Ángeles con espadas
custodian el aire.
Un toro de sombra
mugiendo en los árboles.
—Madre, tengo miedo
custodian el aire.
Un toro de sombra
mugiendo en los árboles.
—Madre, tengo miedo
del aire.
Mira las estrellas.
Mira las estrellas.
Aún no son de nadie;
ni son del Obispo
ni son del Alcalde.
—Madre, quiero una
ni son del Obispo
ni son del Alcalde.
—Madre, quiero una
que hable.
Patitas de cabra
Patitas de cabra
siguen vacilantes
al osito blanco
de la luna errante.
al osito blanco
de la luna errante.
—Madre, quiero un oso
que baile.
Pandero de harina:
luna en el estanque.
Las cinco cabrillas
sin cesar, tocándole.
Las cinco cabrillas
sin cesar, tocándole.
—Madre, se me hielan
las carnes.
Floridas de escarcha
ya son como panes.
La aurora las dora
y acorteza el aire.
La aurora las dora
y acorteza el aire.
—Madre, no te oigo.
¡Tengo hambre!
¡Uuuuuuuh…! Duerme, mi niño;
que viene el aire
y se lleva a los niños
que tienen hambre.
y se lleva a los niños
que tienen hambre.
Victoriano Crémer Alonso
(Burgos, 18 de diciembre de 1906 - León, 27 de junio de 2009)
Mui lindo e mui triste!
ResponderEliminarAsí es Elza.
EliminarAsí fué y lamentablemente así sigue siendo.
Un saludo.
Tremendo y tristisimo...me ha roto el alma "madre, se me hielan las carnes"
ResponderEliminarEs un poema demoledor José Antonio.
EliminarMaravilloso!
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