Manuel Altolaguirre Bolín
(Málaga, 29 de junio de 1905 - Burgos, 26 de julio de 1959)
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I
Te pregunté por mí, parado río,
agua muerta, dormida,
te pregunté por mí cuando cansado
me liberté del bosque en tus orillas.
Yo que sobre tus aguas tantas veces
alegre juventud multiplicaba.
¿Has podido olvidarte de ese tiempo
para pintarme así bajo otras nubes?
Mi nueva edad y el cielo gris me dicen
que olvida el agua tanto como el hombre.
Aunque temo que no, que no me olvides
en esta nueva forma dolorida.
II
Campo arrasado por la Guerra
¿En dónde los recuerdos, si has quedado
como un desierto olvido, tú que eras
vergel o bosque, campo de batalla?
Si hay ojos que te vieron, que guardaron
la imagen de tu muerte y tu ruina,
derramen su memoria en tus arenas;
sangre, metal y fuego confundidos.
Escenario de muerte condenado
a no gozar futuras primaveras,
al menos reproduce la agonía
de tanta juventud sacrificada.
Infantes y jinetes corredores
como nubes de sangre mal heridas,
entre el cielo y la tierra se dividen
para que brille el sol de la victoria.
Y ya no están. La luz que defendieron
apenas si ilumina los rescoldos
de un temporal—¿eterno?—destruido.
Muerte, olvido de muerte, sin un árbol,
desierta la llanura, claro el cielo,
el sol sin hijos luce como el llanto
y el pecho de la tierra no respira.
Memoria : labra en aire las figuras
de los enardecidos combatientes
y las antiguas frondas sean rivales
de este recuerdo en tan desierto olvido
III
Ante tierras contrarias
No es color turbio, ni perdida forma,
ni luz ponfusa, débil, la que parte
la inmensidad del campo, su hermosura;
ni es un otoño entre el calor v el frío.
no se ve ni se siente,
no se sueña la fatídica franja divisoria;
pero allí está, como un reptil inmóvil
en la tierra de nadie, la de España.
Manuel Altolaguirre
Hora de España núm. XXI
Barcelona, Septiembre 1938
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