Víctimas de un bombardeo de la Legión Cóndor |
Madres alemanas, vuestros hijos queridos matan a los hijos de otras madres, y no sólo a los hijos adultos, sino hasta los niños pequeños los despedazan con sus terribles armas; tienen que desgarrar el vientre a muchachas y mujeres, matar ancianos, incendiar las ciudades, devastar el país; pero no basta con ésto. Vuestros hijos no deben limitarse a la lucha abierta; se les obliga al asesinato. Detrás del frente caen por su mano los adversarios políticos de los generales rebeldes y de los dirigentes alemanes. ¿Qué creéis, madres alemanas, lo que espera a vuestros hijos si salen de todos estos horrores sin sentido?
Ningún honor, ningún honor ciertamente. Levantaos, madres
alemanas; decid en voz alta que no creéis nada de todo lo que ocurre, que no
queréis la muerte de vuestros hijos ni su deshonra. Decid lo que sabéis; que
vuestros hijos no han ido voluntariamente a España, sino que han sido llevados
a la fuerza, abusando de ellos. Como voluntarios luchan en España otros
alemanes, pero éstos al lado de la libertad y vuestros hijos se encuentran con
ellos; vuestros hijos tiran sobre estos otros alemanes. Uno mata al otro y los
dos alemanes se encuentran frente a frente. Nacidos de las mismas madres,
estaban destinados a ser felices en la misma Patria.
Decidlo alto, madres alemanas; oíd lo que os gritan las madres
españolas.
Heinrich Mann
Facetas de la actualidad española, La Habana, agosto de 1937
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