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2901. Las muchachas del Socorro Ro¡o Internacional recaudan diariamente en las calles de Madrid de diez mil pesetas

Muchachas postulantes, con los afiliados de la organización encargados de los distintos servicios de la Sección Este de Madrid
(Foto Vicente López Videa)



La lucha y el Socorro Rojo

A los pocos días de iniciarse el actual movimiento empezaron a verse en las calles de Madrid las muchachas del Socorro Rojo Internacional. Llevaban sobre el pecho una cartulina, en la que constaban su nombre y la Sección del Socorro a que pertenecían. En la mano, la metálica hucha. 

—Para los heridos, compañero. 

En aquellos primeros días eran pocas aún las muchachas que postulaban por las calles. Pero día a día se fueron viendo más. Hoy son ya más de doscientas, que realizan a lo largo da todo el día una infatigable labor. Se les ve en las calles, en los mercados, en el Metro, en el tranvía, en los espectáculos, en los comercios... 

—Compañero, para los heridos. 

El Socorro Rojo Internacional, que tenía ya una actuación constante y definida, se ha visto ahora obligado a intensificar esa acción. La guerra lo exigía. Muchos de sus militantes hubieron de ir a la campaña. Los que quedaron aquí, los que fueron volviendo, se dedicaron fervorosamente a la tarea de organizar el auxilio que hiciese más suave el dolor de la guerra. Había que atender a los heridos, y a las familias de las víctimas, y a los niños que quedaban abandonados. Y a ello se lanzaron por las calles de Madrid esos dos centenares de muchachas —cartulina sobre el pecho y en la mano la metálica hucha—, cuyo mejor afán es ser las primeras en la recaudación. 


En la Sección Este 

—Nosotros —nos dicen en la Sección Este del Socorro— llevamos muy pocos días actuando: nueve solamente. Estaban en el frente los directivos de esto, y por ello se retrasó la labor organizadora de nuestra Sección. En esos nueve días hemos obtenido una recaudación total de 15.794 pesetas. Es decir, una recaudación media de más de mil setecientas pesetas diarias. Tenga usted en cuenta que se llega a esta cifra a través en general, del donativo menudo, de la perra casi siempre. Nos parece, a juzgar por lo conseguido en los pocos días que llevamos organizados, que nuestra Sección es la que más se mueve entre las de Madrid. 

Nos facilita estos datos sobre la organización Miguel Sanz, el secretario de la entidad. Con él colabora entusiásticamente la señorita Rafaela González, que lleva la administración interna de la Sección Este, y que es militante del Socorro desde hace tiempo. 

Esta Sección Este del Socorro Rojo se halla instalada ahora en el palacio —sobriedad, buen gusto— que en la calle de Lista tenía el marqués de Urquijo. En la planta baja se ha montado una pequeña oficina. Cerca, una mesa, sobre la que se vuelca el contenido de las huchas, cuando regresan las postulantes, para contar lo recaudado y distribuirlo según la clase de moneda. Se utiliza también la cocina para comedor de las muchachas postulantes. El resto del palacio no se utiliza, y sus muebles y objetos de arte se cuidan celosamente. 


Dinero, ropas, muebles... 

—Además —dicen— del donativo en dinero que se recoge en las calles, tenemos el donativo que se nos hace directamente a nuestro local. Las huchas son, claro, para la cosa menuda, para el perreo... Los que aquí nos entregan son donativos de más importancia. Al que quiere, se le da un recibo por la cantidad entregada. Vea usted la lista de hoy: uno de veinticinco pesetas, otros de quince, éstos de cinco... Hay también quien nos da mantas, sábanas, colchones, camisas... Hoy precisamente nos han ofrecido una cama, y esta tarde iremos a recogerla. 


"Las jabatas del Socorro" 

Más de treinta muchachas son las encargadas de la postulación en la Sección Este del Socorro. Son casi siempre chicas que tienen a sus padres o a sus hermanos en el frente y que quieren de este modo contribuir desde la retaguardia a la lucha. 

—Hay en todas ellas —dice Miguel Sanz, el secretario de la organización— el estímulo de ser más que las compañeras en la recaudación. Su mejor alegría es saber que han traído más dinero que las otras. La «campeón» es hasta ahora una muchacha muy joven, Ángeles Lázaro. Sólo en la mañana de hoy, desde las diez hasta la una, nos ha traído ciento treinta y ocho pesetas con veinte céntimos. 

He aquí algunas de las muchachas que más lucidas recaudaciones obtienen en la misma Sección; Carmen Corral, Felicidad Castejón , Amparo Sanz, Carmen García, Felisa Fraile, Lucía Sánchez, Concepción Gómez, Anita García... Empiezan su trabajo alrededor de las diez de la mañana, y están hasta la una. Comen en el local de la Sección, y a las cuatro reanudan la tarea, hasta las ocho, aproximadamente. Cuando tienen llena la hucha, van al local social, donde aquella es abierta y vaciada, para contar y contabilizar su contenido. Y una vez hecha esta operación, otra vez a la calle. 

Rivalizan las muchachas en entusiasmo y actividad. «Las jabatas del Socorro», las llaman muchos y se llaman ellas a sí mismas. El equipo que opera en la barriada de Ventas es acaso el que bate el record de esa infatigable actividad. 

El público las atiende y las trata, en general, muy bien. Claro es que hay alguna excepción. Pero éstas son —justo es decirlo— contadísimas. Algunas postulantes se atreven a subir a los pisos, y hay vecinos que las invitan a pasar y las obsequian. Hace muy pocos días, por ejemplo, en un hotelito, el dueño pidió a la muchacha que llegó con la hucha del Socorro, su nombre y el teléfono de la Sección. Cuando ella se fué, el hombre llamó por teléfono al Socorro, comprobó que la muchacha estaba, en efecto, autorizada, y envió inmediatamente cincuenta pesetas.


La acogida popular a las postulantes 

El comercio acoge igualmente muy bien a las chicas del Socorro. Hay tiendas en las que no les admiten los vales para recoger, por ejemplo, «monos»; les dan éstos gratuitamente. Un comerciante de la calle del Humilladero les dio hace unos días jerseys. En las pastelerías les invitan. Y todo ello además del donativo para la hucha. 

La recaudación diaria que vienen a obtener todas las muchachas de las organizaciones del Socorro es de ocho a diez mil pesetas. Los días mejores son, claro, el sábado y el domingo; por la mayor concurrencia popular en las calles, en los cafés y en los espectáculos. Todo el dinero recaudado se destina a los hospitales de sangre que sostiene el Socorro, a los familiares de las víctimas, a los que luchan en el frente —envíos de víveres y ropas—, a los niños... En estos días, la Sección Este ultima la organización de una cocina de guerra que irá al frente abundantemente provista y con todo el personal necesario. Se trabaja también en la preparación de algunos festivales, entre ellos una corrida de toros, para la que ya se cuenta con ofrecimientos de gran interés. Toda una labor amplia y fervorosa, a la que prestan su colaboración incansable esas muchachas que en las calles madrileñas se os acercan, con una cartulina prendida al pecho y una hucha en la mano. 

—Para los heridos, compañero. 


J.M.A. 
Mundo Gráfico, 26 de agosto de 1936







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