Lo Último

3175. Rebelión

Huyendo de un bombardeo franquista en Tortosa (Tarragona)


Serán las madres quienes digan: Basta. 
Esas mujeres que acarrean siglos
de laboreo dócil, de paciencia, 
igual que vacas mansas y seguras
que tristemente alumbran y consienten 
con un mugido largo y quejumbroso
el robo y sacrificio de la cría.

Serán las madres todas rehusando 
ceder sus vientres al trabajo inútil 
de concebir tan sólo hacia la fosa.
De dar fruto a la vida cuando saben 
que no ha de madurar entre sus ramas. 
No más parir abeles y caínes.
Ninguna querrá dar pasto sumiso 
al odio que supura incoercible 
desde los cuatro puntos cardinales.

Cuando el amor con su rotundo mando 
nos pone actividad en las entrañas
y una secreta pleamar gozosa
nos rompe la esbeltez de la cintura 
sabemos y aceptamos para el hijo 
un áspero destino de herramienta, 
un péndulo del júbilo a la lágrima. 
Que así la vida trenza sus caminos 
en plenitud de días y de pasos
hacia la muerte lícita y auténtica, 
no al golpe anticipado de la ira.

¿Por qué lograr espigas que maduren 
para una siega de ametralladoras?
¿Por qué llenar prisiones y cuarteles?
¿Por qué suministrar carne con nervios
al agrio espino de las alambradas, 
bocas al hambre, sombras al espanto?

¿Es necesario continuar un mundo 
en que la sangre más fragante y pura 
no vale lo que un litro de petróleo,
el oro pesa más que la belleza,
y un corazón, un pájaro, una rosa
no tienen la importancia del uranio? 


Ángela Figuera Aymerich
Leopoldo de Luis, Poesía Social, 1982                       








No hay comentarios:

Publicar un comentario