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1249. El parlamentarismo

Apertura de las Cortes Constituyentes, 1931 (Foto Alfonso)



El principal instrumento de la República es el parlamentarismo. Cada cincuenta mil personas, exceptuando las mujeres y los chicos, los militares y los curas, envían un representante al Parlamento, y la suma de esos representantes es la opinión íntegra del país.

Esto, como sistema mágico, puede tener algún valor; como sistema racional, muy poco o ninguno.

Se podría argumentar diciendo que el procedimiento es arbitrario, pero el resultado es valioso; pero no hay tal.

El Congreso, en este momento, no representa la masa social española. Si la representara sería un conglomerado desgarrado de opiniones contrarias, de rencores y de furias.

El Congreso actual es más bien apacible y mediocre, es una creación artificiosa y falsa. No puede ser otra cosa. Parece que está hecho pensando no en el país., sino en la cubicación del palacio del Congreso de la Carrera de San Jerónimo.

Está hecho también con la idea preconcebida de dar una impresión de que España es un país en su mayor parte socialista, lo que es falso.

El Parlamento español, como quizá la mayoría de los Parlamentos, no sólo no representa la masa social, sino que, además de esto, no interesa.

Las Cortes tendrían su objeto si no existiera la Prensa desarrollada de nuestro tiempo; pero hoy que un sólo periódico puede reproducir la opinión de una persona en cientos de miles de ejemplares, ¿Qué valor de expansión puede tener un discurso pronunciado ante trescientas o cuatrocientas personas?

El Parlamento no queda más que como una de tantas ceremonias de la democracia.

Sin el altavoz de la prensa, el Parlamento tendría la misma resonancia que un Congreso de turistas, de veterinarios o de dentistas.


Pio Baroja
Comunistas, judíos y demás ralea, 1938
Capitulo XV








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