y siempre se aplicó a alemanes o austriacos. Por dos
veces afectó a un comando de austriacos que trabajaba fuera. La tercera vez
fueron ahorcados cuatro de una vez.
Hay muchos más aspectos interesantes que aportan las
Memorias de Nacianceno. Me refiero a aspectos que pudieran ser paradójicos en
un campo de exterminio como el de los entretenimientos y diversiones. Los
conciertos de música, los partidos de fútbol, los combates de boxeo y las
representaciones de teatro marcan un contrapunto a lo anteriormente dicho sobre
las masacres y asesinatos. El prostíbulo del campo es otro de sus capítulos
interesantes y coincide básicamente con otros relatos.
También hay otros temas: las cámaras de gas, el coche
con la cámara de gas, el horno crematorio, las valoraciones sobre sus
verdugos, las relaciones entre los españoles y muchas más cosas.
Finalmente, resaltar los acontecimientos relacionados
con el final del calvario en Mauthausen. Era el 5 de mayo y ya los SS se habían
ido, Nacianceno estaba en la lavandería y desde la ventana vio un coche de la
Cruz Roja Internacional seguido de una serie de tanques americanos. A las once
de la mañana entraron los tanques entre gritos de alegría y vivas a los
libertadores. Muchos presos se dirigieron a los bloques de las SS para
coger todo lo que fuera útil: comida, ropa, armas, etc. Pero los americanos se
fueron y el campo quedó a cargo de un Comité Internacional de Presos, que
trataron de ordenar el caos en el que se había sumido todo el recinto. Hubo
tiroteos con los SS cerca del Danubio. Algunos de los kapos alemanes fueron
linchados por la multitud enfurecida, pero el orden se restableció rápidamente.
Así transcurrió el día de la liberación para Nacianceno. Había terminado la
pesadilla.
Sergio Millares Cantero, historiador
Abril 2007
www.historiadecanarias.com
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