La dura represión que se inicio
en los momentos finales de la guerra y que se generalizó con la victoria en
1939 de las tropas franquistas se convirtió en una verdadera persecución y
acoso de los vencidos durante la primera posguerra. Ante esta situación una
minoría optó por huir al monte y permanecer ocultos aprovechando el
conocimiento del terreno y la colaboración de sus habitantes.
Estos grupos no tenían ningún planteamiento ofensivo hacia las
fuerzas del orden ni hacia los representantes del nuevo estado. Su actuación
consistía en esquivarlas, más que en provocar enfrentamientos.
El fenómeno de los huidos fue bastante intenso entre los años 1939
y 1942 especialmente en la zona centro y sur de España, mientras que en la zona
de Levante no se produce este hecho de forma significativa hasta la
"invasión del Valle de Aran" en 1944.
Considerando la existencia previa de estas partidas de gentes que
se refugian en el monte, podemos afirmar que la guerrilla antifranquista fue la
reorganización armada de una realidad anterior: la de los huidos al término de
la guerra. Esto quiere decir que no fue una guerrilla voluntaria, sino que
eran, muchos de sus componentes, luchadores a la fuerza, porque habían tenido
que escapar de los vencedores. Esto distingue, en alguna medida, la Guerrilla
española de la Resistencia europea contra el fascismo, además de que nuestra
guerrilla tuvo un signo mas defensivo que los movimientos de resistencia
europeos; aunque en ocasiones los guerrilleros realizaron ataques, la mayoría
de ellos tuvieron como finalidad la propia supervivencia.
Una vez organizados estos grupos de huidos por parte de los
guerrilleros llegados de Francia, en donde habían estado en los campamentos
llamados maquis o luchando con la Resistencia francesa, se siguió produciendo
la huida al monte de personas que no podían vivir en la España de la posguerra.
Muchos de ellos eran libertos provisionales, víctimas del acoso directo de la
Guardia Civil, que preferían huir a correr el riesgo de ser detenidos por
cualquier causa y volver a las cárceles. También los familiares o allegados de
estos guerrilleros acababan, a veces, marchándose al monte, ya que la Guardia
Civil los consideraba posibles enlaces con la guerrilla y podían, en cualquier
momento, ser detenidos y torturados.
Por otra parte, las fuentes franquistas han manipulado siempre los
motivos de huida a la sierra, basándose en supuestos crímenes y presentando a
los huidos como fugitivos de la justicia. Tal explicación carece de rigor
histórico. Sólo una minoría (ni siquiera un 10%) huyó por responsabilidades
penales. La mayoría huyó por responsabilidades políticas y por el acoso de la
represión. El hambre y la exclusión laboral fueron otros motivos de huida.
Muchos de estos guerrilleros, tanto los que llegaron de Francia
-enviados en su mayoría por el PC-, como los que se pueden considerar
"autóctonos" que actuaron en las inmediaciones de su lugar de origen
se unieron a la guerrilla por pura convicción política, por la creencia en una
posibilidad de vencer al fascismo en España como se estaba haciendo en la
Europa ocupada por Hitler.
Pero es, sobre todo, a partir de la formación en Francia de la
Agrupación de Guerrilleros Españoles y la invasión del Valle de Arán en 1944,
cuando los huidos fueron organizados en Agrupaciones Guerrilleras y tuvieron un
claro papel de luchadores contra el régimen de Franco.
12 preguntas sobre el maquis
La Biblioteca, 2003
Esta edición no venal, con fines pedagógicos y hecha para su
distribución entre el alumnado del Instituto de Enseñanza Secundaria Pablo
Serrano y el público asistente a las jornadas sobre el Maquis, rescatada, a
celebrar en Andorra del 29 de abril al 9 de mayo de 2003, se acabó de imprimir
visperas del 23 de abril, Dia de Aragón.
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