El 2 de mayo de 1898 nacía en La Haya (Holanda)
Josephus Carel Franciscus Last, conocido como escritor bajo el seudónimo de Jef
Last. Durante su niñez recibió una educación católica en la Christian High
School de Amsterdam e, inspirado por la Revolución Rusa de 1917, comenzó a leer
las obras de Karl Marx y se unió al Partido Socialdemócrata de los Trabajadores
(S.D.A.P). Para 1920, interesado por el porvenir de los obreros en una Holanda
golpeada por una fuerte depresión, participó de movimientos estudiantiles
y trabajó en fábricas y minas, lo que le permitió escribir una importante
cantidad de artículos periodísticos en revistas de izquierda como Opgang, Het
Volk, De Notenkraker, De Socialistische Gids y Eenheid. Además, su activismo
social lo llevo a participar de la organización cultural del SDAP, del
Instituto para el Desarrollo de la Confederación Sindical de los Trabajadores y
de la Liga contra el Imperialismo y la Opresión Colonial, donde conoció a la
poeta y escritora Henriette Roland Holst, al político socialista y dirigente
sindical Henk Sneevliet y al político indonesio Muhammad Hatta.1
Para 1930, Jef Last se decepcionó del SDAP y se unió
al Partido Socialista Revolucionario (R.S.P.), donde participó activamente en
acciones sociales y culturales. En cuanto a su actividad literaria, Last
publicó una novela nueva por año, un libro de poesía y una gran cantidad de
artículos periodísticos en la prensa nacional e internacional. En noviembre de
1931, debido a su interés político, viajó a la Unión Soviética para escribir un
reportaje para Het Leven y allí se quedó a trabajar como delegado holandés en
la Asociación Internacional de Escritores Revolucionarios de Moscú. A finales
de 1932, de regreso a Holanda, Jef Last se afilió al Partico Comunista de los
Países Bajos (C.P.N.) y, en 1933, partió a París para ayudar a los refugiados
alemanes que huían de la persecución y el racismo nazi.
Fue en Francia donde Last tuvo contacto con
escritores de renombre como el poeta y novelista Louis Aragon y el escritor
André Malraux y donde se relaciona con el escritor André Gide, con quien
participó en el I Congreso Europeo de Escritores Antifascistas (1935).
Influenciado por Gide, el escritor holandés redacta y publica su novela
Zuiderzée (1934), donde describe una relación homosexual entre los
protagonistas.2
En junio de 1936, André Gide fue invitado por el
Estado Ruso para realizar una visita a la Unión Soviética, donde se encuentra
con su amigo holandés Jef Last y quien lo acompañara en el viaje junto a Louis
Guilloux, Eugène Dabit, Pierre Herbart y Jacques Schiffrin. Una gran amistad
unirá a ambos escritores hasta que Gide publica Retour de l' URSS (1936) y
rompe con el comunismo.3 Según José María Ridao, Gide fue cambiando su postura
hacía la Unión Soviética por la suma de detalles aparentemente intrascendentes
que observó durante su viaje; ante una cola para la obtención de alimentos Gide
se preguntaba: “Me asombro –escribió Gide–: ¿De qué sirve llegar antes? ¿Qué se
gana?’ ‘¿Cómo que qué se gana? –le respondió un interlocutor innominado, uno de
tantos que le informaron al margen de los circuitos oficiales–. Los primeros
son los únicos a los que se puede despachar’. La conclusión que extrajo Gide
resultaba inapelable: en la Unión Soviética se compraba “por extrema necesidad,
jamás por antojo”4, por lo que el escritor francés se fue desencantando de la
utopía «en construcción» aunque su amigo y compañero de delegación, Jef Last,
intentaba convencerlo de los «progresos prodigiosos» que se habían producido
desde su último viaje dos años atrás.5
El poeta en la Guerra Civil
En julio de 1936, un grupo de generales golpistas
intentó tomar por la fuerza el poder de la República en España. Obreros y
civiles españoles a favor de la legalidad republicana consiguieron detener a
las fuerzas rebeldes en las ciudades más importantes de la península Ibérica.
