Lo Último

2880. Badajoz se entrega a los legionarios y a los “regulares” marroquíes / Badajoz está entregue aos legionarios e aos “regulares” marroquinos




(Traducción al castellano de Gabino Alonso)

Mario Neves

Frontera de Caía, 15 (por teléfono).- Soy el primer periodista portugués en entrar en Badajoz después de quedar la ciudad en manos de los rebeldes. Acabo de presenciar un espectáculo de desolación y pavor y que no se borrara fácilmente de mis ojos.

Ayer, al finalizar la tarde, en las proximidades de la ciudad fronteriza, se dejó de escuchar el pequeño cañón, lo que nos dió a conocer que la plaza estaba ya en las manos de los rebeldes. Un silencio trágico, un silencio de muerte, envolvía a distancia el caserío. Realizamos esfuerzos para poder entrar en la capital extremeña. Nadie nos quería acercar, por miedo a los legionarios, que aún debían estar bastante excitados por la victoria

De madrugada, en la frontera…

Hoy, a las dos de la madrugada, con dos periodistas franceses que se encontraban aquí, Marce Dany, de "Havas" y Jacques Berthet, de "Temps". Hicimos una tentativa para forzar la “consigne”. Atravesamos la frontera y hablamos con los carabineros del puesto español, que intentaron disuadirnos de nuestro propósito. Numerosos falangistas aguardaban también con sus coches la hora propicia para entrar en la ciudad. Un muchacho entusiasta de la causa nacional se prestó a conducirnos, pero su jefe se lo prohibió terminantemente.

Telefoneamos a todos los hoteles de Badajoz, con la esperanza de encontrar a alguno de nuestros camaradas, que venidos desde Sevilla, habrán entrado con las columnas de los rebeldes. La ciudad está de hecho, tomada, pero ningún periodista extranjero consiguió aún la autorización para acceder a sus viejas murallas.

Nos ponemos en comunicación con la Comandancia militar, que, después de numerosas solicitudes, nos conceden la deseada autorización.

Eran las tres de la madrugada, teníamos autorización para continuar, pero no disponíamos de un automóvil que nos llevase. La noche, a pesar de ser estrellada, estaba en oscuridad total. Intentar el viaje a pie era una temeridad inútil. Por eso decidimos esperar hasta la mañana.

Badajoz a la vista

Eran las nueve y media cuando conseguimos, finalmente, coger el primer automóvil de falangistas que partía para la ciudad.

Al entrar por la Puerta de Palma, los marroquíes estaban de centinelas, los falangistas que nos acompañaban nos sirvieron de salvoconducto.

Nos dirigimos inmediatamente a la Comandancia militar, en cuya recepción había un gran movimiento. Alterada después de días de sucesivos bombardeos, la población salió a la calle. Se ven banderas blancas en casi todas las ventanas. Las mujeres están vestidas de luto. Las calles presentan un aspecto desolador, llenas de destrozos de los bombardeos. Los camiones de las columnas rebeldes impiden el transito. Llegan cargados de material bélico y de ingeniería, para abrir trincheras, construir puentes y reparar carreteras.

Junto a la paredes de la Comandancia, la calle estaba salpicada de sangre

El aspecto de la ciudad

Recorremos la ciudad rápidamente. Los estragos causados por los bombardeos son importantes. Verificamos, sin embargo, que no hubo muchos incendios. Solo el Teatro Lópes de Ayala se encontraba completamente destruido por el fuego. Próximo a este, está el Hospital Provincial, donde cayeron algunas bombas de aviación que destruyeron varias salas. Me informan entre tanto, que los pacientes fueron desalojados de allí antes de comenzar los bombardeos.

Nos dirigimos enseguida a la plaza de toros, donde se concentraban los camiones de las milicias populares. Muchos de ellos estaban destruidos. Al lado se ve un carro blindado con la inscripción “Frente Popular. D. Benito. Nº 10“.

Este local fue bombardeado varias veces. En la arena aun quedan algunos cadáveres, lo que da a la plaza un aspecto macabro de teatro anatómico. Aquí y allí hay algunas bombas por explotar, lo que hace difícil y peligrosa una visita en profundidad.

Estamos ahora en la calle Ramón Albarrán, que es una de las más sacrificadas por el bombardeo aéreo. El edificio donde está instalado el "centro obrero" es ahora un cuartel de "Falange Española". Jóvenes falangistas armados vigilan la entrada.

