Desde el comienzo de la guerra se planteó a la República la
necesidad de realizar una labor de propaganda que, con distintos matices y
diversos propósitos, diese una imagen viva y candente del momento,
estimulando a la lucha y al trabajo, afirmando nuestra fe en la victoria y
tratando, en fin, por un lado, de encauzar y orientar todas las fuerzas
latentes del pueblo español en lucha contra el fascismo, y por otro, presentar
ante el extranjero la faz limpia de la verdad y la exposición serena de
nuestros motivos y propósitos en esta contienda. Mucha propaganda se ha hecho
ya, y más es preciso realizar todavía. Pero no se trata sólo de cantidad, sino
de calidad y tono, de nobleza y hondura en la intención. La propaganda debe
estar, en lo posible, libre de partidismo, tener un sentido verdaderamente
popular y nacional. Esta ha de ser, por tanto, labor del Gobierno
especialmente.
Una propaganda bien dirigida al interior, una buena
propaganda para nosotros mismos, no deberá sólo ser vistosa, sino también firme
y auténtica: verdadera.
Y siendo verdadera, será verdaderamente eficaz. Una buena
propaganda significa explicar bien el porqué de nuestra lucha, por qué y para
qué luchamos. Y esta conciencia de nuestros propios anhelos y deberes es, en el
fondo, la moral, el todo en las guerras. Y en el extranjero, en la medida que
sea eficaz nuestra propaganda, esto es, en la medida en que seamos certeros, en
la medida que demos en el blanco con nuestros disparos, será eficaz la opinión
que se decida a nuestro favor y el apoyo que ésta nos prestará en consecuencia.
Dentro y fuera, atendiendo al sentido real de las cosas, lo mismo que al
sentido moral, que tanto debe importamos, es necesaria una propaganda limpia,
inteligente, verdadera y eficaz. El Gobierno ha atendido esta importante
cuestión creando el Ministerio de Propaganda, que, apenas iniciado en sus
tareas, realiza ya, aparte de la labor diaria y callejera, un buen trabajo de
propaganda con alto sentido de oportunidad en el propósito, buscando una
eficacia última, lenta tal vez, pero decisiva.
Hora de España
Valencia, enero 1937
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