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2369. ¡Queman, Roban y Asesinan en tu Nombre!

La pobre mujer, símbolo de Galicia mártir, maltratada después de asesinados el marido y los hijos, cristianos todos ellos, cuyo modesto hogar fué desvalijado e incendiado por las hordas fascistas, que han visto a su alrededor tantas y tantas víctimas inocentes y buenas como ella y como todos los suyos, aniquilada la aldea por falangistas, moros, legionarios, italianos y alemanes, ha caído de rodillas ante el Crucero de las afueras de su pueblo para pronunciar ante Aquél que predicó el amor y la paz entre los hombres, esta terrible acusación, que es el estigma clavado en la frente de todos aquellos que en nombre de Dios han cometido tantos y tantos crímenes.

—¡Queiman, rouban e asesinan no teu nome!

Desgraciadamente, la frase de Castelao no tiene desperdicio: Queman, asesinan, roban...

Queman... Díganlo las cenizas aún humeantes de Guernica, la ciudad «anta de los vascos, síntesis y compendio de los incendios provocados por los rebeldes con sus bombas incendiarias en todos aquellos edificios, poblados y ciudades que quieren destruir, no solo por el hierro y la metralla; sino por el fuego...

Asesinan... Díganlo los miles y miles de españoles que han sacrificado a su vesania sangrienta, españoles reos tan solo de su españolismo, de su lealtad, de su honradez política, social y religiosa, inmolados en las plazas de toros, en los cementerios, en las afueras de las ciudades, en el fondo de los calabozos...

Roban... Díganlo los saqueos sistemáticos, autorizados por las autoridades rebeldes para estimular la ferocidad de aquellos extranjeros que solo luchan por el botín. "'A uno de los prisioneros italianos, (capitán por cierto) —ha dicho recientemente el glorioso general Miaja— se le han encontrado en el macuto documentos interesantísimos robados en la Catedral y en los edificios de Sigüenza. Uno de ellos es un escrito del Papa Clemente VII del año 1215, en el que se confirma la Bula del Papa para la puesta en práctica de la cesión de unos campos a condición de que sus productos fueran directamente al pueblo de Sigüenza.

Otro es la donación del Obispo de Sigüenza en el año 1218 a los señores de Molina para usufructuar las propiedades que poseía la señorita María de la Hoz"

¿Cómo no van a ser ladrones los asesinos y los incendiarios, cómo no van a serlo los que entran en casa ajena a ayudar a los de dentro, a los que han robado siempre y luchan por seguir robando?

¡Ladrones! ¿Qué ha sido de tantos y tantos humildes hogares que habéis saqueado, de tantas y tantas haciendas que os habéis repartido, de tantos y tantos tesoros de que os habéis apropiado, de los ajuares, de las joyas, del dinero del pequeño ahorro del campesino, hasta de las mismas obras de arte, tesoro y patrimonio nacional que habéis expatriado para hacer almoneda de ellas? iQué verdad encierran las seis palabras de Catelao!

iQueman, roban y asesinan... en Tu nombre!


Presbítero Juan G. Morales
En un folleto del Comité Ejecutivo Nacional del Socorro Rojo de España, 1937










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