Vamos andando hasta el barrio de San Andrés, un aglomerado de casas pobres, donde vivía gente humilde, y que fue uno de los que más sufrió los bombardeos aéreos. Las muros de algunas habitaciones aun se conservan en pie, pero los interiores de las viviendas están casi completamente destruidos.

Por entre las ruinas, removiendo montañas de destrozos, pobres mujeres recogen inútilmente sus enseres, gimiendo y llorando su desgracia.

¡Vean, vean, en que estados quedo nuestra casa!

Hiela el corazón ver a esa humilde gente, que se lamenta, con la mirada reflejando el pavor de la tragedia que acaban de vivir.

Junto a las murallas

Llegamos, finalmente a “Puerta Trinidad”, uno de los puntos por donde entraron ayer los legionarios, en un arranque memorable, que quedará en los anales militares del Tercio.

Las murallas están todas protegidas por sacos de arena, junto a los cuales se ven los centenares cartuchos de las balas que se dispararon, lo que demuestra que la resistencia estaba a la altura

Del ataque en valentía y tenacidad, algunos cadáveres aun no han sido retirados.

La catedral, en cuyas torres habían sido colocadas ametralladoras, está bastante dañada.  En la nave central, dos cadáveres aguardan aun sepultura.

En el palacio episcopal, donde estaba instalada la federación socialista, los estragos son también considerables. Otros edificios  sufrieron igualmente con el bombardeo, que durante tres días batió sin tregua la ciudad, abreviando así su inútil resistencia.

Como trascurrió el ataque

En la comandancia militar, somos recibidos amablemente por un capitán del tercio, que nos describe el ataque a la ciudad. Tres columnas tomaron parte en ella: una de "regulares” marroquíes, comandada por el teniente coronel Ascensio, otra de legionarios, al comando de Castejón  y otra de “regulares” comandada por De Oro. El teniente coronel Yagüe dirigió personalmente el ataque, que comenzó antes de ayer por la noche, intensificándose aun más ayer. De aquellas columnas, solo dos actuaron: la de Ascensio y la de Castejón. La otra se mantuvo en la retaguardia, para actuar ante cualquier eventualidad. Los hombres de Castejón entraron en la ciudad por el cuartel de Menacho, a través de una brecha en la muralla. La otra columna forzó la entrada también por una abertura que existe próxima a la carretera de Mérida. Fue esta la que tuvo más bajas.

La primera compañía que avanzó estaba constituida por 120 hombres. Los adversarios se defendieron como leones. Los legionarios dieron entonces una carga de bayoneta que es considerada como el reto más notable que el tercio ha realizado en toda su existencia. Fue una arrancada brillante, que llevo a la derrota de los últimos defensores de Badajoz.

Solo esta compañía tuvo 80 bajas, entre las cuales más de 25 resultaron muertos. De sus cinco oficiales, dos murieron y los tres restantes quedaron gravemente heridos.

Este ataque comenzó ayer a las 16.30 horas y se prolongó hasta cerca de las 19 horas. Las dos columnas que atacaron estaban compuestas cada una por dos “banderas” del tercio y por un “tabor” de regulares marroquíes, con un total de 2.500 hombres. Solo ayer estas dos columnas consiguieron reunificarse, pues avanzaban cada una por su lado.

Por el camino, se les juntaron varios “requetés” y numerosos falangistas, a los que era confiada la policía y guarda de las poblaciones que iban siendo tomadas.

Aviones sobre la ciudad

Poco antes del mediodía, cuando nos encontrábamos fuera de las puertas de la ciudad, próximos a un riachuelo que aun estaba llenos de cadáveres, se escucho el roncar de los aviones, a gran altura.

Sobre la ciudad. Los legionarios y los regulares, que ocupaban varios puntos fuera de la ciudad, se reunían rápidamente, a un toque vibrante de clarin.

Poco después, los aviones pasaban por encima nuestra, muy altos sobre el cielo azul, desplegando el terror sobre la población, Eran aviones gubernamentales que venían desde Madrid y que dejaban caer algunas bombas, sin resultados, porque ninguna dio en el clavo, perdiéndose en campos próximos, después de levantar grandes polvaredas de tierra y metralla.

Escuchando al coronel Yagüe

Estábamos de nuevo en la Comandancia, donde conseguimos llegar junto al teniente coronel Yagüe. Es un hombre alto, fuerte, de pelo grisáceo, que está visiblemente atareado, recibiendo constantemente notas de sus oficiales y dando ordenes rápidas.