Muchos intelectuales europeos enterados del avance fascista por España
decidieron viajar a tierras hispanas para apoyar a la República contra los
rebeldes. El escritor francés André Malraux compró aviones al gobierno galo y
pagó a pilotos extranjeros para organizar una escuadra aérea y luchar contras
los aviones italianos y alemanes que apoyaban a los golpistas; el periodista
soviético Mijaíl Koltsov, además de escribir crónicas para Pravda, participó en
importantes reuniones del gobierno republicano asesorándolo en cuestiones
militares y, bajo la personificación del comunista mexicano Miguel Martínez,
ayudó en la preparación del Quinto Regimiento6 ; el escritor
húngaro-soviético Máté Zalka, con el seudónimo de Pavel Lukács, dirigió la XII
Brigada Internacional con el cargo de general; el novelista alemán Gustav
Regler llegó a España y fue designado comisario político de la XII Brigada
Internacional; el escritor alemán Ludwig Renn ingresó como miembro del Estado
Mayor de la XI Brigada Internacional donde también se encontraba el periodista
y militar alemán Hans Kahle; el poeta holandés Jef Last que, enterado del
levantamiento fascista, viajó a España e ingresó como miliciano en el Batallón
Sargento Vázquez para luchar contra los golpistas; entre muchos otros
escritores, periodistas, poetas e intelectuales españoles y extranjeros.
Según el poeta y escritor argentino Cayetano Córdova
Iturburu, que conoció a Jef Last en las trincheras de Madrid, el poeta holandés
llego a España en agosto de 1936: “Nos enteramos, también, en Agosto del año
pasado [1936], de su incorporación a las filas de las milicias populares”7,
pero según el poeta español Bernardo Clariana, quien le realiza un reportaje
para la revista Hora de España, Jef Last estuvo en tierras españolas en
septiembre de 1936: “Jef vino a España dejando su brumoso país de flores, en
los primeros días de septiembre, y esto explica que no lucha en la Brigada
Internacional, sino como teniente del Batallón Sargento Vázquez”8. Pero haya
llegado a España en agosto o en septiembre de 1936, el poeta holandés Jef Last,
por su postura antifascista, su condición de comunista y su cercanía al
proletariado, se enlista en las milicias populares que luchan a favor de la
República y del pueblo español y marcha al frente de guerra junto a cientos de
milicianos españoles y extranjeros para enfrentarse a los sublevados.
Desde su llegada a España hasta mediados de 1937, Jef
Last combatió junto al coronel Julio Mangada Rosenörn, conocido como «el
general del pueblo»9, en el frente madrileño, en Navalperal de Pinares, en
Getafe y en Las Rozas realizando importantes actos heroicos en defensa de la
legalidad republicana. Cuando el escritor argentino Córdova Iturburu llega a
Madrid en mayo de 1937, fue recibido por el escritor holandés, de unos 39 años
de edad, quien será el encargado de acompañarlo al frente y en una de sus crónicas
lo describe de la siguiente manera: “Jef Last tiene los ojos azules e
inocentes de los hombres del Norte. Es flaco y desgarbado. Y un poco
encorvado. Viste los breeches de cuero y el espeso chaquetón del Ejército
ceñido por el correaje que sostiene, a su derecha, la pistolera del arma
reglamentaria. Una dulzura persuasiva tamiza, permanentemente, sus palabras.
Una bondad infinita, una ternura contagiosa, resbala, cuando habla, de sus
ojos, de su gesto, de su actitud”10. Este poeta flaco, encorvado y vestido de
militar había realizado un acto de valentía y heroísmo durante los
enfrentamientos en la zona de Getafe, hacía octubre de 1936.11 Cuando tropas,
ametralladoras, artillería, tanques y aviones de los sublevados atacaban a las
milicias populares sobre el camino de Toledo a Madrid, los milicianos
comenzaron a desbandarse y para que no se produjera una matanza, el miliciano
Jef Last se puso de pie y mirando de frente a los rebeldes en un español
entrecortado les grito a sus compañeros: “¡Españoles! ¡Valientes españoles!
