Madrid, marzo 1939 (Fotografía: Alfonso) |
De O. D. Gallagher, reportero del Daily
Express
Madrid, martes por la noche
Hoy se ha rendido Madrid, tras dos años y
medio de asedio, y esta noche se encuentra bajo el control absoluto del general
Franco.
Las carreteras que llevan a Levante,
todavía en manos republicanas, están atestadas de fugitivos temerosos de las
represalias políticas de los nacionales.
A lo largo de todo el día y a medida que
una división tras otra de las fuerzas de Franco entraba en la ciudad, aquellos
fugitivos fueron huyendo por la carretera de Valencia, organizados por el
coronel Casado, jefe militar del caído Consejo de Defensa de Madrid.
Para mucha gente, la primera noticia sobre
la caída del frente de Madrid llegó a través de diez hombres que recorrían las
calles en un camión gritando: «¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!».
Las mujeres salían de las casas con
expresión incrédula. Y entonces vieron a los soldados falangistas.
Rieron y lloraron y volvieron corriendo a
sus casas para sacar la bandera monárquica, escarlata y amarilla, que habían
mantenido escondida durante todo el asedio.
En los balcones colgaron manteles,
cortinas y todo lo que tuviera los colores de la monarquía. En las barricadas
republicanas ondeaban banderas blancas hechas con sábanas.
Esta noche resulta casi imposible moverse
por la Puerta del Sol, el Piccadilly Circus de los españoles, donde los
madrileños esperan al «hombre del caballo blanco», que es como lo llaman sus
partidarios desde que empezó la guerra.
Esta mañana, los hombres que controlaron
el frente del barrio de Argüelles durante 28 meses, volvieron a él, pero por
primera vez sin armas.
Banderas blancas se alzaron sobre las
troneras, y los hombres, con paso vacilante, cruzaron los parapetos para ser
recibidos con gritos de bienvenida por las tropas de Franco, con las que habían
intercambiado muerte todos los días de los últimos meses.
Tuvieron lugar muchos encuentros
extraños... «Ah, si eres el pequeño rojo con voz de chica que nos ha dado tanta
guerra», exclamó un soldado de Franco al ver al pequeño Mariano Arribas,
dándole una palmada amistosa en la espalda.
Durante los últimos días, las tropas de
ambos bandos habían confraternizado mucho, desde que el Consejo Nacional de
Defensa perdió gran parte del apoyo de Madrid.
Ahí está Joe Kennedy, hijo del embajador
de los Estados Unidos en Londres. Se ha pasado el día entre la multitud en
fiesta. Desde que llegó, hace varias semanas, reside en el antiguo edificio de
la Embajada de Estados Unidos.
O. D. Gallagher
«El Madrid vencido espera a Franco»
Daily Express, 29 de marzo de 1939
Daily Express, 29 de marzo de 1939
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