Nos recibe de pie y nos indica que esta muy satisfecho con el resultado obtenido ayer por las fuerza a su mando. Y recalco: 

La acción del ejercito sublevado que ayer se desenvolvió a las puertas de Badajoz fue la más importante desde que empezó la revolución.

Le preguntamos si había muchos prisioneros, Nos respondió que si y nos informó que se  requisaron 3.000 escopetas de cañón largo, algunas ametralladoras y una pequeña batería de cañones

Y fusilamientos…,  dijimos nosotros. Hay quien habla de dos mil….

El comandante Yagüe mira para nosotros, sorprendido con esta pregunta, y declara:

No deben ser tantos.

¿Van a quedarse aquí mucho tiempo?

Mi deseo es partir para Madrid en cuanto pueda.

¿La campaña será larga ?

Con una sonrisa, termina sus breves declaraciones.

No, ellos corren mucho….

Más tarde, en torno a las 13.30, las campanas de la catedral repicaron y se escuchó el agudo sonido de una sirena. Eran dos aviones gubernamentales que se aproximaban, lo que obligó a la población a esconderse en los refugios. Estos sin embargo, cruzaron el cielo tranquilamente y alejaron sin dejar caer ninguna bomba.

Pero los “raids” no cesan. A las 15.30, nuevos aviones de Madrid volaron sobre la ciudad, volviendo a perderse a lo lejos sin dejar rastro.

Eran las 16.30 cuando conseguí regresar al Caía. Fue el nuevo alcalde de la ciudad, nombrado por el gobierno de Burgos, quien me facilito el trasporte. Quiso requisar un automóvil, pero no había ninguno requisable, providencialmente apareció un falangista que se ofreció para acercarme hasta la frontera donde telefoneo a toda prisa estas notas tomadas nerviosamente, que no conseguirán dar una idea real del espectáculo de desolación y del horror que vieron mis ojos.

Fueron pegados editoriales declarando el estado de guerra en todo el territorio de la provincia y determinando que quedan sujetos al código de justicia militar todos aquellos que intentaran alterar el orden u oponerse por cualquier medio a las decisiones de las autoridades.

Un gran silencio envuelve toda la ciudad, que acaba de sumirse en una tremenda pesadilla.



*


Mario Neves

Fronteira do Caía, 15. (Pelo telefone).- Sou o primeiro jornalista portuguès a entrar em Badajoz depois da queda da cidade em poder dos revoltosos. Acabo de presenciar um espectaculo de desolação e de pavór que não se apagará tão cedo dos meus olhos.

Ontem, ao fim da tarde, para os lados da cidade fronteiriça, deixo de se ouvir o canhoncio, o que nos levou ao conhecimento de que a praça aira nas mãos dos rebeldes. Um silencio tragico, um silencio de morte, envolvia a distancia o casario. Tentámos esforços para entrar na capital estremenha. Ninguem nos queria conduzir, com reccio dos legionarios, que deviam estar ainda bastante excitados pela vitoria.

De madrugada, na fronteira…

Hoje, ás duas horas da madrugada, com dois jornalistas franceses que aqui se encontram, Marce Dany, de “Havas”, y Jacques Berthet, de “Temps”. Fiz mais uma tentativa para forçar “consigne”. Atravessámos a fronteira conversámos com os carabineros do posto espanhol, que procuraram dissuadir-nos do nosso proposito. Numerosos falangistas aguardavam tambem com os seus carros a hora propicia para entrar na cidade. Um moço entusiasta da causa nacionalista prontificou-se a conduzir-nos, mas o chefe proibiu-lho terminantemente.

Telefonámos então para todos os hoteis de Badajoz, na esperança de encontrarnos alguns dos nossos camaradas que, vindos de Sevilha, alitivessem entrado com as colunas dos rebeldes. A cidade está, de acto, tomada, mas nenhum jornalista estrangeiro consguiu ainda autorização para transpór os suas velhas muralhas.

Poem-nos em comunicação com a Comandancia militar, que, ao cabo de muitas solicitações, nos concede a desejada autorização.

Eram trés horas da manhã. Tinhamos autorização para seguir, mas não tinhamos automovel que nos levasse. A noite, a-pesar-de estrelada, estava escura como breu. Tentar a viagem a pé era uma temeridade inutil. Por isso resolvemos aguardar até de manhã.

Badajoz á vista!

Eram nove e meia quando conseguimos, finalmente, tomar lugar no primeiro automovel de falangistas que ia partir para cidade.

A’ entrada, na Porta de Palma, os marroquinos estavam de sentinela. Servem-nos de salvo-conduto os falangistas que nos acompanham.

