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2850. Romance de guerra a la 43ª División

Antonio Beltrán y oficiales de la 43ª División en la Bolsa de Bielsa


43ª División, orgullo de los leales,
con aire de pueblo en armas
dejas vacíos los valles.
Por encima de la muerte
supo erguirse en los combates
y a los tres meses de lucha
sin asistencia de nadie
contra malvados sin patria,
contra riscos y breñales,
contra látigos de hielo
y contra cuchillos de hambre
sale de España la buena,
de España la buena sale.
Cruzando está la frontera,
los heridos van delante,
detrás los niños,
detrás caminan las madres,
detrás marchan los ancianos
y detrás los militares;
primero van los soldados,
les siguen los oficiales,
su teniente coronel
es el último que sale.
La muerte lleva en el alma,
la vida en el rostro grave,
serena la faz altiva
y espíritu indomable.
Las sierras del Pirineo
llenas de nieve y sangre,
asombradas de su gesta
las gargantas entreabren
para dejarles camino
por entre verdes pinares
y asomándose a los picos
al verles pasar, la tarde
discute con la mañana
porque no quiere marcharse.
Los valles de Bielsa gimen
“¡Quién pudiera acompañarles!”
Responde el jefe, Beltrán,
irguiendo el membrudo talle:
“¡Note apures, Aragón,
que yo volveré a buscarte!”
La voz de El Esquinazau,
pregón de guerra en el aire,
resuena como una trompa
de Bernardo en Roncesvalles.


Antonio Agraz
Publicado en CNT de Madrid, el 18 de junio de 1938 













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