¡Detener a la canalla fascistas!” por lo que treinta hombres rodearon a Last y
cubrieron la retirada del resto de los camaradas.12
Viaje a Holanda y el regreso a la lucha
A comienzos de 1937, Jef Last recibió un permiso de
tres semanas del Ejército Popular Republicano y viajó a Holanda. En Haarlem, el
poeta holandés se dedicó a escribir discursos sobre los sucesos en España, los
que eran leídos por diferentes personas a los asistentes a los mítines porque
la policía holandesa le había prohibido que hablara de la Guerra Civil. En
Amsterdam, Last participó del Congreso del Partido Comunista holandés y se
realizó una colecta para ayudar a los republicanos españoles. En Frisia, un
anciano que viajó a pie más de dos horas para escucharlo hablar le entrego
parte de su salario para la causa leal. En Leeuwarden, luego de finalizar una
charla sobre el conflicto español, un ferroviario, que había asistido a
la reunión, le regaló un chaquetón para usar a su regreso a España.13
Cuando terminaba su permiso y Jef Last estaba por
regresar a la península Ibérica, la policía y el Estado de Holanda decidieron
quitarle su ciudadanía holandesa por participar en la Guerra Civil española a
favor del pueblo y de la República; desde ese momento, el poeta y escritor
holandés era “[…] incompatible con la flemática ciudadanía holandesa, donde la
seriedad monta flacas bicicletas y las rubias muchachas saben pedalear
graciosamente”14.
En Bruselas, Last se detuvo para brindar una
conferencia sobre la guerra en España ante una asistencia de varios cientos de
personas. Entre ellas se encontraban estudiantes, profesores y autoridades
universitarias que lo escucharon hasta que la policía belga disolvió la reunión
e intentó arrestar al escritor holandés. Desde allí marchó a España y se
integró a su batallón en el frente de Madrid.15 De regreso en las trincheras
del frente madrileño, en el sector de Las Rozas, Jef Last se reencuentra con
sus compañeros de brigada y, ya con el cargo de teniente del Batallón Sargento
Vázquez, vuelve a ocupar su «chabola», una pequeña vivienda con suelo de tierra
y una cama de paja desde donde controlaban los movimientos en las trincheras
fascistas. Last reside entre sus camaradas y no quiere vivir mejor que los
demás soldados, Córdova Iturburu describe sobre la humildad de la vivienda del
teniente–poeta: “¿Qué veo a mi alrededor en esta ‘chabola’ de Jef Last? A la
luz de una vela, que se sostiene en la boca de una botella, veo una mochila de
tela, abierta, un par de platos y cucharas, unos correajes de soldado, un
fusil, unas empolvadas mantas gris-pizarra”16. Era, también en esa chabola,
donde Last escribía sus poemas sobre la guerra, las Cartas de España, que se
enviaban a Holanda y se publicaban en pequeños cuadernillos, y algunas participaciones
en El Mono Azul, una revista editada por la Alianza de Intelectuales
Antifascistas para la Defensa de la Cultura.
Mientras estaba combatiendo en el frente de
Navalperal, Jef Last escribió un poema que fue publicado en El Mono Azul del
jueves 15 de octubre de 1936 y estaba dedicado a los jóvenes milicianos que
marchaban al frente de guerra para morir combatiendo a favor de la causa
republicana:
Un poema de Jef Last:
Casi niños aún, bellos, serenos,
van cantando a la muerte estos muchachos.
Y su irse desangrando poco a poco
tan sólo es comparable al de la aurora.
Cuando en el viento suenan, apagándose
sus últimas canciones,
es entonces igual que si sus ojos
fueran preciosas flores pisoteadas.
Así los corazones más hermosos
por la felicidad humana han muerto.
