Una comunicación telefónica nos anunciaba el día 25 del pasado, que los primeros carros blindados americanos habían llegado «l’Hôtel de ville», y que otros desfilaban ya por el Bulevard de Sebastopol. Añadían nuestros informadores que muchos de los carros ostentaban la bandera republicana española, por ser compuestos equipajes de compañeros españoles. Ansiosos de verificar la noticia, para no ser victimas de un bulo, nos dirigimos inmediatamente hacia los lugares indicados; no habíamos llegado todavía a nuestro objetivo cuando ya nos encontramos con los primeros carros que desde la Rue del Temple y Rue les Fontaines atacaban ya la plaza de la República. Eran exactamente las 11 de la mañana. Nos acercamos a los carros mas avanzados. El equipaje de los tres primeros era compuesto de españoles. Una exclamación seguida de una pregunta fue nuestra primera intervención: ¡Una cara conocida! ¿Ex comisario de sanidad de la Brigada Tierra y Libertad? -¡Presente!- fue la respuesta, rematada con un fuerte y emocionado abrazo; después siguió el comentario de su odisea...
Unos cuantos miles de españoles se hallan encuadrados en la Division Leclerc. Todos ellos son exiliados políticos que combatieron por la libertad y la justicia social durante la Guerra Social española y que se hallaban en los campos de concentración Argelia en el momento de la liberación de la colonia francesa por los ejércitos anglo-americanos.
Inmediatamente se ofrecieron como voluntarios para vengar todas la afrentas de la intervención asesina y brutal del ejército alemán e italiano contra la Revolución Española.
Han hecho la campaña de Túnez. Mas tarde desembarcaron en Normandía y actuando siempre en primera linea es como los hemos encontrado en el corazón mismo de París.
Bravos muchachos de la 26 y 28 Divisiones y de tantas otras de recuerdos también heroicos, recibid el homenaje reconocido de todos los millares de españoles exiliados que han sufrido el oprobio de la tiranía nazi y de la política colaboracionista francesa.
Hemos visto mas tarde el desfile arrogante de los carros, sobre los que hemos podido distinguir en grandes caracteres el nombre glorioso de Durruti y entre otros el del magnifico Teruel, Zaragoza y Belchite. Ello significa, no solamente un recuerdo, sino tanto también un símbolo de lucha, condensado en la significación de nombres tan gloriosos. Recuerdo de reconocido homenaje al pasado y promesa de bellas perspectivas liberatrices para el futuro de nuestra querida España. Afirmación que va condesada en la exclamación de un bravo muchacho de la División Leclrec, mientras acariciaba orgulloso el cañón de su ametralladora: ¡Ha! Si se nos permitiese dirigir nuestras armas hacia España para libertarla del yugo falangista…
Ese es nuestro verdadero deseo.
Toberli
Publicado en Solidaridad Obrera
Paris 24 septiembre 1944
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