Dirigimo-nos mediatamente á Comandancia militar, em cujo largo fronteiro se nota grande movimento. Ennervada por alguns dias de sucesivos bombardeamentos, a população saiu para a rua. Véem-se bandeiras brancas em quasi todas as janelas. Passam mulheres vestidas de luto. As ruas apresentam um aspecto desolador, cheias de destroços do bombardeamento. Os camiões das colunas rebeldes impedem o transito. Vém carregados de material de guerra e de engenharia, para abrir trincheiras, construir pontes, reparar estradas.

Junto das paredes da Comandancia a rua está salpicada de sangue.

Conseguimos falar com o chefe falangista local, Agustin Caranda, que nos deu todas as facilidades para circular na cidade, pois nota-se ainda uma ceta confusão e há que contar sempre com uma surpresa.

O aspecto da cidade

Percorremos a cidade rapidamente. Os estragos causados pelo bombardeomento são importantes. Verificámos, no entanto, que não houve muitos incendios. Só o Teatro Lopez de Ayala se encontra completamente destruido pelo fogo. Proximo dele, está o Hospital Provincial, onde cairam algumas bombas de avião que destruiram varias enfermarias. Informam-me, no entanto, que os doentes foram retirados dali antes de começar o bombardeamento.

Dirigimo-nos em seguida á praça de touros, onde se fazia a concentração dos camiões das milicias populares. Muitos deles estão destruidos. Ao lado vé-se um carro blindado com a inscrição “Frente Popular. D. Benito. Nº 10“.

Este local foi bombardeado varias vezes. Na arena véem-se ainda alguns cadaveres, o que dá á praça um aspecto macabro de teatro anatomico. Ha ainda, aqui e acolá, algumas bombas por explodir, o que torna dificil e perigosa uma visita mais atenta.

Estamos agora na Calle Ramon Albarran, que foi uma das mais sacrificadas pelo bombardeamento aereo. No edificio onde estava instalado o “centro obrero”, é agora o quartel da “Falange Española”. Jovens falangistas armados guardam a entrada.

Vamos andando até ao bairro de Sanio André, aglomerado de casas pobres, onde vivia gente humilde, e que foi um dos que mais sofreram com os bombardeamentos aereos. As paredes dalguma habitações ainda se conservam de pé, mas os interiores das casas ficaram quasi completamente destruidos.

Por entre as ruinas, removendo himalaias de destroços, pobres mulheres procurm inutilmente os seus haveres, gemendo o chorando a sua desgraça.

Vejam! Vejam, em que estado ficou a nossa casa!

Corta o coração ouvir essa gente humilde, que se lamenta, com o olhar ainda apavorado da tragedia que acaba de viver.

Junto das muralhas

Chegamos, finalmente, a “Puerta Trinidad”, um dos pontos por onde entraram ontem os legionarios, numa arancada heroica, que ficará memoravel nos anais militares do Tercio.

As muralhas estão todas protegidas por sacos de arela, junto dos quais se véem centenas de capsulas das balas que se dispararam, o que demonstra que a resistencia estava á altura do ataque em valentia e em tenacidade. Alguns cadaveres ainda não foran retirados.

Sucedeu o mesmo na calle de S. Juan, proximo da qual foram passados pelas armas os milicianos que cairam em poder dos rebeldes.

A catedral, em cuja torre tinham sido colocados metralhadoras, está bastante danificada. Na nave central, dois cadaveres aguardam ainda sepultura.

Ha trés dias, quando a cidade começou a ser bombardeada, uma parte da população refugiou-se alt.

No palacio episcopal, onde estava instalada a Federação Socialista, os estragos são tambem consideraveis. Outros edificios sofreram igualmente com o bombardeamento, que durante trés dias bateu sem traguas a cidade, abreviando a sua resistencia inutil.

Como decorreu o ataque

Na Comaniancia militar, somos recebidos amavelmente por un capitão do Tercio, que nos descreve o ataque á cidade. Trés colunas tomaram parte nele: uma de "regulares” marroquinos, comandada pelo tenente-coronel Ascensio, outra de legionarios, sob o comando de Castejon e ainda outra de comandada por De Oro. O tenente-coronel Yague dirigiu superiormente o ataque, que começou ante-ontem á noite, mas que só ontem se intensificou. Daquelas colunas, só duas actuaram: a de Ascensio e a de Castejon. A outra conservou-se na rectaguarda, para qualquier eventualidade. Os homens de Castejon entraram ne cidade pelo quartel de Menacho, através duma brecha aberta na muralha. A outra coluna forçou a entrada tambem por uma abertura que existe proximo da estrada de Merida. Foi esta que teve mais baixas.