De los sangrientos campos españoles
llega, pura, a nosotros su llamada.17
Pero el poeta, escritor y miliciano holandés no solo
escribía sobre la defensa del pueblo español sobre los sublevados fascistas
sino que luchaba en las trincheras republicanas contra el avance de marroquíes,
italianos y alemanes dirigidos por generales rebeldes españoles y además
ocupaba parte de su tiempo para enseñarles a leer y a escribir a sus camaradas
republicanos y cuidar de ellos en todo momento. No solo luchaba contra el
fascismo sino también contra el analfabetismo de un pueblo que había sido explotado
durante años y años por una clase letrada y culta. Córdova Iturburu relata en
sus crónicas sobre la guerra española cómo los milicianos bajo el mando del
teniente Last lo tratan como un igual porque: “Él les enseña, pacientemente, a
hacer gimnasia, les enseña la instrucción militar que con tanta
avidez aprenden estos fervorosos soldados de la República, les enseña a leer y
a escribir, cuida de que nada les falte y él, que se juega la vida a una carta
a cada instante, pone una prolijidad meticulosa en la tarea de reducir a un
mínimun de posibilidades el peligro a que exponen a sus soldados las
necesidades de la guerra”18
Al poco tiempo, Jef Last y Cayetano Córdova Iturburu
se vuelven a encontrar en la Casa de la Alianza de Intelectuales Antifascistas
de Madrid, donde el escritor holandés le relata orgullosamente su ascenso a
capitán del ejército republicano. Luego, Córdova Iturburu se entera de la
hazaña realizada por Last y por la cual fue ascendido, la noche anterior al 1
de mayo de 1937, fecha de importancia para los trabajadores a nivel mundial, el
capitán Last junto al sargento Vico se arrastraron durante horas para colocar a
pocos metros de las trincheras fascistas una bandera roja que ondeaba sobre
ellas al salir el sol de tan sublime día para el proletariado.19
Instructor de las Brigadas y delegado en el
Congreso de Escritores.
A mediados de 1937, el capitán Last fue enviado
al hospital de Madrigueras (Albacete) por algún castigo aplicado a su elección
sexual. El mismo escritor holandés relata en sus Cartas de España que en
Madrigueras la homosexualidad entre los soldados era castigada con 5 días de
prisión.20 En el hospital, el poeta holandés fue tratado por el doctor Max
Hodann, médico y psiquiatra austriaco, especialista en enfermedades venéreas,
educación e higiene sexual y miembro de los servicios sanitarios de las
Brigadas Internacionales.
Para 1937, el pueblo de Madrigueras se había
convertido en una zona de instrucción permanente de las unidades que pasaban a
descanso o aquellas brigadas que eran enviadas a la retaguardia a
reorganizarse.21 Una vez en Madrigueras y bajo tratamiento médico por su
homosexualidad, el veterano de las trincheras del frente madrileño Jef Last fue
destinado a la instrucción y entrenamiento de las Brigadas Internacionales que
se encontraban en la región.
En julio de 1937, se iba a desarrollar en
territorio hispano el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa
de la Cultura y por su calidad de poeta y escritor Jef Last fue elegido como
delegado por Holanda para participar en sus sesiones. El 4 de julio se reúnen
en Valencia los delegados de los siguientes países participes del congreso:
Alemania, Argelia, Argentina, Austria, Bélgica, Bulgaria, Costa Rica, Cuba,
Checoslovaquia, Chile, China, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia,
Grecia, Holanda, Inglaterra, Islandia, Italia, México, Noruega, Perú, Portugal,
Rumania, Rusia, Suecia y Suiza. Según Manuel Aznar Soler, en el Congreso “[…]
hubo unanimidad en resaltar que el pueblo español estaba luchando contra el
fascismo internacional por la dignidad humana, por la defensa de la cultura y
por la libertad del hombre y del pensamiento. […] Pero la defensa de la cultura
no era una actitud meramente pasiva o “conservadora”, sino que exigía convertir
a la cultura –en sentido gramsciano- en el fundamento racional que convertía al
miliciano o miliciana en personas conscientes del sentido profundo de la lucha
y de los valores que implicaba la derrota del fascismo. Guerra o revolución o
guerra y revolución, lo prioritario era ganar la guerra. Por otra parte,
la conciencia de que la guerra civil española alcanzaba una dimensión
internacional y de que en ella se estaba jugando el porvenir del mundo fue un
tema reiterado y recurrente en muchos discursos”22 .
El 6 de julio, los escritores se trasladaron a Madrid
para continuar con las sesiones del Congreso y visitar el frente madrileño. En
las reuniones de ese día, el poeta holandés Jef Last dirigió su discurso a los
congresistas. En ese discurso, Last mostraba su odio al fascismo por ser
contrario a la cultura y a la vida: “Este odio, camaradas –odio de artistas
contra la fealdad, odio de intelectual contra la estupidez y la mentira, odio
de ser humano contra la crueldad más bestial-, era, pues, bastante fuerte; pero
es necesario decir que, al cabo de nueve meses de luchar en España, ese odio ha
cambiado por completo de carácter. En lugar de ser cerebral, se me ha metido,
por decirlo así, en la masa de la sangre, forma parte integrante de mi ser, de
igual modo que ha echado raíces en lo más hondo del corazón de los nobles
camaradas a cuyo lado, en la misma trinchera, he tenido la suerte de batirme”23.
