Otra vez España es el
campo de batalla entre antagonismos irreconciliables. Dos Españas chocan y se
debaten una vez más: una que es la expresión de su suelo, y otra que intenta de
nuevo invadir sus tierras. La España del Cid libertador, la que supo enviar a
Cristóbal Colón como emisario del progreso, la España popular con que Riego
soñaba hace ya cien años, la que produjo a Ramón y Cajal para la ciencia de la
Humanidad y la que con Cervantes, Góngora, el Greco, Goya, Valle-Inclán, Manuel
de Falla, Pablo Picasso y centenares de genios dió con creces su cuota para el
arte mundial; el Estado republicano de Manuel Azaña, las obreras de Largo
Caballero y la Pasionaria; la España de los héroes de la Ciencia, del Arte y la
Libertad ha sido agredida en mitad de su camino ascendente por la falsa España
de los Austrias, de Torquemada y la Inquisición de Femando VII, el rey felón y
verdugo de América; de los Borbones nauseabundos, de los jesuítas Calvo Sotelo
y Gil Robles; la de los generales africanos sedientos de sangre, como Mola,
Franco y Cabanellas y el beodo Queipo de Llano; del bandolerismo fascista,
desencadenado por la Legión Extranjera, y de Juan March, el banquero
contrabandista.
De un lado vemos flamear
la libertad, vemos el horizonte del porvenir, el orden popular, la organización
consciente el derecho de la paz, la justicia y la cultura. Del otro, la tiranía
obcecada, los oscuros abismos del pasado, el pillaje insaciable, el dogmatismo
enceguecido, los gérmenes de una nueva guerra mundial, la devastación de las
poblaciones, las ciudades ensangrentadas por millares de asesinatos, los
hospitales ametrallados, las iglesias y los tesoros de arte convertidos en
cuarteles, la vida sofocada y el porvenir destrozado.
Hoy que España es de nuevo
el campo de batalla entre el pasado y el porvenir, hoy que en ella luchan a
muerte dos principios opuestos: el fascismo y la libertad, hoy que nuestra
España es nuevamente el corazón de la humanidad, es más España que nunca.
Como nunca también sentimos que su sangre es nuestra sangre y su lenguaje es el
nuestro; su historia es la historia de nuestra existencia, y repudiamos a los
que, en nuestro propio país, desde la tribuna, la Prensa o los cargos públicos,
se suman a las hordas de la Legión Extranjera. Por eso estamos contra el
fascismo internacional, que alimenta a la rebelión antiespañola, y nos
colocamos junto a los que desde cualquier país u organización, extienden su
brazo para apoyar al pueblo español. Por eso nosotros, intelectuales de Chile,
reunimos nuestras distintas voces, nuestras varias opiniones y nuestra acción
dispersa, para colocamos de parte de la España siempre joven, que una vez más
renace, y que exaltada, herida y ensangrentada, escribe nuevas páginas para la
historia del progreso. Por eso, impedidos materialmente de sumarnos a sus
heroicas Milicias de la Libertad, ofrecemos nuestra voz, le ofrecemos nuestros
corazones y recogemos para Chile su ejemplo fecundo.
Augusto D'Halmar
Vicente Huidobro
David Cruz Ocampo
Pablo de Rokha
Ricardo Latcham
Mariano Latorre
Luis Alberto Sánchez
Víctor Domingo Silva
Januario Espinosa
Carlos Préndez Saldías
Joan Emar
Marta Brunet
Anibal Bascuñán
Hernán Gazmuri
Lorenzo Domínguez
Hernán del Solar
Ángel Cruchaga
Manuel Eduardo Hübner
Boris Orjikhs
Marta Vergara
Jorge Caballero
Carlos Sepúlveda Leytón
Eugenio Orrego Vicuña
Rosamel del Valle
Winett de Rokha
Laura Rodig
Gerardo Seguel
y siguen numerosas
firmas.
Pubicada en Ahora, 18 de
enero de 1937
No hay comentarios:
Publicar un comentario