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3321. Negociaciones con Franco

Pier Paolo Pasolini, José Agustín Goytisolo y Salvador Clotas recorren el cementerio de Montjuïc, sobre las barracas de Can Tunis. 
Autor desconocido. Coleción Julia Goytisolo y UAB



¿Qué hay en el sol
que cubre el cementerio
de Barcelona?

Nada, pero entre el andaluz,
entre el andaluz y el sol,
sí hay un vínculo antiguo.

Su alma se separó de él
y vino a instalarse
bajo el Cementerio de Barcelona.

¡Un alma puede hacerse castellana
y un cuerpo permanecer andaluz
bajo el mismo sol!

Se dice que almas africanas
han llegado a convertirse en blancas,
y no por voluntad del Señor.

(Cuando a ningún señor de Barcelona
marchado a Andalucía
se le ha vuelto negra el alma.)

Antes de hacerse castellana
el alma debe aprender el catalán
dentro de un cuerpo andaluz.

Dichoso pues quien aprende el valón,
porque su cuerpo está en el sol,
en el gran sol del mundo.

Pero aquí se pasa de un sol a otro,
y entre el catalán y el andaluz
solo está el ojo del castellano.

Sí, entre el andaluz y el francés
está el sol de los soles,
no el sol de un cementerio.

Cuando él habla castellano, 
mientras aprende el catalán,
da el alma a cambio de unas pocas pesetas.

No a cambio de la razón,
como el árabe o el negro
bajo el sol de Lille o Pigalle.

Una barraca a cambio de un alma,
un montón de tugurios a cambio de un montón de almas,
una lumbre prendida bajo el sol.

¡Sol de Cataluña! 
¡Lumbre de Andalucía!
¡Garrote de Castilla!

Tierra de España,
¿a qué esperas bajo el sol
que no es nada más que sol?

Un viaje de mil horas
para encontrar un cementerio
y un puñado de barracas.

Es necesario venir a España
para ver el silencio
de un hombre que solo es un hombre.


Pier Paolo Pasolini

Círculo de Bellas Artes de Madrid, 2005







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