Su discurso continua en defensa de la cultura y en
apoyo de un pueblo que lucha por protegerla: “La lucha por la cultura: eso es
lo que nos reúne. El soldado analfabeto de mi Compañía que escribía en la
primera carta a su mujer: «Cada día estoy más contento de haber venido aquí,
porque aquí aprendo cosas que nunca hubiera aprender en mi pueblo», o los soldados
que en los edificios de la Ciudad Universitaria habían pegado cartelones llenos
de falta de ortografía, en los que se decía: «Camaradas, no toquéis a los
instrumentos, que están al servicio de la ciencia», o bien aquellos milicianos
que arriesgaban sus vidas por salvar del Palacio de Liria en llamas los tesoros
de arte, todos ellos luchan por la misma cultura que defendemos nosotros, por
una cultura que veneran sin haber probado nunca sus frutos”24 .
Además, esa lucha debe ser acompañada por los intelectuales
no solo desde los periódicos y los palcos sino al lado de los soldados en las
trincheras: “Nuestro deber no puede ser nunca seguir el surco de los
periodistas y de los oradores; tenemos nuestro quehacer claramente definido: el
de ahondar en el sentido de esta lucha homérica a que tenemos el honor y la
suerte de asistir. ¡Qué no se diga de nosotros que el valor moral es
cosa mucho más difícil de lograr que el valor físico de los
soldados que están en la trinchera!”25
La lucha contra el fascismo tiene que ser una lucha
del proletariado y los intelectuales en conjunto para lograr la libertad, la
justicia y la cultura: “[…] la lucha del proletariado es una lucha por la vida
feliz de las generaciones futuras, la lucha de los intelectuales debe dirigirse
hacia el mismo fin, declarando la guerra a todos los restos de una moral
burguesa, capitalista o patriotera, que atenta contra nuestra felicidad”26.
El discurso del escritor holandés y
capitán del Ejército Popular termina arengando al pueblo español para la
obtención de la victoria contra las huestes fascistas.
El II Congreso Internacional de Escritores continuara
sus sesiones en Barcelona para terminar en París, donde los congresistas
firmaron una resolución que establecía el apoyo de la intelectualidad
antifascista a la lucha de la República Española contra el levantamiento
fascista y el compromiso de movilizar a la opinión pública – ya que los
gobiernos de sus respectivos países practicaban la política de «no
intervención» en el conflicto español- en solidaridad al pueblo hispano.
La salida de España En julio de 1937, el poeta
holandés Jef Last había contestado a quienes proponían un apoyo absoluto a la
política soviética y al silencio ante los problemas internos: “No olvidemos
nunca que en la base de toda la cultura está la crítica, la autocrítica que
tanto nos ha recomendado Lenin. Allí donde falta la crítica, las injusticias y
las inmundicias se engangrenan como heridas que han cerrado en falso. Hay que
sacarlas a la luz para poder curarlas”27 y continúa con una crítica directa a
los «oportunistas» integrantes del Frente Popular que gobernaba a la República
en este período de guerra civil: “Sin embargo, ese frente popular presenta aún
con demasiada frecuencia el carácter de una colaboración puramente oportunista.
Es imposible quedarse ahí”28.
Por su amistad con André Gide, escritor crítico
de la Unión Soviética, el aumento de sus críticas al Partido Comunista y la
política soviética en el conflicto español y su homosexualidad, elección sexual
duramente reprimida por los comisarios políticos ya que se sostenía que “un
comunista debía saber dominar su sexualidad”29, Last debió marcharse de
España en septiembre de 1937. A finales del mismo año, los comunistas le
realizaron una corte marcial, por su condición de capitán del Ejército Popular,
y lo condenaron a pena de muerte. El poeta holandés, sin la ciudadanía de su
país, huyó a Noruega donde fue recibido por Willy Brandt, seudónimo del
periodista y político alemán Herbert Karl Frahm, quien le brindo trabajo como
intérprete. En 1938, en un intento de regresar a Holanda para visitar a su
esposa y sus hijas, fue capturado en la frontera y encarcelado. Una vez
liberado, retorno a Noruega donde se dedicó a ser propagandista de la causa
republicana de la Guerra Civil española, conflicto que lo marcará para toda su
vida.