A primeira companhia que avançou era constituida por 120 homens. O adversario defendia-se como um leão. Os legionarios deram então uma carga á baioneta que é considerada por que o Tereto tem feito desde a sua todos a mais notavel que o Tercio tem feito desde a sua existencia. Foi uma arrancada brilhante, que levou de vencida os ultimos defensores de Badajoz.

Só esta companhia teve 80 baixas, entre as quais mais de 25 mortos. Dos seus cinco oficiais, dois morreram e os restantes trés ficaram gravemente feridos.

Este ataque començou ontem ás 16 e 30 e prolongou-se até cérca das 19 horas. As duas colunas que atacaram eram compostas cada uma por duas “banderas” do Tercio e por um “tabor” de regulares marroquinos, num total de 2.500 homens. Só ontem as duas colunas conseguiram juntar-se, pois avançavam cada uma por seu lado.

Pelo caminho, juntaram-se-lhes varios "requetés" e numerosos falangistas, aos quais era confiada a policia e a guarda das povoações que iam sendo tornadas.

Aviões sobre a cidade

Pouco antes do medo dia, quando nos encontravamos fora dos portas da cidade, proximo dum riacho que estava ainda juncado de cadaveres, ouviu-se o rncar dos aviões, a grande altura, sobre a cidade. Os legionarios e os regulares, que ocupavam varios pontos fora da cidade, reuniram-se á pressa, a um toque vibrante de clarim.

Dali a pouco, os aviões passavara sobre nós, muito aitos no ceu azul, espalhando o terror entre a população. Eram aviões governamentais que vinham de Madrid e que deixaram cair algumas bombas, sem resultado, porque nenhuma delas certou no alvo, perdendo-se nos campos proximos, depois de levantarem geiers de terra e de metralha.

Ouvindo o coronel Yagüe

Estamos de novo na Comandancia, onde conseguimos chegar até junto do tenente-coronel Yague. E’ um homem alto, forte, de cabelos grisalhos, que está visivelmente atarefado, receendo constantemente notas que os seus oficials lhe entregam e dando ordens rapidas.

Recebe-nos de pé e declara-nos logo que se encontra muito satisfeito com o resultado que as forças do seu comando conseguiram ontem.

A acção do exercito sublevado que ontem se desenvoiveu ás portas de Badajoz foi a mais importante desde que rebentou a revolução.

Preguntámos-lhe se havia muitos prisioneiros. Respondeu-nos que sim e informou-nos que se aprenderam 3.000 espingar das, algumas metralhadoras e uma pequena bataria de canhõnes de tajantaria.

E fuzilamentos…, dissémos nós. Ha quem fale em dois mil…

O comandante Yangue olha para nós, surpreendido com a pregunta, e declara:

—Ñao devem ser tantos.

Vão ficar aqui muito tempo?

O meu desejo é partir logo que possa para Madrid.

A campanha será longa?

Com um sorriso, que fech as suas breves declarações:

Não. Eles correm muito…

Mais tarde, por volta das 13 e 30, os sinos da catedral repicaram e ouviase o silvo agudo duma sereia. Eram mais dois aviões governamentais que se aproximavam, o que obrigou a população a esconder-se nos abrigos. Estes, porém, cruzaaram o ceu serenamente e afastaram-se sem deixar cair nenhuma bomba.

Mas os “raids” não cessam. A’s 15 e 30, novos aviões de Madrid voaram sobre a cidade, voltando a perder-se ao longe sem dar sinal de si.

Eram 16 e 30 quando consegui regressar ao Caia. Foi o novo alcalde da cidade, nomeado pelo Governo de Burgos, que me facilitou o transporte. A principio, quis requisitar um automovel, mas não havia nenhum requisitavel. Providencialmente, apareceu um falangista que se ofereceu para me conduzir á fronteira donde lhes telefono á pressa estas notas redigidas nervosamente, que não conseguirão dar uma idéa palida do espectaculo de desolação e de horror que os meus alhos viram.

Foram afizados editais declarando o estado de guerra em todo o territorio da provincia e determinando que ficam sujeitos ao Codigo de Justiça Militar todos aqueles que tentarem alterar a ordem ou opór-se, por qualquer meio ás determinações das autoridades.

Um grande silencio envolve ao longe a cidade, que acaba de acordar dum tremendo pesadélo.
















No hay comentarios:

Publicar un comentario