Pascual Plá y Beltrán (Ibi, 11 de noviembre de 1908 - Caracas, 24 de febrero de 1961) |
Pascual Plá y Beltrán nació en el
seno de una humilde familia. Apenas fue a la escuela y trabajó desde muy niño
en las empresas textiles de Alcoy. En 1928 se traslada a Valencia y entra en
contacto con el ambiente intelectual de la ciudad. Durante la II República se
afilia al Partido Comunista de España y se integra en la Unión de Escritores y
Artistas Proletarios. En la Guerra de España colabora con El Mono Azul y
Hora de España, y participa en el II Congreso Internacional de Escritores para la
Defensa de la Cultura celebrado en Valencia. Al finalizar la contienda es detenido, encarcelado y condenado a muerte, pena que sería conmutada,
permaneciendo en prisión hasta 1946. En 1955 consigue marcharse de España y
vive en Venezuela hasta su muerte.
Sabed que hay más
No es la muerte ni el viento desgarrado,
ni es la vertida sangre lo qne clama;
candente pecho en lenguas desangrado
en ascuas herido se deshace en llama.
Ni la Tierra gloriosa por el hombre,
cruzada en surco ardiente a golpe duro,
donde cuerpos ya fríos y sin nombre
son claras primaveras sin futuro.
Ni los que ascienden con el trigo, lentos.
Ni los que marchan bajo tierra, fríos.
Los que no en luz, sí en fuego, violentas
en la guerra se parten como ríos.
Ni las ciudades rotas y latentes,
sólo por llanto y soledad cruzadas,
donde la muerte clava helados dientes,
candente plomo en lenguas maniatadas.
Ni los que igual que mechas van erguidos
con un temblor de corazón que late
y allanando praderas de gemidos,
pólvora ardiendo saltan al combate.
Ni el agua verde y el caballo oscuro.
Ni el viento que golpea la cintura.
Ni el hombre que se parte contra un muro
y se hace polvo y sangre en tierra dura.
Ni esos cuerpos de tierras y raíces,
que puebla un verde mar de venas rotas
y hundidos en el barro son felices,
clavados e indomables en sus botas.
Ni los jóvenes rudos, altos, fuertes,
sombras que a la victoria van unidas:
aún golpean la muerte con sus muertes
y hay clamores de pólvora en sus vidas.
Hay más. Hay más que las raíces y el espanto.
Más hondo que la sangre y que la sombra.
Más hondo que la Muerte, el agua, el llanto...
¡Sabed que hay más que lo que se oye y nombra!
Sabed, oid, sabed que en pura llama
se cruza un pueblo erguido a golpe duro:
¡laa voz de España humedecida clama
y en fuego y sangre abre hacia el futuro!
Pascual Plá y Beltrán
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