María Moliner
(Paniza, Zaragoza, 30 de marzo de 1900 - Madrid, 22 de enero de 1981)
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En febrero de 1935 el Patronato de Misiones Pedagógicas nombra a María Moliner responsable del Servicio de Bibliotecas de Misiones Pedagógicas en Valencia. Transcribimos un extracto de la Memoria que elaboró sobre su trabajo, que se centró en conseguir el objetivo de que las pequeñas bibliotecas rurales creadas por las Misiones Pedagógicas, estuvieran vinculadas a una biblioteca central encargada de coordinador todos los servicios.
Memoria de la labor realizada en el año 1935-1936
Biblioteca-Escuela y red de bibliotecas rurales de Valencia.
Fines
Al crear en Valencia la Biblioteca-Escuela
pretendíamos ensayar una organización, que después podría ser extendida a otras
regiones, en virtud de la cual las pequeñas bibliotecas rurales sembradas por
el Patronato de Misiones quedasen relacionadas con una biblioteca central desde
la que se les comunicaría un impulso sostenido. En efecto: desde esta
biblioteca central se les enviarían lotes renovables de libros, se realizaría
una inspección regular y se sostendría con las bibliotecas filiales aquella
correspondencia que habría de contribuir a mantener en tensión su rendimiento.
Por otro lado, la biblioteca central sería también un lugar de prácticas (y de
aquí el nombre de Biblioteca-Escuela con que se bautizó) para que las personas
que hubieran de tener a su cargo las bibliotecas rurales (maestros,
principalmente) pudieran adquirir rudimentos de biblioteconomía y, sobre todo,
aprender sobre el terreno la manera de elevar al máximo la eficacia de una
biblioteca en sus relaciones con el público, tanto de adultos como de niños.
Para ello, naturalmente, la Biblioteca-Escuela había de funcionar como una
biblioteca popular semejante a cualquiera de las que en los pueblos habían de
tener en sus manos los bibliotecarios.
Labor realizada
Por los fines expuestos se deduce que en el
funcionamiento de la organización ensayada pueden distinguirse tres aspectos:
biblioteca popular en Valencia; central y red de bibliotecas rurales, y escuela
de bibliotecarios.
Biblioteca popular
Desde el momento de su apertura la biblioteca tuvo un
número de lectores insospechable, dado lo pobre de sus elementos (sus fondos
están formados exclusivamente por las 400 obras, poco más o menos, que forman
hasta el momento el catálogo de las aprobadas por el Patronato de Misiones).
Esta afluencia de público se sostuvo a lo largo del curso, y, sobre todo en los
días de préstamo (un día a la semana), la biblioteca ofrecia un aspecto
animadísimo, de obra viva. Hemos llegado a registrar un préstamo de 130 o 140
obras, y en los meses de verano, ya pesar de los sucesos, el préstamo no ha
bajado de 60 obras.
Biblioteca central y red de bibliotecas
Es en este aspecto en el que se ha llevado a cabo una
labor más intensa. Como base para dar comienzo al envío de lotes renovables de
libros, se comenzó la inspección de las bibliotecas de Misiones, ya existentes.
Una a una se fueron visitando las más próximas a Valencia. Y cuando ya fue
preciso alejarse más de la capital, se organizaron itinerarios comprendiendo en
cada uno cuatro o cinco pueblos, y se dio comienzo a un nuevo sistema de
visitas: con material de Misiones y algún muchacho que se prestaba
desinteresadamente a prestar este servicio, salíamos para los pueblos, habiendo
anunciado previamente nuestra visita, y dábamos en cada uno una sesión con cine
y música del repertorio de Misiones, entremezclando algunas palabras sobre el
objeto primordial de nuestra visita relacionado con la biblioteca y con el
nuevo sistema que íbamos a dejar implantado en ella, por virtud del cual
pasarían a disponer de hecho de una biblioteca de 400 obras bien seleccionadas.
En las últimas visitas, en vez de limitamos a dejar el
catálogo para que ellos hicieran después el pedido del primer lote, llevábamos
ya éste con nosotros, e incluso hacíamos alguna lectura de alguno de los libros
que lo componían. En estas visitas nombrábamos también colaboradores de la
biblioteca entre la gente del pueblo, para que ayudaran y a la vez sirvieran de
acicate, al bibliotecario oficial.
En algunos casos, las circunstancias aconsejaron
sacar la biblioteca de la escuela en donde estaba depositada e instalarla en
otro sitio. Extremando la cosa, esta medida hubiera sido de aconsejar en la
mayoría de os casos, pues, en general, la impresión es que ni la escuela
es el lugar adecuado para la biblioteca rural, ni el maestro el bibliotecario
celoso y eficaz que sería de desear. Si no hemos llevado a rajatabla esta
medida ha sido, por un lado, por la esperanza (que se habría de confirmar o
descartar en la segunda visita) de que, con el nombramiento de colaboradores,
quedasen salvados esos inconvenientes y, por otro, por temor de que tal
procedimiento provocase en los inspectores un disgusto que trascendiese a las
relaciones de colaboración que parece deben existir entre la obra de Misiones y
los organismos de primera enseñanza.
En el pasado curso se llevo a cabo la visita de (en blanco en el original) pueblos.
Escuela de bibliotecarios rurales
Puede decirse que este aspecto de nuestra organización
no tuvo apenas desarrollo en el pasado curso. Conseguimos en el edificio donde
gratuitamente nos habían cedido local para la instalación de la biblioteca, la
cesión de otro salón por un módico alquiler, y quedó hecha la instalación para
que pueda ser un sitio de reunión de los alumnos de magisterio u otros
muchachos a quien pueda interesar, y donde puedan organizarse lecturas,
conferencias y otros trabajos relacionados con la biblioteca, de ejecutar trabajos
de clasificación, catalogación, etcétera. El desenvolvimiento formal de esta
labor quedó para el curso que ha de comenzar.
María Moliner
22 de septiembre de 1936
AGA - Sección de Cultura, Caja nº 20053: Ministerio de Instrucción Pública. Patronato de Misiones Pedagógicas. Biblioteca-Escuela y red de bibliotecas rurales de Valencia
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