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3180. Milicias gallegas

Guerrilleros incansables

El 8 de agosto, unos hombres gallegos, obreros en su mayaría, con un joven capitán retirado, vuelto para esto al servicio y al margen de todos los grupos regionales constituidos, se incautaban del círculo llamado Liberal-Demócrata y le ponían este gran cartel: "Alistamiento de Milicias Gallegas". El 16 de septiembre, poco después de cumplirse el mes, salía para el frente el primer batallón completo, lleno del mejor entusiasmo del ansia bélica que anima al pueblo. 

—¿Y qué entrada tuvimos! —cuenta el capitán—. Nos mandaron a un frente de diez y seis kilómetros para nosotros solos. Pero ¡qué bien respondió la gente! Son niños, igual que niños, y se baten con ese ardor y esa ilusión de buenos luchadores. 

Ya le habían dado muestra de su entusiasmo desde que aprendían la instrucción. 

—Lo que no me ha pasado nunca —cuenta el capitán—. Les tenia arriba y abajo, por los desmontes de la Ciudad Universitaria y pensaba: "Estarán cansados". ¡Pues todavía me pedían más despliegues y más defensa de trincheras! 

En cuanto se constituyó el Comité, con representaciones de partidos de izquierda y organizaciones obreras, comenzaron a acudir gentes a montones. Campesinos casi todos; segadores, la mayor parte. 

—Como los que siguen llegando para la formación del segundo batallón, que va muy adelantado. 

Tantas gentes iban a buscar cuartel desde los primeros días, que el Radio Comunista del Oeste se lo cedió generosamente. 

En él —un edificio amplísimo— están, y allí han instalado toda clase de servicios, hasta un taller, servido por alegres muchachas, del que han salido ya más de mil "monos", otras tantas bolsas, muchos tahalíes, banderas y banderines. 


Una valiente miliciana

Pues a propósito de muchachas, el capitán me habla de una de las milicianas que forman en el Batallón. 

—También gallega, porque aquí todos lo somos..., menos yo, que soy más que gallego, por estar casado allí... Esperanza Rodríguez se llama. 

—iQué valiente! ¡Es una cosa seria! Y mire usted que yo, con ocho años que estuve en Regulares, sé lo que es una cosa seria ... La mejor en el combate, la más animada siempre, la que primero se lanza, la más incansable ... 

—En uno de los combates se ha estado once horas de pie, disparando. Con eso está dicho todo. 


Buenos luchadores

Sigue el capitán: 

—Yo, de mis hombres, estoy bien contento. Van adonde se les mande, luchan como el primero ... Y vienen a alistarse de los campos sobre todo; la mayoría son segadores, que les cogió la guerra trabajando en tierras de Castilla. En seguida se imponen en su trabajo militar, tan distinto al que han ejercido siempre. ¡Y es el entusiasmo, que les hace poner los cinco sentidos en la instrucción que les enseñamos! A veces, se presenta entre ellos mismos el que "sirvió" ya y se presta de seguida a enseñar lo que le quedó en la memoria a pequeños pelotones de compañeros. Entre ellos mismos, a pesar de ser buenos camaradas se vigilan. En el puente de Guadarrama, delante de mi, le preguntó uno a otro, después de una acción: "Oye: ¿tú dónde has estado, que no te he visto?" "Mira donde he estado", contestó el otro, enseñándole el machete ensangrentado, con el que había atravesado a un moro. 

El capitán termina su relación. 

—Y lo que más me agrada de ellos es saber que en todas partes se comportan así. Las compañías que no podían estar conmigo han vuelto siempre con su certificado de haber peleado como leones donde quiera que hayan estado. 


Estampa, 10 de octubre de 1936






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