Diego Gerardo Naselli, Profesor en Historia
Huellas de la Historia, núm. 29, año 3
Febrero 2012
____________________________________________
1 Wester, Rudi, “LAST, Josephus Carel Franciscus”,
Biografisch Woordenboek van het Socialisme en de Arbeidersbeweging in
Nederland, 2001, http://www.iisg.nl/bwsa/bios/last.html
2 Su esposa Ida ter Haar aceptaba su homosexualidad
aunque Jef Last se definía como bisexual. Last fue el co-fundador del Club de
la Emancipación Homosexual Shakespeare. “Gay and Lesbians in war and
resistence”, Liberation for Everyone, 2006,
http://www.bevrijdingintercultureel.nl/ eng/homoseksuelen.html
3 Gutiérrez, Pepe, “Gide y el comunismo”,
Fundación Andreu Nin, junio 2002, http://www.fundanin.org/Gide.htm. Artículo
publicado en el número 151 de El viejo topo, abril 2002.
4 Ridao, José María,
“André Gide, desencantado”, El Siglo de Europa, núm. 872, 15 de marzo de 2010,
http://www.elsiglodeuropa.es/siglo/historico/2010/872/872cultura.html
5 Ídem.
6 Preston, Paul, “Idealistas bajo las balas”, El
Cultural.es, 24/05/2007,
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/20596/Idealistas_bajo_las_balas
7 Córdova Iturburu, Cayetano, España bajo el comando
del pueblo, Acento, Buenos Aires, s/f, p. 49. 8 Clariana, Bernardo, “El poeta
Jef Last lucha a nuestro lado”, Hora de España, Febrero 1937, Valencia, p. 39.
9 Barrio, José Antonio del, “Recordando al llamado
general del pueblo”, Historia del siglo XX – Suite 101, 01 de enero de 2010,
http://jose-antonio-del-barrio.suite101.net/recordando-al-llamado-general-delpueblo-a7841
10 Córdova Iturburu, Cayetano, Ob. Cit., p. 48.
11 “La Guerra Civil en el Parque Lineal (I): el avance
hacia Madrid y la Batalla de Seseña”, Parque Lineal del Manzanares, 19 de enero
de 2012, http://www.parquelineal.es/guerracivil/batalla_sesena.php
12 Córdova Iturburu, Cayetano, Ob. Cit., p. 48.
13 Clariana, Bernardo, Ob. Cit., pp. 39-40.
14 Ídem, p. 40.
15 Ídem, p. 40.
16 Córdova Iturburu, Cayetano, Ob. Cit., p. 50.
17 “Un poema de Jef Last”, El Mono Azul, jueves 15 de
octubre de 1936, año I, núm. 8, Madrid, p. 2.
18 Córdova Iturburu, Cayetano, Ob. Cit., p. 50.
19 Ídem, pp. 51-52.
20 Requena Gallego, Manuel; Sepúlveda Losa, Rosa María
(coords), La sanidad en las Brigadas Internacionales, Ediciones de la
Universidad Castilla-La Mancha, Cuenca, 2006, p. 123.
21 Asociación Cultural de Recreación Histórica,
“Albacete cede de las Brigadas Internacionales – 1936 . 1939”, Las Brigadas
Internacionales en Albacete, 20 de enero de 2012,
http://brigadasinternacionalesenalbacete.blogspot.com/
22 Aznar Soler, Manuel, “El Segundo Congreso
Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura”, II Congreso
Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (Valencia, Madrid,
Barcelona, París) 37, 2007,
http://ddd.uab.cat/pub/expbib/2007/exili/aznar.asp.html
23 Last, Jef, “Discursos”, Hora de España, VIII,
agosto de 1937, Valencia, p. 48.
24 Ídem, p. 49.
25 Ídem, p. 50.
26 Ídem, p. 51.
27 Ídem, p. 50.
28 Ídem, p. 51.
29 Requena Gallego, Manuel; Sepúlveda Losa, Rosa María
(coords), Ob. Cit., p. 123.
Imágen: Retrato de Jef Last realizado por Piet Begeer en 1929
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